Pasado el mediodía, antes del almuerzo con su familia en Villa Carlos Paz, Paula Chaves se dispone a hablar con LA NACIÓN. Para eso se escapa a una habitación, aunque no está exenta de que alguno de sus hijos entre en escena para pedirle algo o simplemente reclamar su presencia. El debut de Un viaje en el tiempo en el Teatro del Lago es el puntapié para la charla que inevitablemente deriva en su vida pareja con Pedro Alfonso, la maternidad y los proyectos para el año que comienza. Actriz, modelo y conductora, pero sobre todo mamá de Olivia (11), Baltazar (8) y Filipa (4), la apacible vida en las sierras cordobesas le permiten combinar lo mejor de cada aspecto suyo.

“A mis 40, como mujer me siento en un muy buen momento. Después de haber pasado por una etapa de mucha entrega física, de transitar tres embarazos y de amamantar sosteniblemente, ahora hay como un renacer”, asegura la exparticipante de Super M. En el plano laboral asegura estar sorprendida de todo lo que hace en el escenario. Tal vez no sea casual que su papel esté conectado con la historia de su abuela Edith, artista frustrada que llegó a ser convocada por Armando Bó para participar de una película pero, por un mandato familiar, debió abandonar su sueño.

Pedro Alfonso y Paula Chaves, en escena

—¿De qué trata Un viaje en el tiempo?

—En la obra nos conocemos en el 2025 y Pedro viaja al año 1986 y pasan cosas de esa época, es una comedia familiar espectacular. Año tras año evoluciona mucho, no es que las obras que hicimos antes no estuvieran bien, pero cada año es mejor. Hay música, baile, escenografía y con la dirección de Diego Ramos, que es un montón. Así que estamos agradecidos por todo. Y yo sobre el escenario hago muchas cosas y me sorprende porque arranco con 80 años, o no sé si 80, pero soy una anciana y viajo en el tiempo y soy una mujer joven que patina, que baila. Soy la hija del dueño de un boliche que no cumplió su sueño de dedicarse a algo artístico y con este cambio y el viaje en el tiempo lo puede lograr.

—O sea que más allá de la comedia y el romance, hay un mensaje…

—Sí. Y pensándolo está un poco basado en la historia de mi abuela. El director de cine Armando Bó la eligió para una película que finalmente hizo la Coca Sarli, porque su papá no la dejó ir a filmar. Ella decía que si hubiera ido hubiera sido una artista, y creo que muchas personas pueden identificarse con esto.

—¿Sentís que, de alguna forma, vos y tu hermana (Delfina Chaves) están viviendo lo que ella no pudo?

—Sí, estamos hablando de mi abuela paterna, Edith, que ya no está. Justo el otro día hablamos con Delfi y me decía que le daba mucha emoción ver esta obra y que tocaba una fibra íntima por la historia de la abuela. Mi abuela le decía a Delfi que iba a ser reina y, aunque no sucedió en la vida real, sí pasó en la ficción, con la serie de Máxima (la biopic de Máxima Zorreguieta).

—Tu hermana contó que apenas le dieron el papel pensó en tus abuelos…

—Sí, y yo me anoté en Super M porque ella me decía que era linda, alta, que tenía lindas piernas. Me anoté última en el concurso y quedé. Pero todo fue porque ella confiaba.

—Ella las incentivaba, ¿y vos como mamá estás atenta a lo que le gusta a tus chicos?

—Sí, y la manzana no cae muy lejos del árbol y en casa hay mucho show, mucho baile, hacen obras de teatro, hay una veta artística importante, despliegan todo con música, con efectos. Yo les digo que son los mejores del mundo, pero que no hace falta ser el mejor y que hay que quererse, pero todo es un equilibrio. Somos de hablar y compartir todo. El año pasado, cuando me quedé afuera de un trabajo que me gustaba mucho, justo fueron días que estaba sola en casa con los tres porque Pedro estaba afuera por trabajo y la chica que nos ayuda no estaba. Ellos vivieron conmigo la frustración por no poder hacer Bake Off y fue un mensaje para ellos también, explicarles que fue triste pero que es la vida, que hay que aprender a seguir y validar cuando uno está triste, y que hay cosas que no dependen de uno y que hay otras puertas que se abren.

Paula Chaves, caracterizada para su rol en Un viaje en el tiempo

—Y cada uno, acorde a su edad, te habrá dado sus consejos y aliento, ¿no?

—¡La reacción de ellos fue brillante, increíble! Es algo largo y de su intimidad, así que no lo voy a decir. Olivia preadolescente, con sus 11 años, me pone los puntos, o me dice ‘no te la agarres conmigo porque estás enojada con Balta’ y parás… Y sí, tiene razón. Las hijas mujeres tienen algo.

—¿Cómo fue la movida para dejar Buenos Aires e irse los cinco a Villa Carlos Paz durante tanto tiempo, casi tres meses?

—Los chicos se quedan acá toda la temporada con nosotros, el cole lo empiezan una semana más tarde; por suerte van a un colegio que lo entiende y acompaña, faltan cinco o cuatro días, porque para nosotros es importante ir con ellos, estar y acompañarlos. Otros años que yo no estaba trabajando he vuelto antes de la temporada para que empezaran el cole. Y respecto a hacer temporada, estamos acostumbrados y ellos la pasan bien, es trabajo pero disfrutamos, es el mejor plan. Vienen amigos, paseamos durante el día y a la tardecita nos vamos al teatro… Como se acuestan tarde, los chicos se levantan tarde, así que descansamos. No podemos más que agradecer por esto y por tener el teatro completo y que las familias nos elijan año tras año.

