ROSARIO.- El 7 de marzo pasado, José Mauricio Maturano llevó en una moto al sicario Ignacio Herrera, que iba vestido con un sombrero tipo “piluso”, una remera blanca y un pantalón gris. Fueron a matar a un colectivero. No tenían idea a quién. No interesaba: el objetivo era ejecutar a “alguien” sin importar quien fuera para generar terror en Rosario, luego de que en los días previos fueran asesinados dos taxistas y luego, un empleado de una estación de servicio. Aquel día, en el cruce de Mendoza y México, en la zona oeste de la ciudad, dispararon contra Marcos Iván Daloia, de 39 años, que conducía el trolebús de la línea K y murió tres días después en un hospital.
Maturano desapareció de Rosario, donde la policía y las fuerzas federales lo buscaban por todos lados. Incluso, la Fiscalía difundió, en julio pasado, imágenes donde se veía a los sicarios en la moto yendo a matar a Daloia.
El sicario fue detenido este martes en la villa 31 de Retiro por la Policía de la Ciudad, que lo aprehendieron con 68 dosis de cocaína, 8440 pesos y una riñonera. Al ser arrestado habría dado un nombre falso. Pero el titular de la Unidad Fiscal de Flagrancia Este de la Capital, Norberto Tropea, encomendó la identificación del detenido a la División Investigaciones Especiales (DIE) de la Policía de la Ciudad. El cotejo de las huellas dactilares del sospechoso con la información de la base de datos del Registro Nacional de Reincidencia develó que se trataba de Maturano, que tenía pedido de captura vigente emitido por la Unidad Fiscal Especial de Homicidios Dolosos de Santa Fe, a cargo de Patricio Saldutti.
Este hombre era el último que restaba detener por este crimen que provocó pánico en Rosario, a tal punto que los gobiernos de Santa Fe y de la Nación catalogaron la serie de ataques letales como “narcoterrorismo”. Este clima marcado por estas cuatro muertes provocó que la ciudad quedara por varios días paralizada. Pocos se animaban a salir a la calle en un contexto en el que cualquiera podía ser una víctima del crimen organizado. Esto derivó en que el Ministerio de Seguridad reforzara con más efectivos federales el Operativo Bandera, que se había iniciado a fines de diciembre para intentar frenar la espiral de violencia.
En un video de las cámaras de seguridad de la zona al único que habían podido identificar era al conductor de la moto. El 29 de julio se entregó a la policía Axel Herrera, de 19 años, el joven que disparó y causó la muerte del chofer.
El sicario estaba prófugo y su madre lo convenció de que se entregara a las autoridades, luego de conversar un día antes, el domingo 28 de julio, con el pastor evangélico David Sensini. La mujer aportó el lugar donde la policía debía ir a buscarlo. En la charla que tuvo con el pastor, la madre del sicario contó que ella iba a rezar porque años antes Mauricio “Caníbal” Laferrara, jefe de los sicarios del narco Esteban Lindor Alvarado, había matado a su otro hijo. Pedía consuelo por uno de sus vástagos, pero al mismo tiempo tenía a otro prófugo por haber ejecutado uno de los crímenes más resonantes de la ciudad.
En ese momento nadie sabía dónde estaba Laferrara, que se había fugado el 17 de octubre de 2023 de la cárcel de Villa Devoto, adonde inexplicablemente había sido trasladado desde el penal santafesino de Piñero. Fue recapturado en julio pasado en una casa en la localidad de Andino, a unos 30 kilómetros de Rosario.
DETUVIMOS A UNO DE LOS CAPOS NARCOS MÁS PELIGROSOS DE ROSARIO EN EL BARRIO 31
Marturano estuvo involucrado en el asesinato por encargo de un colectivero en Rosario, en el mes de Marzo.
Estaba prófugo y era buscado por la justicia de Santa Fe.
En un excelente trabajo, la… pic.twitter.com/YzhOqpxBaj
— Waldo Wolff (@WolffWaldo) November 27, 2024
Maturano está ahora alojado en una alcaidía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En los próximos días se realizará su traslado a Rosario, donde será sometido a la audiencia imputativa por su coautoría en el crimen del chofer de trolebús que investiga el fiscal Saldutti.
En la causa por el asesinato de Daloia ya hay tres condenados: el primero fue Axel Ignacio Herrera, de 19 años, como el autor de los disparos que mataron al chofer. Luego, fueron sentenciados Jesús Chávez y Marcelo Caro, quienes recibieron la pena de tres años de prisión de ejecución condicional por haber escondido la ropa de los sicarios y la moto utilizada para ejecutar el homicidio.
También se entregó Joana García, quien admitió ser expareja de Maturano y haber participado en el homicidio de Bruno Bussanich, el playero asesinado a tiros en la estación de servicio de Mendoza al 7600 el pasado 10 de marzo, en la semana de los “narcocrímenes”.
Por esa relación, se cree que este grupo de vendedores de droga marginales fueron quienes aportaron la “mano de obra” –es decir, los sicarios– para llevar adelante estos homicidios. La investigación apunta a que fueron planificados desde la cárcel de Piñero por Alejandro Núñez, conocido en el ambiente criminal como Chucky Monedita.
En el gobierno de Santa Fe insistieron en su momento que creían que detrás de los crímenes también estaba la sombra del narco Esteban Alvarado, pero en la investigación judicial hasta ahora no se encontraron evidencias de que este jefe criminal, que está preso en el penal de Ezeiza, haya planeado la serie de ataques.