La vestimenta llamaba la atención. Todos estaban con remeras y bermudas para soportar en lo posible la sensación térmica que superaba los 43 grados, pero el joven que ingresó en un supermercado de barrio llevaba puesta una campera larga con una capucha de piel sintética. Empleados y clientes desconfiaron enseguida de esa persona. Y el presentimiento de que algo malo se ocultaba bajo ese peculiar atuendo fue correcto: el hombre mostró rápido sus verdaderas intenciones y, especialmente, exhibió una intimidante escopeta de caño largo y culata recortada.
Ese hombre estuvo acompañado por una cómplice en el robo cometido en el supermercado La Torre, situado en el barrio Philips, en el partido de Escobar. Allí, los delincuentes amenazaron con la escopeta incluso a una niña de siete años, que estaba con sus padres; el hombre fue golpeado con el caño del arma larga, presumiblemente de calibre 12.
“Entró el arma antes que el delincuente, y le dije al carnicero ‘nos están robando’”, contó Micaela, de 30 años, en diálogo con A24. En las imágenes grabada por las cámaras de seguridad del comercio pudo observarse los momentos de desesperación de los clientes y empleados, que buscaban donde esconderse. En ese momento, la pareja que estaba con la menor fue hostigada por el delincuente que portaba la escopeta. “Callala porque te la mato” le gritó el ladrón al padre de la niña mientras apuntaba el arma a la cabeza de la menor.
“El delincuente nos decía ‘no se hagan matar’, la mujer que lo acompañaba no habló en ningún momento, solo tiró las cosas con el cuchillo que movía en forma amenazante”, recordó la empleada del supermercado.
Y agregó: “Esta es la cuarta vez que me roban, también lo hicieron en otros locales cercanos, los colegas no hicieron las denuncias, no tienen cámaras”.
En las imágenes se vio cuando el delincuente arrinconó a las víctimas en una zona del local y que, además de llevarse dinero y celulares, cargó en un bolso quesos que estaban en la góndola más cercana.
Pero no se trató de un asalto en busca de mercadería, esos quesos parecen haber sido elegidos para una picada de festejo del real botín: la caja registradora. La ladrona que acompañó al delincuente que portaba la escopeta se llevó no solo la recaudación, sino que directamente cargó en sus manos el aparato.
Los testigos del hecho, mientras aún sentían la conmoción por el riesgoso momento vivido, se llevaron otra sorpresa al salir del local. La pareja de ladrones había abandonado el supermercado poco antes y entonces pasó un patrullero de la policía bonaerense. La uniformada que lo conducía no prestó auxilio, según dijo una de las víctimas. “No tengo radio para llamar a los refuerzos”, dijo la policía y partió en supuesta búsqueda de los delincuentes.