En la búsqueda de un consumo más consciente y sostenible, cada vez más personas descubren que muchas partes de las frutas y verduras que suelen desecharse pueden tener múltiples usos. Un claro ejemplo es la cáscara de sandía, un recurso que no solo aporta beneficios nutricionales, sino que también puede aprovecharse en diferentes ámbitos del hogar.

Aunque la pulpa de la sandía es la parte más consumida, su cáscara esconde propiedades que la convierten en un aliado inesperado para la salud. Su parte blanca contiene citrulina, un aminoácido con efectos positivos para la circulación sanguínea, además de una cantidad considerable de fibra y antioxidantes.

La diferencia nutricional entre la cáscara y la pulpa es notable. Mientras que la parte roja es rica en agua y azúcares naturales, la capa blanca aporta un mayor contenido de fibra y un nivel significativamente más alto de citrulina, lo que puede favorecer la reducción de la presión arterial.

Cómo lavar la cáscara de sandía adecuadamente

Antes de incorporarla en la alimentación o utilizarla en otros propósitos, es fundamental asegurarse de que la cáscara esté limpia. Para ello, se recomienda enjuagarla con abundante agua corriente y frotarla con un cepillo especial para frutas y verduras. Este paso es clave para eliminar residuos de pesticidas y cualquier suciedad adherida.

La parte blanca de la sandía puede incorporarse a licuados y jugos naturales

  1. Encurtidos con un toque especial. Una de las formas más creativas de aprovechar la cáscara de sandía es mediante encurtidos. La textura firme de su parte blanca permite que absorba los sabores de vinagres y especias como canela o clavos de olor. Prepararlos es sencillo: basta con hervir la cáscara cortada en tiras junto con vinagre, azúcar y condimentos al gusto.
  2. Mermelada casera y dulce natural. Si se prefiere una opción más dulce, la cáscara de sandía puede transformarse en una mermelada casera. Al cocinarla con azúcar, jugo de limón y especias, se obtiene un dulce de textura espesa ideal para acompañar tostadas o postres.
  3. Bebidas nutritivas y refrescantes. La parte blanca de la sandía puede incorporarse a licuados y jugos naturales. Combinada con frutas como piña, manzana o limón, aporta un extra de fibra y antioxidantes, además de un sabor refrescante.
  4. Mascarilla hidratante para la piel. Las propiedades hidratantes y refrescantes de la cáscara de sandía la convierten en un ingrediente natural para el cuidado de la piel. Frotar su parte blanca directamente sobre el rostro o dejar actuar su jugo durante unos minutos puede ayudar a calmar irritaciones y aportar hidratación.
  5. Un aliado en la jardinería. Quienes cuentan con un huerto o practican compostaje pueden aprovechar la cáscara de sandía como fertilizante natural. Su alto contenido en nutrientes favorece el enriquecimiento del suelo, y su rápida descomposición la convierte en una excelente opción para la composta.

Quienes cuentan con un huerto o practican compostaje pueden aprovechar la cáscara de sandía como fertilizante natural

Reutilizar la cáscara de sandía no solo contribuye a reducir el desperdicio de alimentos, sino que también permite descubrir usos innovadores y saludables para un recurso que suele terminar en la basura.

Con pequeños cambios en la rutina, es posible transformar lo que antes se descartaba en un valioso aliado para la alimentación y el bienestar