¿Qué le ocurre a alguien que es capaz de escribir una agresión de manera anónima en las redes sociales? Veamos algunas posibles causas:

1. Está movido por el miedo

Aquel que no comparte su nombre y apellido cuando agrede es una persona temerosa. Utiliza un disfraz para que el otro no sepa quién es ni se dé cuenta de lo que siente. El miedo a ser descubierto hace que se envalentone a través de la invisibilidad. Por eso, expresa en las redes aquello que jamás diría cara a cara.

2. No está del todo seguro de lo que dijo

Hay una parte de su identidad que, al no firmar, está diciendo: “No estoy del todo seguro de lo que te acabo de decir”. Es decir, que “borra con el codo lo que escribió con la mano” como reza el dicho popular.  Ese anonimato es su manera inconsciente de demostrar su inseguridad al juzgar y criticar al otro.

3. Tiene dificultades para negociar

La mayoría de la gente, cuando tiene una diferencia con alguien, busca el diálogo, no la agresión. Aquel que no sabe confesar que algo le molesta o que no está de acuerdo con lo que se comparte en las redes posee escasos recursos comunicacionales.

Lo ideal en estos casos es ignorar la agresión y saber que no es un problema nuestro, sino de la persona que nos agrede con su propio dolor interno

¿Cuál es el objetivo de un escrito tóxico en las redes?

Aniquilar al otro. El agresivo anónimo muestra un impulso destructivo verbal. Por eso, envía una catarata de insultos. En lugar de arrojar una piedra, arroja palabras hirientes.

Nunca conecta con su “fondo yoico”. Le da vergüenza que sepan que es él o ella quien quiere destruir mediante la agresión. Es alguien que tiene una herida interna de angustia y frustración sin sanar. Pero, aunque agreda y agreda a otros, no lo alcanza a resolver.

Los seres humanos, a diferencia de los animales, censuramos nuestros impulsos, les ponemos pausa. El agresivo verbal se niega a sí mismo su “instinto psicopático”, su necesidad de destruir a los demás. ¿Y por qué lo hace público? Porque exterioriza lo que vive interna y pasivamente.

Lo ideal en estos casos es ignorar la agresión y saber que no es un problema nuestro, sino de la persona que nos agrede con su propio dolor interno (su virus interno) que expresa hacia afuera para que los demás lo visibilicen.

En casos extremos, será necesario bloquearla en las redes, un recurso válido que tenemos a nuestra disposición.