Los perros cuentan con una gran capacidad de aprendizaje, sus comportamientos han sido estudiados a lo largo de la historia demostrando que son seres sintientes con gran capacidad para entender a los humanos. Muestra de ello está un nuevo estudio realizado por académicos de la Universidad Eötvos Loránd en Budapest, que demostró que los caninos “enojones” podrían ser más inteligentes que los demás.
La investigación publicada en la revista científica Animals sugiere que los perros con un temperamento más irritable muestran una sorprendente habilidad para aprender y adaptarse.
Además destaca la complejidad de las interacciones entre perros y humanos, ofreciendo nuevas vías para entender mejor la dinámica social entre ambos.
El aprendizaje y los perros
El artículo titulado Los perros gruñones son aprendices inteligentes: la asociación entre la relación entre el dueño del perro y el desempeño de los perros en una tarea de aprendizaje social se centra en la variabilidad individual en tareas de aprendizaje social y cómo el vínculo entre el perro y el dueño influye en este proceso.
Los investigadores del Departamento de Etología de la Universidad ELTE Eötvös Loránd se centraron en particular en cómo los problemas de conducta pueden afectar el aprendizaje social de los perros tanto de sus dueños como de extraños.
Para lograrlo utilizaron un cuestionario y dos pruebas de comportamiento para evaluar cómo los perros se comportan con sus dueños. Los científicos probaron a los perros en una tarea de desvío en la que tenían que llegar a un objetivo siguiendo un camino, pero sin que se les mostrara como hacerlo.
También realizaron pruebas en las que los perros resolvían problemas por sí mismos y con la ayuda de una demostración dada por su dueño o por una persona desconocida.
Los investigadores encontraron que los perros “irritables” o “gruñones,” que exhiben características de agresividad y seguridad, mostraron un mejor desempeño en tareas de aprendizaje social cuando fueron demostradas por un humano desconocido, en comparación con otros perros menos irritables.
Esto demuestra que estos perros obtienen mejores resultados al observar un demostrador humano, que indica una conducta más asertiva que podría estar ligada a una mayor atención a las acciones humanas, esto significa un aprendizaje más eficiente.
La relación entre ser gruñón y un mejor rendimiento en tareas de aprendizaje social no se observó cuando el demostrador era el dueño del perro, sugiriendo que estos animales prestan la misma atención al dueño sin importar su tendencia a reaccionar agresivamente.
¿Cómo fue el experimento?
Los sujetos del estudio fueron perros de compañía mayores de 10 meses. En total, participaron 98 perros, con una edad promedio de 4.1 años. De estos, 52 eran hembras (27 esterilizadas) y 46 eran machos (13 castrados). El 85.7% de los dueños eran mujeres y el 14.3% hombres, con una edad promedio de 30 años.
En el experimento los perros debían rodear una cerca de malla de alambre para obtener una recompensa, que podía ser un premio o su juguete favorito.
Una de las principales conclusiones del estudio es que “los perros generalmente realizaron la tarea de rodeo más rápido si un humano demostraba la tarea”. Además, se observó que “en el caso de un demostrador desconocido, los perros que obtuvieron puntuaciones más altas en rasgos relacionados con la agresión y la asertividad aprendieron mejor del demostrador”.
Esto sugiere que ciertos rasgos de personalidad, como la asertividad, pueden facilitar la capacidad de los perros para aprender mediante la observación de humanos, en particular cuando el demostrador es una figura no familiar.
Otro hallazgo relevante del estudio fue que los perros con puntuaciones bajas en posesividad también desempeñaron un mejor papel bajo la condición de un demostrador desconocido. Esto podría sugerir que los perros menos posesivos son más receptivos a nuevas fuentes de información en su entorno.
La atención y actividad de los perros no afectaron significativamente el rendimiento en las tareas, sin embargo, los perros descritos como “sobreactivos” tendían a mirar menos a sus dueños durante las pruebas de resolución de problemas individuales, lo que podría ser interpretado como una menor necesidad de buscar apoyo en su humano durante situaciones desafiantes.
Los autores del estudio subrayan que “la relación entre los perros y los humanos tiene un papel integral en el comportamiento social complejo de los perros”, y sugieren que se necesitan más investigaciones empíricas para entender las dinámicas sociales que se desarrollan entre los perros y sus dueños, especialmente en lo que respecta a comportamientos problemáticos y el aprendizaje social.
También encontraron que la capacidad de aprendizaje de los perros no sólo depende de que un humano les enseñe, encontraron que ciertos aspectos de la relación entre un perro y su dueño, como la agresividad o la irritabilidad del perro, también pueden influir en su habilidad para aprender al observar a un humano.