En mayo último, en las vísperas del comienzo del Festival de Cannes 2024, Thierry Frémaux se sumó a quienes ya manifestaban en ese momento sus inquietudes sobre la actualidad de la industria audiovisual en nuestro país. “El cine argentino no está en una situación fácil porque el gobierno decidió recortar los subsidios, la ayuda financiera. El cine es un arma de defensa y de valoración del espíritu de un país, y también un arma económica”, había dicho en ese momento el hombre fuerte de la muestra más importante del calendario cinematográfico anual.
Ahora, de paso por Buenos Aires como todos los años para esta fecha, Frémaux ratifica ante LA NACIÓN esas preocupaciones, aunque siempre con la cautela que caracteriza a una figura que además de su influencia como programador y gestor artístico se mueve en múltiples ámbitos como un sagaz político.
“No vine a hablar de la situación política o económica de la Argentina, no me corresponde hacerlo. Pero sigo sosteniendo lo que dije el año pasado: en la bandera y en el sentimiento de una nación siempre están la cultura y el cine. Y no tiene sentido detener o destruir algo de tanto valor. El cine argentino es tenido en cuenta en todo el mundo. Hay que sostenerlo”, señaló Frémaux, de nuevo entre nosotros para acompañar y presentar, como lo viene haciendo desde hace quince años, una selección con su firma de los mejores títulos de Cannes en el cine Gaumont.
Esta vez, a diferencia de los años anteriores, no tendremos una semana completa de Cannes en Buenos Aires, sino todo este fin de semana, entre el viernes y el domingo. Tres de los cinco títulos programados por Frémaux (Emilia Pérez, As We Imagine as Light y The Seed of the Sacred Fig) se exhibirán casi de manera simultánea con el Festival de Mar del Plata.
“Esta vez vamos a estar solo tres días por un tema técnico y de disponibilidad de la sala, pero debo decir que ya no tenemos la colaboración financiera con el Incaa que nos había permitido hasta ahora hacer este festival. Pero decidimos mantenerlo y hacernos cargo desde Cannes de todos los costos porque queremos estar presentes. Pudimos haber llevado el festival a Montevideo, donde, como sabés, se mudó Ventana Sur, el mercado más importante fuera de Cannes que creamos hace una década aquí en la Argentina. Veremos cómo se da este evento en un nuevo contexto, pero yo quería mantener la existencia de este festival en Buenos Aires. Para mí es muy importante”, dice Frémaux desde un salón del hotel de Puerto Madero que cada año utiliza como alojamiento y cuartel general en sus visitas.
-¿Qué es lo que más valora de esta muestra que lo trae una vez por año a Buenos Aires?
-Cada función está llena de gente y cada año la gente me dice que es muy valioso que Cannes esté presente en Buenos Aires. Pudimos haber llevado este festival a Montevideo, pero preferimos mantener la fidelidad con el público argentino, que es de ida y vuelta. Nosotros con la audiencia y la audiencia con nuestras películas. Mi presencia además creo que es la prueba de nuestro deseo de sostener al cine argentino en un momento difícil.
-Usted dijo que no quiere pronunciarse sobre el estado de la política y la economía de la Argentina, pero al mismo tiempo nos dice que su presencia funciona también como una suerte de pronunciamiento frente a la actualidad.
–Cuando nos encontremos dentro de tres años no quisiera que el tema de conversación sea la desaparición del cine argentino. La amenaza es muy grande. Y el camino me parece muy peligroso, sobre todo porque si hay algo muy propio de la Argentina, es su cine. Pero también es un tema global. El mundo no anda bien. ¿Y por qué el cine va a andar en un mundo así? Necesitamos contar en todas partes con las voces de los artistas.
-El programa de películas que usted va a presentar en el Gaumont tiene una característica: incluye una serie de títulos que se revelaron en Cannes y que ahora están entrando con fuerza y chances muy visibles en la temporada alta de premios en Hollywood.
-Es que este año fue increíble y frágil al mismo tiempo. Tres semanas antes del anuncio de la sección oficial yo no estaba seguro de nada. Las otras secciones de Cannes ya estaban definidas a partir de la convicción y la fuerza de sus directores, y también a la presencia del cine del mundo. Pero para la competencia oficial tenía miedo de no contar con cosas buenas después de un 2023 increíble. Por suerte los títulos aparecieron. Ahí tiene usted el ejemplo de La sustancia.
-Que a partir de Cannes se convirtió en un fenómeno mundial, también en la Argentina.
