Un investigador forense trabaja en la escena donde explotó un coche-bomba cerca de una comisaría en Acámbaro, estado de Guanajuato, México, el jueves 24 de octubre de 2024. (AP Foto/Armando Solís)

Tras la decapitación del alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, ocurrida el 6 de octubre, la explosión de dos coches bomba el 24 de octubre; y los ataques con drones por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y facciones del Cártel de Sinaloa, se ha cuestionado sobre si México está ante un caso de narcoterrorismo.

Este miércoles el propio Adrián LeBarón solicitó ante la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada, de la Fiscalía General de la República (FGR) que los hechos de violencia que se han registrado en las últimas semanas en los estados de Guerrero y Guanajuato sean investigados como actos terroristas.

Sin embargo, el periodista Óscar Balderas asegura que los recientes actos de violencia que se han vivido en el país pudieran no cumplir estrictamente con ser catalogados como actos terroristas.

Adrián LeBarón interpuso una solicitud para catalogar actos del narco como terrorismo. (X/Adrián Lebarón)

En entrevista con MVS Noticias, el periodista especializado en seguridad y crimen organizado señaló que el tema de fondo está en si la administración actual acepta que se tratan de actos terroristas, se dejaría la puerta abierta a un gobierno extranjero para poder combatirlos en aras del discurso de seguridad nacional, por lo que este es uno de los principales componentes por los que se han negado a catalogarlos como tal.

Sin embargo, Óscar Balderas señala que la definición de terrorismo es bastante laxa, cada Código Penal, país y organismo internacional tiene su propia definición, señalando que la más aceptable es que se trata de un acto de violencia que utiliza el miedo como una especie de propaganda, para instalar un gobierno, ideología o religión.

Señaló como ejemplo el caso de los yihadistas, quienes cometen actos de violencia contra el Estado, pero también contra civiles, para crear su propio gobierno, el califato.

No obstante, en contraste señala que en el caso de México los grupos criminales, los llamados grupos del narcotráfico, no pretenden tomar el poder político. “A ‘El Chapo’ nunca le interesó ser gobernador ni a ‘El Mencho’ le interesa ser presidente de México”, agregó.

Agentes de seguridad y expertos en el lugar donde explotó un coche-bomba cerca de una comisaría en Acámbaro, estado de Guanajuato, México, el jueves 24 de octubre de 2024 Crédito: AP

Por el contrario, explicó que los grupos criminales mexicanos, en su papel de empresas, buscan maximizar sus ganancias en el menor tiempo posible con el menor esfuerzo posible, en ese sentido, no les interesa derrocar un gobierno, sino más bien les interesa que haya un “gobierno fuerte” para que ellos puedan servirse de ellos.

“Por ejemplo, el CJNG no le interesa bombardear un aeropuerto, porque ese aeropuerto le interesa para que llegue la droga desde Sudamérica o no le interesaría bombardear el Puerto de Manzanillo en Colima, porque a partir de ahí le llega todos los precursores químicos, o tampoco le interesa que haya carreteras funcionales cuando quiere que todos los caminos sean rápidos”.

El periodista indicó que en este sentido, los grupos criminales de México son más bien simbióticos, necesitan de un Estado fuerte para que ellos puedan seguir operando; mientras que los grupos terroristas son más bien organizaciones depredadoras, porque “necesitan matar al Estado, para posicionarse como Gobierno”.

Explosión de coche bomba en Guanajuato. (Foto: X@juanbaaq)

La única excepción

Al afirmar que en general los grupos criminales sólo buscan un beneficio económico, recordó que la única excepción han sido Los Caballeros Templarios, el grupo criminal nacido en el 2011 en Michoacán que lideraba Nazario Moreno González, alias “El Chayo” o “El Más Loco”.

Este cártel se dedicaba al tráfico de drogas, la extorsión, el secuestro y otras actividades ilícitas. El grupo utilizaba símbolos religiosos y presentaban su delincuencia como una “misión divina”, lo que los diferenciaba de otros grupos criminales.

Imagen religiosa del capo Nazario Moreno, alias

Su líder fundador fue dado por muerto en 2010 tras un operativo de las fuerzas de seguridad mexicanas, pero en 2014 se confirmó que seguía vivo cuando fue abatido en un enfrentamiento con las autoridades. Su figura fue central en el establecimiento de la ideología y la estructura organizativa del grupo.

En este escenario, Balderas señala que teniendo esta única excepción, el gobierno mexicano puede decir que no son grupos terroristas, sino grupos criminales que usan el terror con el objetivo de llevar a cabo negocios ilícitos para maximizar sus ganancias: “Pero no cumplen con los requisitos de fondo de la ideología o la depredación del espacio”, subrayó.

Cabe apuntar que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha reiterado que los actos de violencia no pueden catalogarse como terrorismo, pero afirmó que sí son temas que les preocupan y ocupan.