Los incendios sin precendentes que han arrasado con barrios enteros y siguen avanzando en el condado de Los Ángeles, en Estados Unidos, han causado la muerte de 11 personas. Y se teme que la cifra aumente conforme se revisan las miles de viviendas reducidas a escombros.
Este sábado las autoridades informaron que hay 13 personas más desaparecidas, y empezaron la búsqueda con perros de rescate en las zonas afectadas.
Las autoridades afirman que la identificación de las víctimas puede llevar varias semanas, ya que, debido al estado de los cuerpos, los métodos tradicionales, como la toma de huellas dactilares y la identificación visual, pueden no ser suficientes.
Victor Shaw
Victor Shaw murió tratando de proteger su casa del fuego en Altadena, municipio situado al norte de la ciudad de Los Ángeles y donde avanza uno de los dos incendios más grandes, bautizado Eaton.
El cuerpo del hombre de 66 años fue encontrado al borde de la calle que da a su propiedad, con una manguera de jardín en la mano, según la cadena de televisión KTLA. La vivienda había pertenecido a la familia desde hace casi 55 años.
Shaw vivía en la casa con su hermana menor, Shari, quien contó a los medios que había tratado de llevárselo de allí el martes por la noche, cuando ordenaron la evacuación de la zona.
Sin embargo, Victor se negó, argumentando que quería luchar contra el fuego. La mujer aseguró a KTLA que ella tuvo que huir porque “las brasas eran muy grandes y volaban como si fuera una tormenta de fuego”. “Voy a extrañar mucho hablar con él, bromear, viajar… Lo echaré muchísimo de menos”, le dijo a CBS News. “Lamento que haya tenido que morir así”.
Anthony Mitchell y su hijo Justin
Anthony Mitchell y su hijo Justin murieron en su casa de Altadena mientras trataban de escapar de las llamas, aseguró su familia. Hajime White declaró al diario The Washington Post que recibió una llamada de su padre, de 67 años, quien le dijo alarmado: “¡El patio está ardiendo!”.
Mitchell era un vendedor jubilado de 67 años que había sufrido una amputación. Vivía con su hijo Justin, un joven de unos 20 años con parálisis cerebral. Otro de los hijos de Mitchell, Jordan, que también vivía con ellos estaba en aquel momento hospitalizado por una infección.
White explicó que recibió con mucho pesar la noticia del fallecimiento de Mitchell y Justin: ”Es como si me hubiera caído encima una tonelada de ladrillos”. Mitchell era padre de cuatro, abuelo de 11 y bisabuelo de 10.
Rodney Nickerson
Rodney Nickerson murió en su casa de Altadena, según su hija, quien dijo que su padre creía que el incendio “pasaría de largo”. Kimiko Nickerson declaró a KTLA que su padre había comprado la propiedad en 1968 y ya tenía décadas de experiencia lidiando con incendios y sus consecuencias. “Sentía que no iba a pasar nada”, aseguró Nickerson, y por eso decidió permanecer en su casa.
Lo último que su padre le dijo fue: “Estaré aquí mañana”
Rory Callum Sykes
El australiano Rory Callum Sykes, de 32 años, falleció en el incendio que arrasó con el área residencial de Pacific Palisades el martes, según informó su madre, Shelley Sykes, en una publicación en X.
Shelley aseguró que se encontraba con su hijo -que tenía parálisis cerebral- en su finca de siete hectáreas en Malibú, otra de las zonas afectadas, durante el incendio.
Se encontraba en una de las edificaciones de la propiedad, tratando él mismo de sofocar las llamas. “Tengo el corazón roto”, dijo.
Rory nació ciego y tenía dificultades para caminar, pero fue capaz de recuperar la vista y aprender a andar con la ayuda de cirugías, llegando a convertirse en un “orador inspiracional”.
Su madre declaró al canal australiano 9News que no pudo levantarlo del suelo porque tiene un brazo roto.
Erliene Kelley
La familia de Erliene Kelley, de 83 años, se enteró a última hora del jueves de que la mujer se encontraba entre las víctimas, reportó el diario Los Angeles Times.
Una nieta de Kelley, Briana Navarro, dijo que su abuela se había mostrado “inflexible” ante la posibilidad de evacuar su vivienda en Altadena, porque ninguno de los incendios anteriores había llegado nunca hasta allá.
Fue el jueves por la noche cuando la familia supo que las autoridades habían encontrado un cadáver entre los escombros de la casa.
Habían pasado más de 48 horas desde la última vez que Navarro tuvo noticias de su abuela.