-Como usted sabe, el cine de género es un cine apoyado en la puesta en escena, un cine que confía en sus propios medios de expresión, en su lenguaje. Y La sustancia tiene todo eso. Su lugar natural y original es, por supuesto, el de las proyecciones de medianoche, pero como cinéfilo que soy y seguidor del cine de género me pareció que valía la pena arriesgarse. El cine en el fondo es la suma de todos los cines posibles: el grande y el pequeño, el cine de autor y los blockbusters de Hollywood. Los clásicos y las películas populares.
-¿Por qué dice que la industria está atravesando un momento de fragilidad?
-Estamos un poco mejor que en 2019, pero el Covid fue un momento muy duro que amenazó la existencia propia del cine. Las salas estaban cerradas y las plataformas fueron una respuesta a esa situación. Lo que ahora sabemos es que el cine es una forma de arte muy especial, determinada por una particularidad: que se ve en una pantalla grande. Hoy tenemos a Taylor Swift llenando la cancha de River y eso está muy bien, pero no es lo mismo que escuchar una ópera. Y cada función de cine es como una función de ópera. Un momento único.
-¿Usted sigue confiando en el cine?
-El deseo de ver películas en pantalla grande es el arma del futuro. El otro día volví a ver Titanes del Pacífico, una obra maestra de Guillermo del Toro. Cuando se vuelve a ver en una pantalla grande no envejece, sigue viva. Verla en un cine no es lo mismo. Por un lado, tenemos que educar el ojo de las nuevas generaciones. Pero a la vez mi sensación es que los jóvenes nos van a ayudar para recuperar el respeto por la experiencia del cine en las salas, como lo hicieron con el vinilo.
-El futuro es posible entonces, según su visión.
-Acabo de terminar mi segunda película como director sobre el cine de Lumière. Usted recordará que la primera, La aventura comienza, la presenté aquí en Buenos Aires, en Gaumont. Ahora llega L’Aventure continue [La aventura continúa]. Se estrena en 2025, que coincide con los 130 años del cine. Más películas de Lumière veo y más pienso que el cine es un arte lleno de ética, porque de las imágenes surgen ideas y a partir de allí nos preguntamos qué historias podemos contar con ellas.
-¿Qué significa Lumière para usted?
-Lumière inventó el cine cuatro veces a partir del 19 de marzo de 1895. Primero llegó la técnica, después el arte, más tarde el público y por fin las salas. Y el cine a partir de Lumière se reinventó con cada nueva década. La selección de Cannes que hicimos este año es una muestra. Y el público fue clave, porque de alguna manera también el público inventó al cine. Lumière decidió ofrecer este nuevo arte al público y ese mismo público fue quien le dio éxito. Hacer un evento como el que vamos a compartir de nuevo en el Gaumont tiene que ver mucho con eso, con la presencia masiva del público y su participación. Eso es lo que más se parece al cine, según lo entiendo.
-¿Le tiene miedo a la llegada de la inteligencia artificial?
-Está dentro de nuestro mundo, sin duda. Me acuerdo de las discusiones que se plantearon entre lo digital y lo analógico en su momento. Vuelvo a Lumière: en sus películas no había ni un efecto especial. El cine mudo tenía ese tipo de efectos, pero de manera natural. Ahora hasta las películas de autor tienen algún efecto de ese tipo. Es un tema importante el de la inteligencia artificial, pero lo veo parecido a la literatura. Quizás se escriban en el futuro libros con inteligencia artificial, pero siempre voy a preferir la inteligencia humana.
La programación del ciclo completa
Entre mañana, viernes 22, y el domingo 24, en el cine Gaumont, Rivadavia 1635, se proyectarán por primera vez cinco películas de la competencia oficial de Cannes 2024, con selección, presentación y comentarios de Thierry Frémaux antes de cada función.
El ciclo comenzará este viernes, a las 20, con Emilia Pérez (Francia), de Jacques Audiard, ganadora del Premio del Jurado y del premio a la mejor actriz, compartido esta vez por Karla Sofia Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gomez y Adriana Paz.
La doble función del sábado se abrirá a las 19 con All We Imagine as Light (India), de Payal Kapadia, ganadora del Gran Premio del Jurado, y seguirá a las 22.15 con Parthenope (Italia), de Paolo Sorrentino.
El cierre será el domingo con otras dos películas. A las 19, la ganadora de la Palma de Oro 2024, Anora (Estados Unidos), de Sean Baker. Y a las 22.15, The Seed of the Sacred Fig (Alemania), de Mohammad Rasoulof, ganadora del Premio Especial del Jurado.