(Desde Washington, Estados Unidos) Cuando la Casa Blanca analiza recortar los fondos que aporta para sostener a la Organización de Estados Americanos (OEA), el canciller de Surinam Albert Randim será elegido mañana como secretario General del foro regional con los votos del Caribe, el respaldo de Brasil y México, y la anuencia de la administración Trump.
Randim siempre contó el respaldo de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que son 14 votos inexpugnables. Se necesitan 18 para acceder a la Secretaría General de la OEA, y el canciller de Surinam desplegó una silenciosa estrategia para sumar otros países que le permitirían suceder a Luis Almagro.
Rubén Ramírez, canciller de Paraguay, asumía que Brasil, Argentina y Uruguay jugarían a favor, y creía que la administración Trump avalaría su nominación por su perspectiva geopolítica: apoya a Israel, cuestiona a China y sostiene que es inevitable abrir una transición democrática en las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
“Estados Unidos considera a Paraguay y Surinam como dos aliados de Estados Unidos. No hay diferencias al respecto”, comentó Mauricio Claver-Carone a Infobae. El enviado especial de Trump para América Latina tiene llegada directa al presidente de Estados Unidos, conoce la región, y su opinión pesa al momento de fijar la agenda de la Casa Blanca.
La posición oficial de Claver Carone reformuló la competencia entre Ramírez y Randim, que aparecía alejado de la administración republicana y flexible al momento de condenar la sistemática violación a los derechos humanos que comete Nicolás Maduro desde el Palacio de Miraflores.
Ramírez se sorprendió con la postura de Claver-Carone; Ramdin agradeció sin alaraca.
La posición de Claver-Carone debilitó la candidatura de Paraguay, y aceleró una movimiento político que en secreto ejecutó Lula da Silva, presidente de Brasil. Lula se había comprometido con Santiago Peña -mandatario paraguayo- en respaldar la nominación del canciller Ramírez, pero a pocos días de la elección quebró su palabra y se puso al lado de Randim.
Brasil tiene tanto peso regional que sumó a Uruguay -que también había dicho en reserva que apoyaba a Ramírez-, Colombia, Chile y Bolivia.
Da Silva se reunió con Yamandú Orsi, Gustavo Petro, Gabriel Boric y Luis Arce en la previa de la asunción del presidente de Uruguay, y allí se pusieron de acuerdo para sumar esfuerzos y definir la llegada de Randim a la secretaria General de la OEA.
Dos días después del cónclave en Montevideo, la Cancillería de Brasil emitió un comunicado oficial anunciando que Da Silva, Boric, Petro y Orsi apoyaban a Randim, obteniendo así una victoria geopolítica que no estaba en sus cálculos.
“Ramdin, con su vasta experiencia en diplomacia”, está en una posición única para abordar los retos contemporáneos de nuestros países ofreciendo una perspectiva fresca que refleje las realidades y aspiraciones del Caribe y América en su conjunto”, señaló el Palacio Itamaraty.
Era game over para Ramírez, que siempre fue apoyado por Peña.
El presidente del Paraguay reunió a sus principales asesores y definió un comunicado oficial que exhibía -con afilado wording diplomático– su malestar político con Da Silva y Yamandú, que habían comprometido su voto para Ramírez.
“En los últimos días y en forma abrupta e inexplicable el Paraguay fue informado por países amigos de la región, con quienes compartimos un espacio e historia común, que modificaron su compromiso inicial con nuestra país y decidieron no acompañar finalmente la propuesta del Paraguay, afirmó Peña en su comunicado.
Y añadió: “El Paraguay, a lo largo de su rica historia, ha sido un país que siempre ha basado sus posiciones en dichos elevados principios y valores, y no renunciará a los mismos por una elección o coyuntura particular.”
Randim mañana será electo por una amplísima mayoría, y hacia adelante tendrá una agenda compleja por la posición de Estados Unidos frente a la OEA.
El secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial para América Latina, Mauricio Claver, consideran que el foro regional ha cumplido su ciclo histórico y que para la Casa Blanca es mucho mejor las relaciones bilaterales que los organismos multilaterales.
En este contexto, los planes de Estados Unidos oscilan desde cercenar su aporte presupuestario -básico para que funcione la OEA- hasta forzar su traslado institucional a un tercer país de América Latina. En cualquiera de los dos casos, o las variables intermedias, el foro regional perderá su peso geopolítico.
Con esta perspectiva, es un interrogante aun si Randim aceptará las eventuales condiciones que se dicten desde el Departamento de Estado o avalará una posible ofensiva diplomática encabezada por Brasil, México y Colombia.
Final abierto.