Los temas de los que Dina Boluarte no habló durante su mensaje presidencial ante el Congreso. Infobae Perú.

La agencia de calificación Fitch Ratings advirtió sobre el “frágil equilibrio político” que enfrenta Perú, señalando que los desafíos de gobernabilidad podrían extenderse más allá de las próximas elecciones en 2026. Según el último informe de la agencia, el riesgo de inestabilidad permanece latente debido a un Congreso y un Ejecutivo que “siguen atrapados en un incómodo punto muerto”. No obstante, Fitch mejoró la perspectiva del país de negativa a estable, manteniendo la calificación en BBB debido a factores como la sólida liquidez externa y el marco disciplinado de políticas económicas, que han logrado mantener la estabilidad macroeconómica.

Equilibrio político y estabilidad hasta 2026

Según Fitch, la continuidad de la presidenta Dina Boluarte en el poder ha sido posible gracias a alianzas con partidos de derecha, una situación que la agencia considera favorable para la estabilidad política en el corto plazo, reduciendo las posibilidades de un adelanto electoral. Sin embargo, la agencia destacó que el clima político actual es un “frágil equilibrio” que puede resultar en desafíos de gobernabilidad prolongados.

En este contexto, Fitch indicó que la estabilidad en el Perú está limitada por factores como “la gobernanza débil, el ingreso per cápita bajo y los indicadores sociales rezagados”, que se encuentran por debajo de la media de los países con calificación BBB. Además, subrayó que el Perú sigue dependiendo en gran medida de sus exportaciones de productos básicos, lo que lo hace vulnerable a fluctuaciones en los mercados internacionales.

Proyecciones económicas y recuperación en sectores clave

A pesar de los retos en el ámbito político, Fitch Ratings proyecta una recuperación económica para el próximo año. Después de una contracción del PIB del 0,6 % en 2023, la agencia espera un crecimiento del 3 % en 2024, impulsado principalmente por la recuperación en las industrias agrícola y pesquera, así como por un impulso en la producción de cobre, el principal mineral de exportación del país. La agencia también prevé que el crecimiento se verá beneficiado por el apoyo al consumo privado, en parte debido a un nuevo retiro de pensiones aprobado recientemente y a una reducción de la inflación.

“La formulación de políticas sólidas ha respaldado la recuperación económica este año y ha preservado una amplia estabilidad macrofinanciera”, aseguró la agencia en su informe. Esta estabilidad ha permitido que el Perú mantenga su calificación en BBB, gracias a factores como la liquidez externa fuerte y un marco de políticas disciplinado. Fitch explicó que el crecimiento económico también será impulsado por la finalización de grandes proyectos de infraestructura, como el nuevo aeropuerto de Lima, y por una demanda global favorable de minerales, lo que contribuirá a la recuperación.

Sin embargo, la agencia también indicó que la incertidumbre política sigue siendo un obstáculo para la recuperación de la inversión privada, la cual se mantendría en un crecimiento moderado, en torno al 2,5 % anual en los próximos dos años. Esto refleja una tendencia de los inversionistas a ser cautelosos ante el panorama político volátil en el país.

Deuda, gestión fiscal y limitantes en la calificación

Fitch señaló que, aunque la gestión fiscal en Perú se ha debilitado y es probable que algunos objetivos fiscales no se cumplan, se espera que la deuda en relación con el PIB se mantenga estable y en niveles relativamente bajos. La agencia reconoció que las calificaciones de BBB están respaldadas por el “historial de estabilidad macroeconómica y un marco de políticas disciplinado” del Perú, que han sido claves para que el país mantenga una estructura macrofinanciera estable.

A pesar de estos puntos fuertes, la agencia subrayó que la calificación está limitada por varios factores, entre ellos la “alta dependencia de las exportaciones de productos básicos y una baja base de ingresos gubernamentales”. Esto significa que la economía peruana sigue siendo vulnerable a los cambios en los precios internacionales y que el gobierno tiene recursos fiscales limitados para hacer frente a situaciones adversas. Además, los indicadores sociales y el ingreso per cápita se mantienen por debajo del promedio de los países con la misma calificación, lo que restringe aún más el potencial económico de largo plazo.

Fitch también advirtió sobre ciertos “riesgos a la baja” que podrían afectar la economía peruana, entre ellos una inestabilidad política prolongada, eventos meteorológicos que podrían impactar sectores como el agrícola y un crecimiento global menor al esperado que reduciría la demanda externa de las exportaciones peruanas.

Apoyo de Moody’s a la perspectiva estable

De forma similar a Fitch Ratings, la agencia calificadora Moody’s también cambió en septiembre la perspectiva económica de Perú de negativa a estable, argumentando que las reformas políticas impulsadas en el país ofrecen una mayor estabilidad institucional a mediano plazo. Según Moody’s, “la adopción de reformas políticas alivia las preocupaciones de mediano plazo sobre la estabilidad institucional que podrían haber pesado de manera duradera sobre la gobernabilidad”.

Moody’s coincidió en que la perspectiva estable de Perú refleja una menor preocupación por los riesgos políticos internos, aunque advirtió que aún quedan pendientes desafíos de gobernabilidad. Las dos agencias coinciden en que la situación actual depende en buena medida de la capacidad del país para mantener un equilibrio político y fortalecer sus instituciones.