Delincuentes ingresaron a oficinas del Ministerio de Cultura en múltiples ocasiones entre abril y noviembre de 2024. (Composición: Infobae)

Entre abril y noviembre de 2024, el Ministerio de Cultura del Perú se convirtió en el escenario de una serie de robos que dejaron en evidencia fallas significativas en la seguridad de una de las instituciones más importantes del país. Un informe de Panorama reveló que cinco oficinas fueron vulneradas en múltiples ocasiones, lo que resultó en la sustracción de cámaras fotográficas, filmadoras, lentes, baterías, cargadores y hasta un disco duro. Estos hechos, hasta ahora, no tienen responsables identificados, pero sí generan cuestionamientos sobre la gestión y control en una institución clave.

El primer robo se produjo entre el 12 y el 15 de abril en la oficina de Imagen Institucional, ubicada en el tercer piso del edificio ministerial. En esta ocasión, los delincuentes accedieron a equipos que estaban resguardados bajo llave, marcando el inicio de una serie de incidentes similares que continuarían durante los meses siguientes. En el noveno piso, el Centro de Registros también fue objeto de un hurto que incluyó cámaras de fotografía y video. Los registros policiales muestran que este no fue un caso aislado, sino el comienzo de una estrategia repetitiva que siguió un patrón planificado y preciso.

Los incidentes se intensificaron en octubre. El día 2, los delincuentes ingresaron a la oficina de Dirección de Elencos Nacionales en el tercer piso y sustrajeron equipos electrónicos. Dos semanas después, el 18 de octubre, la oficina del Proyecto Qhapaq Ñan, ubicada en el noveno piso, fue robada por primera vez, lo que se repetiría el 31 de ese mismo mes y nuevamente en noviembre. Según documentos oficiales, los equipos sustraídos en estas fechas estaban almacenados en muebles cerrados con llave, lo que refuerza las sospechas sobre una posible complicidad interna.

En total, los ladrones lograron llevarse nueve cámaras fotográficas, cuatro cámaras de video, varios lentes y un disco duro. A pesar de las múltiples medidas de seguridad presentes en el edificio, como cámaras de vigilancia y personal de vigilancia en cada nivel, los responsables pudieron operar con aparente libertad. Este hecho ha generado especulaciones sobre el posible involucramiento de trabajadores o funcionarios de la institución.

Investigaciones en curso

Hay puestos para personas con primaría y secundaria. Foto: composición Infobae Perú/Ministerio de Cultura

Walter González López, asesor legal del Ministerio de Cultura, confirmó los robos y aseguró que se han iniciado investigaciones tanto administrativas como penales para determinar responsabilidades. Según la normativa vigente, las investigaciones administrativas pueden extenderse hasta cuatro años, un plazo que muchos consideran excesivo para casos que involucran recursos públicos.

El director de la Defensoría Nacional Anticorrupción, Eduardo Herrera, sostuvo que resulta improbable que los robos hayan ocurrido sin complicidad interna. “Cualquiera no puede ingresar a esta institución, y mucho menos moverse por distintos pisos y oficinas sin ser registrado por las cámaras de seguridad o el personal de vigilancia”, afirmó. Las declaraciones refuerzan la teoría de que los responsables contaban con información privilegiada sobre la ubicación y custodia de los equipos.

Brechas en la seguridad de una institución clave

Se sustrajeron cámaras fotográficas, filmadoras, lentes, baterías, cargadores y un disco duro. (captura)

La magnitud del problema no solo reside en la pérdida económica, sino también en el impacto a la imagen de una institución cuya misión es salvaguardar el patrimonio cultural del país. Las oficinas vulneradas albergaban equipos costosos y esenciales para las actividades del Ministerio, lo que hace aún más preocupante la facilidad con la que los ladrones operaron.

Una revisión del sistema de seguridad del edificio indica que, para acceder a áreas restringidas como el noveno piso, es necesario contar con autorizaciones especiales. No obstante, los documentos presentados por Panorama revelan que los delincuentes ingresaron en al menos siete ocasiones sin encontrar resistencia, lo que deja en entredicho la efectividad de los protocolos vigentes.

El caso ha dejado varias interrogantes abiertas: ¿Cómo es posible que se hayan burlado las medidas de seguridad en tantas ocasiones? ¿Qué controles fallaron para permitir el acceso no autorizado a áreas restringidas? ¿Cuántos de los trabajadores o funcionarios actuales podrían estar involucrados directa o indirectamente en estos hechos? Las autoridades del Ministerio de Cultura, hasta el momento, no han ofrecido una explicación contundente.

El dominical intentó obtener una entrevista con voceros del Ministerio, pero la institución se limitó a emitir un comunicado indicando que las investigaciones están en marcha.