Hace una década, el escritor nacido en Leningrado Gary Steynheart (1972) había contado en el desopilante Pequeño fracaso la travesía que lo llevó a él y su familia de la URSS a Estados Unidos, donde se consagró con libros tan exitosos como Absurdistán.

Alex Halberstadt (Moscú, 1970), compañero de generación, tiene una historia similar. En Jóvenes héroes de la Unión Soviética. Memorias y cuentas pendientes también hace un repaso de la historia familiar en ese país extinto –y que le resulta ajeno–, pero sale a enfrentarse con la historia haciendo un viaje de regreso para tomarle el pulso a sus pesadillas recurrentes.

Steynheart era desolado, costumbrista y humorístico. Halberstadt es desolado, no le falta humor, pero el terror –vía la historia familiar– adquiere otra carnadura. Los traumas heredados son la madeja narrativa a partir de la que se desarrolla la trama. El libro deriva a las memorias de infancia en un departamento moscovita en los años 70 (el padre, admirador de Occidente, sin embargo, no se irá a Nueva York con el chico de nueve años y su madre), las migraciones de su familia judía en el pasado e incluso el formidable descubrimiento de que su abuelo trabajó para Laventri Beria en la policía secreta y llegó a ser guardia personal de Stalin (un abuelo que, al ser interrogado por Halberstadt in situ, le tiembla todavía la voz al recordar al dictador).

Jóvenes héroes de la Unión Soviética es una memoria personal que se dedica a realizar, con espíritu novelístico, los ajustes de cuentas que corresponden con el pasado.

Jóvenes héroes de la Unión Soviética

Alex Halberstadt

Impedimenta

Trad.: Jon Bilbao

344 páginas

$ 27.900