El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, ha pedido a la comunidad internacional y ante el cuerpo diplomático acreditado en la capital, Kinsasa, sanciones contra Ruanda por su presunto apoyo al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) en el repunte de la violencia en el este del país.
«RDC nunca se someterá a presiones de actores externos que intentan imponer condiciones contrarias a nuestros intereses y nuestra soberanía. Nunca dejaremos de reafirmar nuestra posición; el diálogo con un grupo terrorista como el M23 es una línea roja que nunca cruzaremos», ha aseverado el mandatario, según recoge la emisora financiada por Naciones Unidas en el país, Radio Okapi.
El jefe de Estado congoleño ha implorado a la comunidad internacional que tome medidas concretas para poner fin a las hostilidades en el este de RDC.
También ha destacado que el supuesto respaldo de Ruanda al M23, confirmado, según ha dicho, en un informe de las Naciones Unidas publicado en diciembre de 2024, representa una grave violación de la soberanía de RDC.
Tal y como señala el presidente, dicho informe ofrece «pruebas sólidas» sobre la presencia de miles de soldados ruandeses en el territorio congoleño y su participación en la explotación ilegal de los recursos naturales del país.
Además, ha rechazado cualquier diálogo con el M23 ya que sería «legitimar sus actos ilegales». «Cualquier intento de normalizar o legitimar a este criminal constituye un insulto a la memoria de las víctimas y una afrenta a los principios fundamentales del derecho internacional», ha explicado.
Estas declaraciones tienen lugar después de que el M23 anunciara la toma del control de la ciudad de Masisi (o Masisi-centro), capital del territorio homónimo en la provincia de Kivu Norte, en el este del país, poco después de que el Ejército recuperara la localidad, en el marco de los combates de los últimos días en la zona.
Los últimos combates estallaron a pesar de la frágil tregua mediada en agosto por Angola entre las partes, en medio de las acusaciones cruzadas entre el Ejército y el M23 sobre violaciones del pacto y las duras críticas de Kinsasa contra Kigali por su respaldo al grupo armado e incluso el despliegue de militares en su territorio.
El M23 es un grupo rebelde integrado principalmente por tutsis congoleños que lanzó una nueva ofensiva a finales de 2022, tras el conflicto entre 2012 y 2013, que se saldó con un acuerdo de paz. Por su parte, Ruanda acusa a RDC de reprimir a los tutsis congoleños con apoyo de grupos armados como las FDLR y otras milicias locales.
La situación ha provocado una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su apoyo al grupo, haciendo temer un conflicto a gran escala. Kigali, por su parte, acusa a Kinshasa de reprimir a los tutsis congoleños con apoyo de grupos como las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio de 1994 en Ruanda.