Un grupo de manifestantes abjasios irrumpió este viernes en la sede del Parlamento y tomó las instalaciones en señal de protesta por un proyecto de ley que busca impulsar las inversiones rusas en el territorio. Hay al menos ocho heridos.
Videos difundidos en redes sociales muestran al contingente a las afueras de la sede, intentando ingresar por la fuerza al lugar. También se ve una valla que rodeaba el perímetro forzada tras el impacto de una camioneta y el patio delantero completamente invadido.
“El pueblo controla el edificio de la Administración presidencial, el Parlamento y, también, la televisión estatal”, dijo a la agencia Interfax Adgur Ardzinba, un dirigente opositor.
Ante la irrupción del grupo, los legisladores que se encontraban en el edificio fueron evacuados -el presidente Aslan Bzhania no se encontraba en su despacho- y la Policía respondió con gases lacrimógenos. “Aquí nos quedamos todos, nadie se va, estamos esperando” una respuesta, dijo el disidente Levan Mikaa, según citó el diario Nuzhnaya Gazeta.
El grupo tomó esta medida de fuerza en señal de rechazo a un acuerdo que los parlamentarios debían ratificar en la sesión de este viernes, que prevé la concesión de varios proyectos de inversión a empresas rusas en el territorio. La iniciativa, que se sumaría al acuerdo de hace un año para establecer una base militar del Kremlin en Ochamchira, en el mar Negro, aumentaría la influencia de Moscú en la región, y respondería a presiones ejercidas desde el país vecino, lo que encendió las alarmas de gran parte de la población.
Bzhania llamó a una solución pacífica del asunto y aseguró estar preparando los documentos necesarios para dar marcha atrás con el pacto, aunque ello no fue suficiente para contener la crisis. La oposición exigió igualmente su renuncia inmediata y la asunción de un consejo de coordinación que devuelva la estabilidad y dé paso a elecciones anticipadas.
“Al actual Presidente se le presentará la demanda de la dimisión. En la República deben celebrarse elecciones presidenciales anticipadas”, insistió Ardzinba.
Horas más tarde, el mandatario respondió a los manifestantes y ratificó que seguirá en su cargo, a pesar del malestar social. “Los acontecimientos de hoy han vuelto a poner a nuestra República ante grandes problemas. Los dirigentes de Abjasia (…) están en sus puestos y seguirán trabajando. Por tanto, les pido que no cedan a la provocación. Estoy aquí en Abjasia y seguiremos trabajando”, declaró, a la par que extendió su agradecimiento a las Fuerzas Armadas por accionar rápidamente y aseguró que “haremos esfuerzos para eliminar las consecuencias de estos eventos”.
Por su parte, Rusia condenó lo ocurrido y manifestó su “preocupación” ante las imágenes que llegaron desde Sujumi. “Rusia sigue con preocupación los acontecimientos en la vecina y amiga Abjasia, donde, de nuevo, se han agravado las contradicciones políticas”, comenzó diciendo la portavoz de Exteriores, María Zajárova.
A continuación, lamentó que la oposición “no considerara posible arreglar sus diferencias con las autoridades legítimas a través de un diálogo civilizado y mutuamente respetuoso, y se saliera del marco legal, provocando una escalada del conflicto”.
Los incidentes de las últimas horas, sin embargo, se produjeron tras días de incidentes frustrados, que ya dejaban entrever el descontento social.
Este lunes, la Policía de Abjasia detuvo a cinco disidentes que protestaban en contra del proyecto a las afueras del Parlamento, mientras que otro grupo intentó irrumpir en la sede del Servicio de Seguridad del Estado. El martes, otro grupo bloqueó tres puentes cerca de la capital para exigir la liberación de los detenidos la víspera.
En 2008, Georgia y Rusia se enfrentaron en una breve guerra por Osetia del Sur y Abjasia, en la que venció Moscú y, posteriormente, reconoció a ambas regiones como países independientes. No obstante, la mayoría de los países de la comunidad internacional se abstuvieron de acompañar esta postura, al igual que el Gobierno georgiano, que sigue considerándolas zonas autónomas bajo su propia soberanía.
De momento, la seguridad de la región y la frontera está bajo control de militares rusos y abjasios, aunque la presidente Salomé Zurabishvili ha denunciado, en los últimos meses, una serie de intentos del Kremlin de anexionarse territorios georgianos en la zona separatista.
(Con información de EFE y Europa Press)