Omar Varela es un productor musical fundamental en la historia del trap argentino. Con solo 19 años, estuvo detrás de los primeros grandes éxitos de artistas como Duki y Khea. Entre ellos, se destaca el icónico single Loca y su remix junto a Bad Bunny y Cazzu, una colaboración que revolucionó la escena local y marcó un antes y un después en el género.

También produjo Rockstar y Hello Cotto de Duki; Chapiadora de Cazzu; Tinty Nasty de L-Gante y Dillom; Hace Calor Remix de Kaleb Di Masi; y Que A Pasao Remix de Big Apple; entre muchos otros éxitos. Omar además formó parte de la producción de Culpa, canción con la que WOS ganó el Gardel de Oro en 2022 y fue nominada a Mejor canción alternativa en los Latin Grammy de ese mismo año.

Varela, quien fue el motor detrás de Mueva Records, el sello que impulsó a estos artistas al estrellato, tuvo un papel fundamental en la transición del género desde su nicho underground hacia una corriente masiva. Sin embargo, su éxito estuvo acompañado de controversias con los artistas.

Su obsesión por la música lo llevó a un lugar de constante experimentación y búsqueda de formas de innovar, explorando otros géneros como la música electrónica urbana con influencias latinas. Como DJ tocó en grandes festivales internacionales como EDC Mexico y Lollapalooza Argentina y Chile. Recientemente, lanzó su última sesión de estudio junto a L-Gante llamada Omar algo anda mal #420.

Omar Varela: “El éxito es una consecuencia del trabajo, de insistir, creer en uno mismo y no parar nunca”. (Candela Teicheira)

Pollo: — Es imposible decir Omar y no puedo dejar de pensar en la frase: “Omar, algo anda mal”. ¡Es un himno esa frase!

Omar: — Ya es una frase cotidiana (risas).

Pollo: — ¿De dónde nació?

Omar: — Es muy loco porque estábamos en el estudio con un artista que se llama Kaktov y el micrófono anda mal literalmente, entonces el chabón me graba: “Omar algo anda mal” y quedó grabada la voz toda distorsionada y yo la usé. La placa había fallado y tenía una interferencia por eso se escuchaba mal. Yo la dejé al principio del tema. Después recorté esa parte porque todos los productores tienen su tag antes de los temas, más que nada en Estados Unidos.

Pollo: — Y quedó ese…

Omar: — Sí, quedó Omar algo anda mal que encima rimaba (risas).

Pollo: — Tenés un montón de éxitos como productor y compositor. ¿Cómo sabés qué es lo que va a pegar? ¿Cómo es ese proceso de creación?

Omar: — Yo creo que el secreto o el truco mío es que insisto tanto y estoy todos los días, todo el tiempo, que doy lugar a que haya más posibilidades de que el éxito llegue. Porque todo se trabaja con tiempo, entonces si vos tratas de acaparar todas las horas posibles del día a algo, vas a tener más chances de tener éxito con algo. Esa es mi filosofía. Yo intento generar más chances de tener éxito.

Pollo: — ¿Sos bueno manejando tu plata?

Omar: — Yo diría que regular, normal.

Pollo: — Con la cantidad de éxitos que lanzaste, las reproducciones de Spotify y YouTube, los estadios, componer para otros, te debe ingresar mucho dinero. ¿Quién te maneja esa plata?

Omar: — Trato de manejarla yo, pero sí tengo mi equipo, mi contador, asistente, lo que toda persona debe tener cuando empieza una pequeña o gran empresa porque obviamente tenés que tener todo en blanco porque una vez que empezás con la exposición…

Pollo: — ¿Pero vos entrás a tu homebanking y estás pendiente de cuánto te ingresa y de cuánto gastas?

Omar: — Sí, obvio.

“El médico le dijo a mi mamá: ‘Si no lo operamos hoy, su hijo se muere”, explicó el productor musical sobre una grave infección que sufrió en 2022. (Candela Teicheira)

Pollo: — ¿Por todas estas regalías?

Omar: — Yo trabajo hace 15 años de productor. Desde los 11 años ya estaba produciendo con los mismos programas que uso ahora para hacer temas, haciendo beats, mucha gente desmerece o lo ve como “estos pendejos que salieron de un día para el otro”…

Pollo: — No, olvídate. Tenés mil temas pegados.

Omar: — Yo desde los 11 años no paré un día de estar sentado 8 horas en la computadora craneando cuál es la nueva que se viene, estudiando, haciendo un montón de cosas de ingeniería de sonido. Yo te puedo decir que no soy recibido, no tengo un título, nada, pero tengo los mismos conocimientos que un ingeniero de sonido.

Pollo: — ¿Qué edad tenés hoy?

Omar: — 26 años.

Pollo: — Y ya sos millonario…

Omar: — Sí.

Pollo: — ¿Te pone contento o decís: “Tarde o temprano Iba a suceder”?

Omar: — Yo siento que es una consecuencia del trabajo. Es estar, creer en uno mismo y no parar nunca. Yo cuando era chico he llegado a dormir sin una pared, con la lluvia entrando en mi casa, nunca pensé que iba a llegar a esto, pero sí tenía la fe de que lo iba a lograr y que si creía en mí mismo iba a pasar.

