El territorio mexicano se encuentra sobre cinco placas litosféricas, cuyos límites son zonas de intensa actividad geológica. Según el Servicio Geológico Mexicano (SGM), la mayor parte del país se asienta sobre la placa Norteamericana, mientras que la península de Baja California pertenece a la placa del Pacífico. En el litoral del Pacífico convergen la microplaca de Rivera, la placa de Cocos y la placa del Caribe, cuya interacción provoca sismos y actividad volcánica.
La placa de Cocos es la principal responsable de los sismos en México, ya que se encuentra en un proceso de subducción bajo la placa Norteamericana. Este movimiento genera acumulación de energía que, al liberarse, provoca terremotos de diversa magnitud. Dicha dinámica es característica del Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las regiones sísmicamente más activas del mundo.
El sismo de magnitud 5.0 registrado el 3 de marzo frente a las costas de Chilca, Perú, es un ejemplo de la constante fricción entre placas tectónicas en esta zona. Este tipo de eventos suelen generar preocupación en México, ya que la actividad sísmica en el Pacífico puede estar relacionada con los procesos de acumulación y liberación de energía que afectan al país.
¿Temblará en México por la actividad de la placa de Nazca?
De acuerdo con el Instituto Geofísico del Perú (IGP), la interacción entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana es la principal causa de los sismos en países como Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Esta placa oceánica, ubicada en el Pacífico oriental, se hunde lentamente bajo la placa continental sudamericana en un proceso de subducción, generando acumulación de esfuerzos que, al liberarse, provocan terremotos de diversas magnitudes.
Si bien la placa de Nazca forma parte del Cinturón de Fuego, este cinturón abarca diferentes regiones sísmicas, cada una con sus propias dinámicas tectónicas. México se encuentra en una zona afectada por otras placas, principalmente la de Cocos y la de Rivera, que se subducen bajo la placa Norteamericana y son responsables de la mayoría de los sismos en el país.
Por lo tanto, la actividad sísmica en la placa de Nazca no tiene repercusiones en México. Aunque ambos territorios comparten el Cinturón de Fuego del Pacífico, sus fuentes de sismicidad son distintas y no están conectadas entre sí.
¿Cuáles son los límites de la falla de Nazca?
La placa de Nazca está rodeada por varios límites tectónicos. Al norte, se encuentra limitada por la placa de Cocos, que interactúa con la placa de Nazca en un proceso de subducción en la zona de contacto entre ambas. En la misma región, al noroeste, también hace frontera con la placa del Caribe, formando un complejo sistema de interacciones tectónicas en el océano Pacífico.
En el este, la placa de Nazca se encuentra con la placa Sudamericana, lo que genera una continua fricción y subducción en la zona de contacto. Al sur, se limita con la placa Antártica, en una región donde las dinámicas tectónicas también juegan un papel importante en la actividad sísmica.
Por último, al oeste, la placa de Nazca está bordeada por la placa del Pacífico, que cubre gran parte de la zona oceánica del Pacífico oriental. Estos límites de la placa de Nazca definen su comportamiento geológico y la intensa actividad sísmica en la región.
El impacto de la placa Nazca en sudamérica
De acuerdo con el sitio web del colectivo Chile Científico, la placa de Nazca subduce a una tasa de entre 6 a 8 cm al año desde hace unos 25 millones de años. En la región sur, cerca de la isla Juan Fernández, la subducción es más plana, lo que explica la menor actividad volcánica en esa área. Sin embargo, en el norte de Chile, la subducción es más activa, lo que no permite la acumulación de sedimentos, dando lugar a formaciones como la fosa de Atacama, una profunda depresión en las costas.
La subducción en el sur presenta un comportamiento diferente, siendo más lenta y permitiendo la acumulación de sedimentos. Estos sedimentos se comprimen debido a la presión de la placa de Nazca al hundirse, lo que genera un margen acumulativo. Además, a medida que la placa de Nazca se hace más vieja hacia el norte, se vuelve más densa y pesada, lo que facilita su hundimiento y la entrada de sedimentos a mayores profundidades. Estos procesos geológicos no solo causan terremotos, sino también la formación de volcanes a lo largo de la cordillera de los Andes.