Los objetivos de la denominada “Banda del millón” eran claros: casas lujosas de la zona norte del conurbano bonaerense moradas por personas de entre 60 y 80 años. No aceptaban otras víctimas, básicamente, porque buscaban botines millonarios sin que exista resistencia. Los métodos para conseguir las recompensas eran sumamente violentos. Si era necesario golpear y torturar, lo hacían. Esa era una de sus características. Pero no la única. También se hacían notar porque exhibir en redes sociales obscenos lujos adquiridos a fuerza de intrusiones a casas y violencia.
Todos estos datos fueron recabados en una investigación de la Justicia de San Isidro y de la Policía bonaerense que permitió detener en las últimas horas a una veintena de jóvenes delincuentes. Casi todos fueron apresados en domicilios del barrio La Cava de Boulogne, Vicente López y Hurlingham.
La banda contaba en su haber con el robo sufrido por el periodista Baby Etchecopar el miércoles 6 de este mes. Ese día, Silvina Cupeiro, la esposa del conductor, aseguró que ingresó a la casa -de la que se habían ya mudado, pero donde todavía conservaban varias pertenencias- y vio que varios desconocidos entraban por una ventana que se encontraba abierta. Así, revolvieron la habitación principal. Sin embargo, Cupeiro no detectó faltantes.
Otra de las víctimas, confirman investigadores, es un hermano de Ramón Lanús, intendente de San Isidro, que fue asaltado en su domicilio de Beccar.
Tal como contó Infobae el viernes, la Justicia convocó a la DDI de San Isidro de la Policía Bonaerense para atrapar a la banda. En la madrugada del jueves pasado, la misma DDI junto a personal de la Superintendencia de Seguridad Región Amba Norte 1 a cargo del comisario Lucas Borge arrestó a 22 sospechosos, en una redada de 31 allanamientos.
La investigación llevada adelante por el fiscal adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, permitió determinar como era el modus operandi de la banda. Según se lee en los documentos a los que pudo acceder este medio, el grupo delictivo estaba integrado por menores y mayores de edad que intercambiaban sus roles dependiendo del objetivo.
Uno de los delincuentes era el “marcador” o “entregador”. Es decir, quien se encargaba de elegir la casa víctima a través de Google Maps y hacer todo tipo de inteligencia como conseguir los nombres de los dueños de la vivienda y rastrear sus redes sociales
Un dato alarmante. Quien hacía ese trabajo está preso. Se trata de un joven de 18 años que fue identificado como B.B y se encuentra alojado, insólitamente, en un penal de menores de La Matanza a pesar de ser mayor. Está detenido acusado del homicidio de un menor, también en la zona norte del conurbano.
Una vez que la víctima estaba elegida, entraban en juego los encargados de determinar los horarios de los dueños de casa. En este caso, se trataba de menores de edad, algunos de 12 años, que tocaban timbre y espiaban desde la esquina si alguien se asomaba o se hacían pasar por delivery de aplicaciones de comida para sacar información.
Otro nivel de la banda, observaba la vigilancia del lugar. Analizaban las posibles cámaras de seguridad, si había una garita o si la casa tenía alarma. También determinaban que “herramientas” usar para ingresar. Por último, había otro grupo de ladrones que se encargaban de preparar los autos para la llegada y la huida.
Finalmente, en horarios de madrugada, especialmente entre las 3 y las 5 de la mañana, ingresaban de forma violenta. Uno de los delincuentes se quedaba de campana y le resto golpeaba y torturaba a la víctima para que entregara dinero y joyas. A un hombre llegaron a quemarle la cara con una plancha.
Los botines eran, casi todos, suculentos. De una casa robaron 100 mil dólares. En otra oportunidad, se llevaron 20 millones de pesos en efectivo. Y a raíz de esto, surge una pregunta casi lógica. ¿Qué hacían con todo ese dinero? La respuesta es sencilla: se lo gastaban y lo mostraban en redes sociales.
Este medio accedió a una serie de audios de WhatsApp enviados por los delincuentes y capturas de pantalla de sus redes sociales donde se escucha y se observa cómo gastaban el dinero y lo exhibían.
En una historia de Instagram de uno de los delincuentes se lo ve en al volante de un BMW, con una valoración estimada en 70 mil dólares, y en su mano una botella de champagne marca Don Perignon Vintage que cuesta 600 mil pesos.
En otra se ve al mismo ladrón en una especie de selfie en el espejo, con su mano repleta de fajos de dólares y con la canción “Real Bandido” del músico Martín Moreno.
En cuanto a los audios, la elocuencia es aún mayor. Uno de los ladrones le cuenta a alguien que un integrante de la banda de 17 años se compró un “BMW 325″ con lo robado. Ese auto ronda los 30 mil dólares dependiendo el año. En el mismo audio cuenta que habían robado 200 mil dólares, de los cuales el menor se quedó con 40.
En otra de las escuchas, el delincuente hace confesiones sumamente elocuentes: “A mí me chupa la pija la adrenalina. Yo si agarro la plata, fue. Si me meto a una casa escruche, en cinco minutos, y me puedo llevar 200 mil dólares, fue. Me chupa un huevo la adrenalina. Igual estos pibes están todos enfierrados”.