El gobierno de Estados Unidos ha acusado formalmente a José Ángel Canobbio Inzunza, alias “El Güerito”, de 44 años, como uno de los operadores clave en la organización criminal de Los Chapitos, la facción del Cártel de Sinaloa liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Con vínculos estrechos con Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Canobbio habría dirigido operaciones de seguridad, planeación de rutas de narcotráfico y redes de distribución de fentanilo, cocaína y metanfetamina a nivel internacional. Las autoridades lo señalan también como responsable de “Los Chimales”, un grupo armado de protección de la facción.
Según documentos judiciales dados a conocer este jueves por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Canobbio Inzunza desempeña un papel central como “asesor principal, teniente y jefe de seguridad” de Iván Archivaldo Guzmán, quien justo ahora libra la guerra contra La Mayiza en Sinaloa.
Desde la captura de “El Chapo” Guzmán en 2016, sus hijos asumieron el control de una fracción significativa del Cártel de Sinaloa, lo que generó pugnas internas con antiguos socios y otros líderes del cártel, como Ismael “El Mayo” Zambada. En este escenario, Canobbio ha sido un hombre de confianza esencial para los hijos de Guzmán, consolidando su influencia en la estructura criminal.
Los documentos presentados en el Distrito Norte de Illinois señalan que Canobbio coordinaba actividades logísticas y de seguridad como jefe de “Los Chimales”, un grupo armado de élite que protege a la facción de Los Chapitos. Esta célula tiene antecedentes de enfrentamientos con facciones rivales y ha sido fundamental para Los Chapitos en el control territorial en Sinaloa. Aunque este grupo armado fue originalmente liderado por Francisco Javier Zazueta Rosales, alias “Pancho Chimali”, Canobbio asumió el control después de la muerte de Zazueta en 2017, fortaleciendo el brazo armado de Iván Archivaldo.
La reciente acusación del Departamento de Justicia sostiene que Canobbio Inzunza ha sido un actor clave en la fabricación y tráfico de drogas sintéticas, en particular de fentanilo. En este sentido, ha facilitado la creación y el suministro de versiones falsificadas de oxicodona y otros opiáceos, conocidas como “M30”, que contienen fentanilo y han sido distribuidas en varios estados del territorio estadounidense.
Esta operación de tráfico se ha traducido en una expansión importante para la facción de Los Chapitos, quienes habrían consolidado un flujo constante de narcóticos de alta demanda en el mercado estadounidense.
Las investigaciones apuntan a que Canobbio coordinaba una compleja red de distribución transfronteriza desde México hacia Estados Unidos, usando conexiones y rutas que él mismo ayudó a diseñar. Su experiencia empresarial y su dominio del inglés, sumados a contactos internacionales, lo convirtieron en uno de los “cerebros” operativos de la organización.
Canobbio: ¿el sucesor natural?
Diversas fuentes y testimonios recabados por la periodista Anabel Hernández y reflejados en su libro “La historia secreta: AMLO y el Cártel de Sinaloa”, así como en su podcast Narcosistema, sugieren que Canobbio es uno de los personajes más preparados para heredar el control de Los Chapitos.
Su cercanía con Iván Archivaldo Guzmán, así como su rol de organizador estratégico en las operaciones del cártel, lo posicionan como un posible sucesor si el liderazgo de Iván y Alfredo Guzmán se viera amenazado.
La guerra interna que atraviesa el Cártel de Sinaloa ha incrementado las tensiones entre facciones y, en particular, con el grupo de Zambada, generando interrogantes sobre la estabilidad de la facción de Los Chapitos.
Canobbio Inzunza ha mantenido un perfil relativamente bajo, pero las autoridades de EEUU ahora lo consideran un objetivo prioritario. De ser capturado, enfrentaría una sentencia de cadena perpetua.
Los testimonios de excolaboradores y rivales internos indican que Canobbio no duda en usar la violencia extrema para proteger los intereses del cártel y sus rutas de tráfico.
Testigos han descrito su estilo operativo como implacable, dispuesto a eliminar cualquier obstáculo, incluso cuando esto puede llevar a la pérdida de vidas de civiles como mujeres y niños. Este enfoque ha reforzado su influencia en Sinaloa, donde mantiene contactos con funcionarios locales y utiliza su red de sobornos para asegurar protección contra las autoridades.
En el ámbito social y cultural, su notoriedad ha sido reflejada en narcocorridos que aluden a su alias “El Güerito,” reforzando su imagen de respeto y poder en las comunidades vinculadas al cártel. Esta reputación es también un indicativo del control que ejerce sobre su territorio y de su capacidad de reclutar y dirigir a un grupo leal de colaboradores en sus operaciones de tráfico y protección.
La acusación contra Canobbio Inzunza es parte de una operación más amplia liderada por la Fuerza de Tarea Antidrogas contra el Crimen Organizado (OCDETF, por sus siglas en inglés), un esfuerzo multiinstitucional destinado a identificar, desarticular y desmantelar redes de narcotráfico. La operación cuenta con la colaboración del FBI, la agencia de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y otras agencias de Estados Unidos. Este enfoque integrado ha resultado en la presentación de cargos y órdenes de arresto en varios distritos federales, incluyendo el Distrito Norte de Illinois y el Distrito Sur de California.
El Departamento de Justicia confirmó que el abogado litigante Kirk Handrich y los fiscales federales adjuntos Andrew Erskine, Michelle Parthum y Matthew Sutton están a cargo de procesar el caso.
Las autoridades han advertido que se emitirán más órdenes de detención en un intento por debilitar la estructura de Los Chapitos y reducir el flujo de drogas sintéticas hacia Estados Unidos, donde la crisis de sobredosis ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años.