Pollo: — En un clip dijiste sobre los chicos de El Quinto Escalón: “La pasábamos bien, éramos pibes divirtiéndonos hasta que entró la guita”. ¿Sentís que la plata cambia todo?

Omar: — Es que sí. Primero que nada te empezas a dar cuenta de que lo que hacés tiene un futuro y que vas a ir por algún camino de esos. Cuando estás viendo qué camino elegir, hay gente que elige el otro camino y no está mal tampoco.

Pollo: — ¿Cuál es el otro camino?

Omar: — Yo decidí ir por producción, tener mi sello independiente y capaz otras personas dicen: “Quiero firmar en un sello que ya está armado” y está bien, pero a partir de eso hay diferencias.

Pollo: — Sé que pasó hace tiempo lo de Khea y Duki, pero ¿está sanado eso o no se hablan más?

Omar: — Son cosas que yo creo que llevan tiempo y espero en algún futuro que se sane. Yo siempre dejo la puerta abierta, pero el tiempo tiene que fluir a su forma.

El momento más difícil

Pollo: — ¿Casi te morís? ¿Es así? ¿Estuviste jodido?

Omar: — Sí, estuve jodido.

Pollo: — ¿En qué año?

Omar: — Casi terminando 2022.

Pollo: — ¿Y qué te pasó?

Omar: — Terminé de grabar Diablona con Alejo Isakk, comí una hamburguesa en un quiosco y me empieza a doler el costado derecho. Dije: “Me habrá caído mal”. Me voy a dormir y me levanto a las 4 de la mañana sudando mal y con un dolor que nunca en la vida lo sentí ni lo volví a sentir. “Ya está, la quedo”, dije.

Pollo: — Te preocupaste.

Omar: — Sí, fui a la guardia y casi no podía pisar con la pierna derecha. Ahí me hacen una ecografía y me dicen: “Acá no sale nada”. Pero yo sentía que me moría, que no podía más y me mandan a hacer una tomografía. Yo ya estaba tirado en una camilla, ni siquiera podía estar en la guardia sentado.

Pollo: — Dijiste terminó todo acá.

Omar: — Sí, en medio de todo eso llega mi vieja y viene un doctor y le dice: “Si no lo operamos a tu hijo, se muere hoy”

Pollo: — ¿En ese momento?

Omar: — Sí. Me operaron.

Pollo: — De urgencia.

Omar: — Sí, todo rápido.

Pollo: — ¿Y qué era?

Omar: — Había tenido apendicitis y se me había esparcido la infección. Tuve que quedar internado tres meses casi. Estuve un mes y medio en el hospital y después en mi casa con suero. Fue algo re fuerte para mí porque la infección no se iba y por eso estuve tanto tiempo así. No me podían curar con el antibiótico porque no sabían cuál era la bacteria hasta que, con paciencia, la encontraron y me salvé.

Pollo: — ¿Aprendiste algo de esa experiencia?

Omar: — Sí, siento que por un lado me hizo más fuerte y ya nada me importa. Me pueden decir lo que quieran que no me interesa y por otro lado me hizo ver la vida de otra forma y a partir de ese día dije: “Hay que vivir como uno quiere”.

“Cuando era chico llegué a dormir sin una pared y con la lluvia entrando en mi casa, nunca me imaginé que iba a tener éxito

Juego del millón

Con una valija llena de dólares, el Pollo invitó al productor musical a comprar todo lo que desee.

Pollo: — ¿Sos gastador?

Omar: — Más o menos.

Pollo: — ¿La ropa cara? ¿Te gusta?

Omar: — Un poco. Lo justo y necesario. Cuando tuve los Grammy me compré un blazer Louis Vuitton. Esa fue la compra más cara que hice.

Pollo: — ¿Cuánto cuesta?

Omar: — Unos 3 mil dólares.

Pollo: — ¡Pero eran los Grammy! Lo valía…

Omar: — Sí, dije: “Este lo uso en mi casamiento” (risas). Después lo volví a usar en los Martin Fierro y otros eventos…

Pollo: — ¿En qué gastamos este millón?

Omar: — La voy a hacer corta. La mitad en inversión inmobiliaria, cafetería y un restaurante.

Pollo: — No conoces ese rubro. ¿No importa?

Omar: — De todo se aprende. Pondría 300 lucas en departamentos para poner en alquiler y generar ganancias.

Pollo: — ¿En dónde?

Omar: — Puede ser en México y Miami, algo chiquito.

Pollo: — ¿Y lo demás?

Omar: — Invertir en una cafetería o restaurante.

Pollo: — Quedan 500 mil.

Omar: — 200 lucas para toda mi familia, repartida en partes iguales para que puedan emprender y que no les falte nada ni a ellos ni a sus hijos. Que hagan lo que quieran.

Pollo: — ¿Y con estos 300 mil qué harías?

Omar: — La donaría a la gente que la está pasando mal en el país, ya sea por desastres climáticos como por la economía. Es para ayudar a todos los que se pueda en Argentina.

Pollo: — No te compraste nada para vos.

Omar: — No necesito. Después me compro con lo que generaron los dptos (risas).

Pollo: — Bien pensado.

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