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—¿Y cómo es la logística? ¿Los ayuda alguien?

—Vino mi hermana Delfi, que después tiene que volver a Países Bajos, y mi papá. Ahora está mi mamá que cuida a los chicos cuando vamos al teatro, también está la chica que nos ayuda o alguien siempre hay. Tenemos amigos cordobeses también.

—Llevan muchos años haciendo temporada (la primera vez fue en el verano 2011-2012, con Despedida de Soltero), y todo cambió mucho desde ese momento… El uso de las redes, por ejemplo.

—Sí, más de doce años. Me acuerdo la primera vez que tuiteamos y nos parecía impensado que se pudiera compartir todo lo que se comparte hoy. Y sobre el tiempo, estamos hace 12 años, es muy loco porque vienen familias desde siempre que venían con nenas chiquitas y hoy tiene 12 o venían a los diez y hoy terminaron la escuela.

—Volviendo a las redes, ¿cómo llevás el tema de la convivencia de la tecnología con tus hijos?

—Los chicos piden el celular, pero en casa no se usa ni celular ni tablet y, por suerte, el colegio acompaña en esa decisión y es algo que se posterga. No está en los planes que tengan celular y menos redes sociales y no importa lo que se diga o que crean que nos hacemos los cool; priorizamos el juego al aire libre, inventar cosas. Entiendo que a veces puede ser más fácil, que los podríamos enchufar a los tres en una tablet y charlar o estar un rato en la pileta más tranquilos, pero no. Tal vez sí en un viaje largo, como de Buenos Aires a Córdoba, que es mucho tiempo, sí recurrimos a la tecnología y miran una película. Es una generación que tiene acceso a muchas cosas, y eso algunos lo ven como que puede servir y otros como que les arruina la cabeza, yo creo lo segundo. A veces, en las escuelas desde tercero ya les piden tablet para hacer actividades y no miden las consecuencias que eso puede traer, desde la vista hasta la ansiedad y muchas otras cosas. Los prefiero toda la vida al aire libre aburriéndose y diciendo que no saben qué hacer. Ojo, a veces no tengo ganas y me da mucha fiaca. Pedro capaz es más lúdico, yo capaz prefiero jugar al Bingo o alguna actividad de ese estilo.

—Hablamos de los chicos, ¿y en qué lugar está la pareja?

—Somos compañeros y ahora que los nenes están un poco más grandes tenemos tiempo para nosotros. Disfrutamos mucho de los años que dedicamos exclusivamente a los chicos y no nos arrepentimos, no pensamos a la pareja como una prioridad en ese período. Pasaron diez años que no nos fuimos de viaje sin hijos ni un día, por ejemplo. Hoy estamos espectacular, salimos solos, nos encontramos con amigos y compartimos momentos.

—¿Y Paula mujer?

Yo como mujer me siento en un buen momento. A mis 40, después de haber pasado por una etapa de entrega, de amamantar sosteniblemente, pasar tres embarazos, sigo criando pero los años de entrega más física, por así llamarle, pasaron, fueron entre mis 30 y 40; ahora hay como un renacer, acompañando pero desde otro lado. Se levantan y vienen a mi cama un rato antes de empezar el día, me abrazan, Fili me dice que quiere estar pegada panza con panza conmigo y es hermoso. También hay que aprender a soltar y como mujer una también va mutando.

—Actriz, mamá, pareja, mujer, ¿y Paula doula?

—Es algo que tenía conmigo desde más o menos mis 17. Nunca lo tomé como un trabajo, de hecho nunca cobré por eso, sino como un acompañamiento a mujeres, o que me contactaban por redes o que eran amigas o conocidas, y darles mi atención desde un lado amoroso. El día de mañana veremos cómo se da, hoy no estoy para salir corriendo a la madrugada a acompañar un parto.

Paula Chaves y Pedro Alfonso

—¿Fuiste una de las primeras famosas en mostrar “el lado B” de la maternidad?

—Sí, compartí mi experiencia como madre. Instalé, por ejemplo, el término colecho; no se hablaba de eso, la primera vez que lo dije Marcelo Tinelli me cargaba y después lo practicó con Lolo. Son mensajes que las mujeres (madres) necesitamos validar, necesitamos validar lo que intuitivamente sentimos. Es algo cultural, el otro día que hablábamos de los ronquidos y esas cosas, es cultural esto de dormir en una cama grande con tu pareja y a un bebé de tres meses que estaba en tu útero mandarlo a una cuna a otra habitación separada. Son cosas que antes las mujeres sentíamos, lo hablábamos con médicos y si el pediatra te decía que no, ya estaba cerrado el tema, hoy lo hablamos. Nos hicieron perder el instinto, lo mismo con el parto; hoy la palabra de una mujer te ayuda muchísimo.

—¿Cómo sigue el año?

—Hacemos temporada hasta el 4 de marzo; el 10 arranco con a hacer un programa diario en Olga, y Pedro uno semanal.

—¿Cómo te ves con eso?

—Me encanta probar otro medio, aunque nunca me cierro a hacer tele. Me encantan estos nuevos formatos y quiero a la gente que trabaja ahí, a los hermanos Cella.

Un viaje en el tiempo tiene funciones de martes a domingo en el Teatro del Lago, de Villa Carlos Paz, con las actuaciones de Pedro Alfonso, Paula Chaves, Pachu Peña, Viviana Saccone, Sebastián Almada y Noelia Marzol, y dirección de Diego Ramos.