Más de 180 incendios forestales han destruido mil 358 hectáreas en Kenia este año (Imagen Ilustrativa Infobae)

El crecimiento de la población humana y los efectos del cambio climático están poniendo en riesgo los espacios naturales en Kenia, un país que depende en gran medida del turismo de vida silvestre como fuente de ingresos.

Aunque los esfuerzos de conservación han permitido la recuperación de varias especies amenazadas en las últimas dos décadas, la pérdida de hábitats continúa siendo una amenaza crítica para la biodiversidad del país, según informó la agencia de noticias Associated Press (AP).

De acuerdo con el medio, una de las estrategias clave para mitigar este problema son los corredores de vida silvestre, áreas de conexión entre hábitats que permiten el libre movimiento de los animales y reducen los conflictos entre humanos y fauna.

Estas iniciativas no sólo benefician a las especies, sino que también contribuyen al equilibrio de los ecosistemas.

Un modelo de conservación

Lewa Wildlife Conservancy alberga el 14% de los rinocerontes negros que quedan en el país (Imagen Ilustrativa Infobae)

Uno de los proyectos más destacados en la creación de corredores de vida silvestre es el de Lewa Wildlife Conservancy, situado a unos 260 kilómetros al norte de Nairobi, la capital de Kenia.

Estos corredores son redes de hábitats interconectados que permiten el libre movimiento de los animales y ayudan a reducir la fragmentación del ecosistema, una de las principales amenazas para la biodiversidad.

Administrado por una organización sin fines de lucro, este santuario ha expandido su territorio en los últimos años con el propósito de unir el bosque de Monte Kenia con las tierras de pastoreo del norte del país, facilitando así la migración de especies y promoviendo la conservación de la fauna.

Lewa alberga el 14% de los rinocerontes negros que quedan en Kenia, además de otras especies como leones y cebras. Durante una visita reciente al lugar, AP reportó que se estaba llevando a cabo un censo anual de vida silvestre, un proceso que incluye el conteo manual de cada animal con la participación de equipos terrestres y aéreos.

Dominic Maringa, jefe de conservación y vida silvestre en Lewa, explicó que este censo es fundamental para monitorear las especies más amenazadas.

“Todo esto es un esfuerzo para asumir la responsabilidad de contabilizar cada especie que se encuentra en Lewa, especialmente las más críticamente amenazadas y en peligro”, afirmó.

Crecimiento de las poblaciones animales y sus implicaciones

El ecosistema Tsavo-Amboseli es crucial para los elefantes, pero está bajo presión humana (Imagen Ilustrativa Infobae)

El aumento en las poblaciones de animales en Lewa refleja el éxito de las iniciativas de conservación. Según cifras proporcionadas por la organización, la población de elefantes en el santuario creció de 350 individuos en 2014 a más de 450 en 2024. Un crecimiento similar se ha observado en los rinocerontes blancos y negros, especies que atraen a numerosos visitantes.

Sin embargo, este incremento también plantea nuevos desafíos. Maringa destacó que el aumento de animales ejerce presión sobre los ecosistemas y requiere mayores esfuerzos para proteger los hábitats y expandir los corredores de vida silvestre.

“Como conservacionistas, tienes que observar estas tendencias, relacionarlas con el cambio climático, con las personas y con el conflicto entre humanos y vida silvestre”, señaló.

A nivel nacional, las autoridades de Kenia han reportado un crecimiento significativo en las poblaciones de varias especies. Según datos del Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS, por sus siglas en inglés), el número de elefantes pasó de aproximadamente 16 mil en la década de 1980 a casi 37 mil en 2024.

Los rinocerontes negros, que en los años 90 eran menos de 400, ahora superan los mil. Asimismo, las cebras de Grevy, una especie en peligro crítico, han alcanzado los 2 mil ejemplares, mientras que la población de leones se sitúa en alrededor de 2 mil 600.

No obstante, este éxito se ve amenazado por el crecimiento de la población humana, que ha pasado de 22 millones en 1989 a más de 55 millones en 2025. Este aumento ha llevado a una mayor urbanización y a la fragmentación de los corredores de vida silvestre, dificultando el movimiento de los animales y aumentando los conflictos con las comunidades locales.

Corredores bajo presión

La población humana en Kenia creció de 22 millones en 1989 a más de 55 millones en 2025 (Imagen ilustrativa Infobae)

El KWS ha instado a las conservas privadas y a los propietarios de tierras a abrir corredores de vida silvestre para facilitar el movimiento de los animales. También se están llevando a cabo esfuerzos de translocación para redistribuir especies en ecosistemas menos poblados.

Sin embargo, algunos corredores clave enfrentan serias amenazas. El ecosistema Tsavo-Amboseli, en el sur de Kenia, es un área protegida crucial para la migración de elefantes, pero las actividades humanas están limitando cada vez más el movimiento de la fauna.

De manera similar, el corredor de Kitengela, que conecta el Parque Nacional de Nairobi con las praderas del sur, se ha fragmentado debido al desarrollo de asentamientos humanos e infraestructura.

Además de la urbanización, el cambio climático y los incendios forestales agravan la situación. Según el Servicio Forestal de Kenia, desde principios de este año se han registrado más de 180 incendios que han destruido más de mil 358 hectáreas de vegetación en todo el país.