Hay tensión entre el Gobierno, empresarios y trabajadores por lo que será el aumento del salario mínimo para 2025. El cronograma ya está pactado, pero aún no se conocen las cifras que pondrán sobre la mesa cada una de las partes, teniendo en cuenta el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación, y la productividad laboral, principalmente, indicadores que dará a conocer el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
No obstante, una de las cifras que se especula, y que sería propuesta por los trabajadores es del 15%, es decir, $195.000.
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La misma ya generó un intenso debate sobre sus potenciales repercusiones económicas. Este incremento inesperado podría tener un impacto muy importante en diferentes sectores de la economía nacional, algo que ya dejó claro el propio ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, que recomendó una subida del 6,2%, teniendo en cuenta la situación del país, en la que sobresale un alto índice inflacionario (5,41% anual en octubre), todavía lejos de la meta del Banco de la República, del 3%, así como una alta tasa de interés (9,75%) y un dólar alto (por encima de los $4.400).
Lo bueno y lo malo de un aumento del 15%
Al respecto, el abogado especializado en derecho laboral Alejandro Antúnez proporcionó un análisis en el que se denota lo bueno y lo malo de que esta sea la cifra que se establezca para el alza de la remuneración, que en la actualidad es de $1.300.000 y con dicha cifra lo dejaría muy cerca del $1.500.000, exactamente, en $1.495.000.
Según él, tales cambios tienen la capacidad de “mejorar considerablemente el poder adquisitivo” de los trabajadores, al tiempo que también presentan desafíos para la sostenibilidad empresarial. Antúnez comentó a RCN Radio que “si el aumento del salario mínimo supera el 15%, los trabajadores tendrían un alivio significativo en su poder de compra”.
Desde el punto de vista de los trabajadores, un incremento salarial de esta magnitud podría permitir a muchas familias mejorar el acceso a productos y servicios esenciales, lo que impacta de manera positiva su calidad de vida. Este efecto se produciría gracias a un aumento en el poder adquisitivo. Aseguró que un mayor ingreso disponible podría traducirse en una mayor capacidad de consumo, beneficiando también a sectores como el comercio y la pequeña industria. Sin embargo, es necesario evaluar las implicaciones sobre el tejido empresarial del país.
El futuro de las pequeñas y medianas empresas
Para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, la situación se pondría más difícil. El experto explicó que “un aumento demasiado alto podría ser muy difícil de absorber” para algunas de ellas, lo que incrementaría sus costos operativos y, en casos extremos, podría amenazar la viabilidad económica. Esta situación podría llevar a cierres de negocios o reducciones de personal, lo que afecta el mercado laboral y la estabilidad económica general.
En cuanto a los desafíos macroeconómicos, un aumento del salario mínimo también podría impactar de manera negativa la competitividad de ciertos sectores al elevar los costos de producción. En un ambiente de inflación y búsqueda de estabilidad económica, es importante encontrar un equilibrio que beneficie tanto a los trabajadores como a las empresas.
Según el experto, “es fundamental lograr un equilibrio que permita mejorar las condiciones de los trabajadores sin comprometer la viabilidad de las empresas”.
Diálogo respetuoso
Sobre la negociación, la ministra del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, dijo que el diálogo respetuoso y concentrado permitirá encontrar la mejor cifra de incremento al salario mínimo para la economía del país, pero sobre todo para garantizar una calidad de vida digna para el trabajador y su familia.
Además, manifestó que los avances económicos que hoy tiene Colombia deben contribuir a la búsqueda de mejoras en la calidad de vida de los y las más pobres y vulnerables. “Estamos en un contexto nacional de reactivación económica, con un crecimiento del PIB del 2%; el empleo aumentó en 107.000 trabajadores/as; una reducción del desempleo hasta alcanzar un 9,1%, la tasa más baja desde 2015; una reducción leve de la informalidad a nivel urbano y rural”, indicó la funcionaria.
Cronograma de negociaciones
El cronograma establecido por las partes incluye varias fechas importantes:
- 3 de diciembre: se presentará el informe de productividad, una variable crucial para determinar el aumento salarial.
- 4 de diciembre: discusión de la cifra de productividad.
- 9 de diciembre: se evaluará el dato de inflación, que también influirá en la decisión final sobre el incremento del salario mínimo.
- 11 al 13 de diciembre: presentación de propuestas e intento de concertación.
- 16 de diciembre: presentación de salvedades en caso de no alcanzar un acuerdo.