La tranquila rutina de un grupo de pescadores en las playas de Manzanillo, en la isla de Providencia, se vio abruptamente interrumpida este sábado, 11 de enero, cuando se encontraron con un bote a la deriva que emanaba un fuerte olor.
Al acercarse para inspeccionar, descubrieron con horror que en su interior yacían seis cuerpos en avanzado estado de descomposición.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
Arelys Fonseca, residente de la isla, relató que el macabro descubrimiento tuvo lugar en horas de la tarde. Según testigos, los pescadores intentaron remolcar la embarcación, pero el tamaño y el peso del bote lo hicieron imposible. A falta de los medios necesarios, optaron por dar aviso a las autoridades locales para que se encargaran del caso.
“Unos señores mayores que estaban pescando dijeron que era una lancha grande que tenía unos cuerpos. Trataron de acercarse lo más que pudieron y salieron a buscar ayuda para poder sacarla a tierra”, comentó Fonseca.
Sin embargo, hasta las 10:00 p. m. del mismo día, la ubicación del bote seguía siendo incierta. La embarcación continuaba a la deriva y existía el temor de que chocara con la barrera coralina, lo que podría dificultar aún más las labores de recuperación.
Este caso ha generado una ola de especulaciones en la región. Aunque las autoridades no han confirmado la identidad de los cuerpos ni el origen de la embarcación, no se descarta que se trate de migrantes.
Un antecedente similar ocurrió el 17 de enero de 2023, cuando se encontró un cadáver en la embarcación La Rogui. En ese caso, la lancha había zarpado desde Buchuaco, en el estado Falcón (Venezuela), con destino a Aruba. Este precedente alimenta la posibilidad de que el bote hallado este sábado también estuviera involucrado en un intento de migración irregular.
Las duras condiciones del mar Caribe, sumadas a la precariedad de muchas de estas embarcaciones, convierten a estas travesías en empresas de alto riesgo para quienes buscan escapar de la crisis en sus países de origen.
El coronel James Totena, comandante de la Policía de San Andrés, confirmó que desde el momento en que se recibió la información del hallazgo, se activaron operativos de búsqueda liderados por la Armada Nacional y la Policía Judicial. Estas instituciones trabajan en conjunto para localizar la embarcación y esclarecer las circunstancias del hallazgo.
“Hay mucha información, pero nada está confirmado. Ya se están haciendo las verificaciones pertinentes. Todo son hipótesis sin confirmar”, señaló Totena, dejando en claro que el caso está rodeado de incertidumbre.
Uno de los principales desafíos es la ubicación del bote, que permanece a la deriva. Esto dificulta la recopilación de evidencia y la identificación de los cuerpos, aspectos fundamentales para avanzar en la investigación.
El descubrimiento ha causado conmoción entre los habitantes de Providencia, quienes expresan su tristeza y preocupación ante lo sucedido. Algunos temen que este tipo de hallazgos se vuelva más frecuente en la región debido al aumento de las travesías migratorias irregulares en el Caribe.
El caso pone nuevamente en el centro del debate las condiciones de vulnerabilidad de los migrantes que se aventuran al mar en busca de una vida mejor. Activistas y organizaciones humanitarias han hecho un llamado a las autoridades regionales para reforzar los mecanismos de protección y prevención en las rutas migratorias.
El hallazgo de los seis cuerpos en descomposición en un bote a la deriva en Providencia es un recordatorio trágico de las consecuencias de las crisis migratorias en la región. Mientras las autoridades avanzan en la investigación, la comunidad y las organizaciones humanitarias insisten en la necesidad de soluciones integrales que garanticen la seguridad y la dignidad de quienes se ven obligados a migrar. Este es un caso que, más allá de su impacto local, exige una reflexión global sobre la migración y los derechos humanos.