Son decenas de videos y de fotografías enviadas en grupos de vecinos de distintos barrios cerrados del partido de Pilar que registran lo que nombran como “invasores”. Carnívoros y multitudinarios han aparecido varios grupos de zorros que encendieron alarmas por los estragos que pueden generar. Reportes como estos datan desde 2019, según información del propio gobierno provincial. Hay casos inofensivos: muchos roban zapatos o medias colgadas en los tenders, toman agua de las piletas, o persiguen a alguna mascota desprevenida. Sin embargo, hay también situaciones más graves. “Ayer uno de ellos cazó un gato, acá vimos como se lo llevaba a la madriguera”, comparte un vecino de los Jazmines, en el barrio de Pilar del Este.
Sin tono de sorpresa, pero sí de temor, este pilarense, que prefirió no dar su nombre, denuncia los “estragos” que las manadas de zorros ejecutan sobre las pacíficas calles y jardines de este barrio privado. “Es preocupante, sobre todo para los que tienen niños pequeños y quieren salir a jugar”, añade el vecino. Según pudo saber LA NACION, estos casos también se dan en otras localidades del Gran Buenos Aires.
A pesar de los testimonios recopilados tanto en Pilar del Este como en Campo Chico, dentro del mismo partido, no hay datos científicos que comprueben un incremento en la población de este mamífero en la zona y es certero que su presencia no es reciente.
No obstante, según datos del Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, son nueve los barrios privados dentro del partido de Pilar que han iniciado algún proceso de denuncia por la llegada de estos animales: Haras de Pilar, Club de Campo, Pilar del Lago, Larena, Los Cerrillos, Highland Park, Planta Molinos, San Sebastián, Casuarinas del Pilar, Campo Chico.
Incluso hay denuncias previas en otras zonas de la provincia de Buenos Aires, como en Moreno, donde reportaron ejemplares desde el año pasado. Cristian Gillet, director de Operaciones Zoológicas y del Centro de Recuperación de Especies de Fundación Temaikèn, explica que, en realidad, los zorros llegaron antes que los humanos y son especies protegidas.
Y es que los zorros, al igual que los caranchos y los gatos monteses, son la fauna autóctona del norte bonaerense. “Los habitantes que viven más alejados de la ciudad tienen más probabilidad de tener que convivir con ellos”, plantea Gillet. Aunque vecinos de Pilar del Este aseguran que antes no había tal cantidad de ejemplares.
Victoria Ventura, otra vecina del barrio privado, atribuye el aumento a la pandemia del Covid-19. “Arrancó ahí, y obviamente aparecieron un montón de especies que no había antes. Los zorros fueron los que fueron más evidentes. Y ellos aparecieron y jamás ese fueron”, asegura.
Y a pesar de que esta situación lleva cuanto menos cinco años, parece que ven con más frecuencia a estos animales interactuar en el barrio de los Jazmines. Son múltiples los llamados y las quejas que envían desde este, como otros barrios de la zona, hacia el gobierno de la provincia de Buenos Aires y también, hacia la Fundación Temaikèn.
Desde la Dirección de Flora y Fauna, explicaron a LA NACION, solicitaron a la administración barrial el inicio del trámite establecido para actuar por presencia de fauna silvestre. Este es el primer paso para después poder elaborar un Plan de Manejo Integral de Fauna Silvestre a cargo de un profesional en esta materia.
Gillet asegura que reciben todos los llamados de vecinos preocupados. “Son muchos y evaluamos todos. Lo que pasa es que, en nuestro caso, priorizamos el bienestar animal. Si los animales están lastimados se actúa, pero si no es el caso, nosotros no intervenimos”, comenta el experto, y advierte que los zorros no son violentos, pero que la convivencia con el ser humano debe ser sana.
Pero la convivencia se complica cuando las personas no saben como reaccionar cuando aparece sobre su jardín una manada de estos ejemplares, cuando roban alguna prenda o cuando ven en riesgo la vida de sus mascotas más pequeñas. La convivencia entre el ser humano y el resto de los animales allí, en varios de los casos, es de tensión. Pero no todos ven esta situación como conflictiva.
Distintas visiones
Silvia Bahr, también de los Jazmines dentro de Pilar del Este, disiente de la opinión de algunos de sus vecinos, o para tal caso, de habitantes de otros barrios dentro de la municipalidad. “Acá hay vecinos que le tienen miedo hasta a una mariposa”, tira con un poco de humor. Ella cuenta que en su barrio llegó a haber 11 zorros, pero que la convivencia no era conflictiva para ella.
“Salían a la noche, cuando dejaban de sonar los motores de los autos y llegaban directo a mi casa. Yo les daba de comer restos de carne y comida balanceada, que fue lo que una veterinaria me dijo que podía hacer. Pero llegó un día en el que se llevaron a casi todos. Dejaron solo un cachorrito, lo que me pareció terrible. En el grupo pregunté si los habían sacrificado y me hicieron saber que no, pero no sé bien qué pasó con ellos”, recuerda la vecina. Desde el gobierno provincial aseguran que ellos no tuvieron que ver en ningún proceso de reubicación. Este punto es sensible, pues la Ley 10.081/83 del Código Rural de Provincia de Buenos Aires, que en su sección tercera contempla el que hacer con la fauna silvestre., previene de reubicar a cualquier especie protegida.
Ella descarta que haya más zorros que antes en la zona, aunque atribuye mayor presencia de ellos debido a construcciones que continuamente aparecen en los alrededores debido a la expansión urbana y a que el pequeño zorro que había quedado se reprodujo con otro que apareció después. Ventura, su vecina, habla también de su temor de que los zorros se sigan reproduciendo y que se acerquen cada vez más a la gente y a las mascotas.
Gillet no descarta que estos animales se acostumbren a la presencia de personas por la simple convivencia, aunque reitera que los zorros no son agresivos si no se les acorrala o persigue. Bahr incluso atestigua que sus dos gatos le hicieron frente a uno de los zorros, y que los animales salvajes no hicieron más que irse de allí.
A los vecinos de cualquier barrio afectado, el experto les aconseja, sobre todo, medidas preventivas: tapar bien la basura, cuidar a las mascotas por la noche, tapar cualquier sitio donde los zorros se puedan refugiar y, dependiendo del caso, cercar los jardines para evitar el contacto. Expresamente, advierte de no darles de comer a los zorros y cuidar el alimento para mascotas que dejen en el exterior.
Además, asegura que la reubicación es una medida parcial, pues estos animales seguirán volviendo. Por otro lado, el gobierno de la provincia de Buenos Aires también contempla medidas para casos de conflicto como estos.
Quienes se encargan de estas situaciones es la Dirección de Flora y Fauna, dentro del Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires. Existe un protocolo que pueden adoptar los barrios privados y que lista una serie de pasos a seguir para denunciar, registrar y dimensionar cada caso particular por presencia de zorros, gatos monteses, caranchos u otro ejemplar de fauna silvestre.
Cada barrio debe llenar un registro por “conflicto con fauna”, hacer una evaluación de impacto ambiental y en el caso de que amerite, realizar un estudio poblacional de la fauna en la zona que se habita o que se está por habitar. En el caso de Pilar del Este, hay algunos que ya iniciaron el proceso.