El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann. EFE

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó que la economía argentina caería un 3,8% este año, que tendría un rebote de 3,6% en 2025 y que la inflación se desacelerará hasta un ritmo de 30% anual, según la última actualización de sus proyecciones económicas globales conocidas este miércoles. Se trata del club de economías desarrolladas al cual el gobierno de Javier Milei buscará integrarse a través de un proceso que comenzó formalmente a mitad de año.

De acuerdo al informe global que publicó esa institución, la secuencia para la economía argentina sería de una caída de 3,8% en 2024 -una contracción algo más profunda de lo que espera el consenso de mercado según el REM, de 3,6%-, una recuperación de 3,6% el año próximo y de 3,8% en 2026. La Argentina y Japón (-0,3%) son los únicos países alcanzados por el informe de la OCDE que terminarían el 2024 con recesión.

“La recuperación del consumo privado se sustentará en aumentos de los salarios reales en un contexto de inflación en descenso y fortalecimiento del mercado laboral”, indicó la OCDE. La inflación pasaría de 120% este año a 29,8%, en línea con la suba de precios promedio esperada por el proyecto de Presupuesto 2025.

“La inversión se beneficiará de la mejora de la confianza a medida que se reduzcan gradualmente los desequilibrios macroeconómicos, con un mayor apoyo de un nuevo régimen preferencial para grandes proyectos”, planteó, en referencia al RIGI. “Las importaciones se recuperarán a medida que aumente la demanda interna, superando el crecimiento de las exportaciones”, describió y alertó de todas formas que “los retrasos en la implementación de las reformas planificadas son un importante riesgo a la baja para las proyecciones”.

En ese plano, sobre el equilibrio fiscal, la institución que preside el ex ministro de economía australiano Mathias Cormann, “la consolidación fiscal debería continuar”. “El Banco Central ha estado reduciendo sus pasivos cuasifiscales y cerrando varias fuentes indirectas de creación de dinero. La flexibilización de las restricciones a las importaciones y los controles cambiarios proporcionaría un impulso adicional al crecimiento”, enumeró como activos para el plan económico.

De acuerdo al informe global que publicó esa institución, la secuencia para la economía argentina sería de una caída de 3,8% en 2024, una recuperación de 3,6% el año próximo y de 3,8% en 2026

Sin embargo, consideró, “se necesitarán tasas de interés reales internas más altas para impulsar la demanda de activos en moneda nacional a medida que se relajen los controles cambiarios”. “La continuación de las reformas en curso en los mercados de productos y de trabajo es necesaria para mejorar el entorno empresarial y aumentar la productividad y los ingresos”, apuntaron.

Respecto a la última foto de la actividad económica, la OCDE estimó que “los indicadores de corto plazo muestran signos de mejora”. “El crecimiento trimestral repuntó hasta el 3,4% en el tercer trimestre, según las lecturas secuenciales de un indicador de actividad mensual. La agricultura y la ganadería, y la minería fueron los sectores con el crecimiento más significativo, y la industria manufacturera, la construcción y el comercio también experimentaron una fuerte recuperación”, enumeraron.

La OCDE es un foro de países desarrollados que promueven buenas prácticas de gobierno y cuya sede radica en París. REUTERS

En ese sentido, sumaron que “el crédito real está aumentando, la confianza del consumidor aumentó un 8,8% en octubre. La desinflación continúa, ya que la inflación mensual alcanzó el 2,7% en octubre, su nivel más bajo desde noviembre de 2021. Los aumentos salariales han comenzado a superar la inflación desde abril”, plantearon, por otra parte.

Cepo, dólar atrasado y los desafíos hacia adelante

En una apartado con análisis en detalle, la OCDE consideró que la devaluación de hace casi un año hizo ganar competitividad al frente externo por un aumento en las exportaciones, pero alertó sobre un atraso posterior en el tipo de cambio ya que “la alta inflación posteriormente erosionó algunas de las ganancias de competitividad”.

