Diez años atrás, Liam Payne estaba en la cima del mundo. Como miembro del grupo pop One Direction, colmó durante dos noches el estadio de Vélez en la gira pop que definió a su época. El mes pasado, Liam regresó a Buenos Aires para morir, cuando cayó el miércoles 16 por la noche del balcón de su habitación en el tercer piso del hotel CasaSur, en una trama de cocaína, whisky y prostitutas.
Para el fiscal Andrés Madrea, encargado de esclarecer la muerte del cantante, esa muerte tiene un responsable: el empresario argentino Rogelio Nores, o “Roger”.
Hoy, Nores está imputado por el abandono seguido de la muerte de Liam Payne, así como de suministrarle y facilitarle estupefacientes, en un vínculo que fuentes del caso describen como “casi maradoniano, un amigo del campeón, como los que rodeaban a Diego en su peor momento”. Por lo pronto, Nores está libre, con su pasaporte entregado a la Justicia y una prohibición de salir del país. Si es condenado como culpable, podría enfrentar una pena de hasta 15 años de cárcel. Para imputarlo, Madrea y su equipo analizaron 800 horas de filmaciones del hotel CasaSur y abrieron el teléfono de Liam. Además, tomaron una gran cantidad de testimonios, entre ellos, el del padre de Liam, Geoff Payne.
El padre de Liam aseguró lo mismo que la Justicia pudo constatar a través del análisis de comunicaciones y el cruce de otros testimonios: que Nores, tras conocer a Payne en Miami a comienzos de este año, se convirtió en la fuerza que dominaba su vida. Si la familia Payne deseaba saber cómo estaba el cantante, entonces debía comunicarse con Rogelio. No era un amigo más de Liam, bajo ningún punto de vista. Geoff Payne mismo lo dijo: “Roger” era siempre el intermediario. “Está mejor que nunca”, le habría dicho a los familiares ante las consultas.
Y aquí se explica la imputación por abandono de persona. No se trata de que el empresario no acudió al auxilio del cantante, sino del largo camino que llevó al hotel CasaSur.
El empresario se habría convertido en una suerte de manager de facto. Aunque no tenían un contrato específico en este sentido, fuentes del caso aseguran que Nores operaba como un “consejero de inversiones” y que tenían negocios en común en vista, de cara al posible regreso de Payne a los escenarios mundiales. Para esto, la recuperación del cantante de su adicción a las drogas y el alcohol era clave. Solo había que desintoxicarlo.
Nores acompañó a Payne en un tratamiento profundo de desintoxicación en Estados Unidos. Allí, una psiquiatra le indicó sertralina, el antidepresivo que fue hallado en el test toxicológico al cuerpo del cantante. La especialista lo dijo claramente; si se mezcla alcohol y cocaína con sertralina, el resultado puede ser letal.
Luego, ocurrió otro tratamiento en España, que tampoco funcionó. Así, llegaron a la Argentina. Payne fue hospedado de un prestigioso hotel cinco estrellas habituado a recibir grandes estrellas de rock. De allí, lo expulsaron. Incluso, visitaron un psiquiatra local, que declaró en el expediente. Tras el hotel cinco estrellas, ambos se dirigieron al club de polo Patagones junto a la última novia del cantante, Kate Cassidy, donde el cantante se fotografió con casco y taco sobre un caballo. Pasaron algunos días allí. Sin embargo, Payne se puso nervioso rápidamente y dejó el lugar.
Así, llegaron al hotel CasaSur de Palermo el domingo previo a la muerte. Liam ni siquiera tenía un bolso. Allí, según los testimonios y análisis que son parte de la causa del fiscal Madrea, el control de Nores habría sido mucho más evidente, con presuntas ordenes al personal del hotel para que le reporten cada gasto. Nores, esta vez, manejaba los gastos de Payne, mientras recibía llamadas por cada whisky, champagne o tequila que el ex One Direction pedía. Las pruebas hablan, también, de “días libres”, donde Liam podría consumir cocaína.
El día que murió, precisamente, era un “día libre.”