“Se espera que la reducción de los impuestos a las importaciones y la flexibilización gradual, aunque lenta, de las restricciones cambiarias para los importadores aumenten las importaciones en los próximos trimestres, y la cuenta corriente vuelva a deteriorarse lentamente”, advirtió y remarcó al blanqueo como un factor que ayudó al ingreso de divisas al sistema.

LA OCDE consideró, “se necesitarán tasas de interés reales internas más altas para impulsar la demanda de activos en moneda nacional a medida que se relajen los controles cambiarios”

Sobre el camino del ajuste fiscal, la OCDE destacó el superávit acumulado entre enero y octubre, algo que no se había registrado nunca desde 2010 y dijo que es posible que el 2024 termine con un excedente fiscal equivalentea a 1,5% del PBI. “El presupuesto de 2025 apunta a un presupuesto general equilibrado y exige recortes automáticos del gasto para compensar déficits inesperados de ingresos”, describió.

Sobre la política monetaria del Banco Central, la entidad remarcó que “el crecimiento de la base monetaria nominal se ha contenido, y las medidas de la base monetaria y del stock monetario amplio se encuentran cerca de mínimos históricos”. “Se están cerrando casi todas las fuentes de expansión monetaria, incluidas las compras de reservas del Banco Central, que ahora se están esterilizando”, algo que ayudó a la desaceleración inflacionaria y que limita “el riesgo de una fuerte devaluación de la moneda una vez que se levanten los controles de capital”.

Sobre la economía que viene para el 2025, la OCDE mencionó que la recuperación de los salarios hará crecer el consumo y que la inversión también tendrá un repunte “suponiendo que la mayoría de los controles de capital se levanten en 2025″.

El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Mathias Cormann, en una reunión en agosto con la entonces canciller Diana Mondino. EFE

Por otro lado, plantearon que “la eliminación total de los impuestos extraordinarios a las importaciones, prevista para enero de 2025, ayudará a reducir el costo de las importaciones y compensará en parte la devaluación esperada de la moneda nacional a medida que se levanten los controles de capital”.

La demora en medidas sobre el cepo fueron señaladas por la OCDE como parte de “los riesgos a la baja para las proyecciones”, que incluyen dilaciones “en el levantamiento de los controles de capital y de moneda”. “La fatiga de las reformas podría frenar la confianza empresarial y la inversión. Por el lado positivo, un crecimiento económico más fuerte en los principales socios comerciales podría impulsar las exportaciones por encima de las expectativas”, contrastó.

Entre los desafíos hacia adelante, la institución aseveró que “será necesario renovar los esfuerzos para sostener la consolidación fiscal” pero planteó que sería necesario una “mejora de la gobernanza y la focalización de algunos programas de protección social, la racionalización de los subsidios a la energía, el transporte y el agua, y el aumento de la eficacia de la recaudación de impuestos simplificando el sistema tributario”, algo sobre lo que el Gobierno comenzó a trabajar sobre el final del año, tal como informó Infobae.

La OCDE mencionó que la recuperación de los salarios hará crecer el consumo y que la inversión también tendrá un repunte “suponiendo que la mayoría de los controles de capital se levanten en 2025″.

En esa reforma, creen, deberían eliminarse “los impuestos distorsivos y reducir la tributación regresiva”. “Se necesitarán tipos de interés reales positivos para contener la inflación y generar demanda de la moneda nacional una vez que se levanten los controles de capital, pero esto tendrá costos fiscales, que se sumarán al difícil equilibrio que enfrentan las políticas macroeconómicas”, continuaron.

Por último, concluyeron que “para impulsar el crecimiento de la productividad se requerirán reformas estructurales de amplio alcance, que incluyan un mayor avance en la racionalización de las regulaciones, menores barreras de entrada al mercado, una competencia más fuerte, menores barreras comerciales y programas de capacitación que respondan a la demanda de habilidades técnicas de los empleadores”, cerró el informe de la OCDE.