En el reino animal abundan los misterios y aún conocemos poco sobre los intrigantes comportamientos de muchas especies. Sin embargo, un sorprendente hallazgo se realizó recientemente a través de la observación de delfines de río, conocidos como botos. Se encontró que estos animales marinos son capaces de orinar fuera del agua, un comportamiento que despertó un gran interés científico.

Durante más de cuatro años (2014-2018), un grupo de científicos enrolados en un estudio conjunto realizado por el Proyecto de Investigación Botos do Cerrado, en Brasil, y el Grupo de Investigación CetAsia, en Canadá, observó en el río Tocantins, en Brasil, un inusual ritual protagonizado exclusivamente por machos. Estos delfines, en lugar de liberar su orina directamente en el agua, se posicionan lentamente boca arriba. Así, emergen la zona genital sobre la superficie y expulsan un chorro hacia el aire.

Aunque aún no existe una respuesta definitiva, advierten los científicos, la hipótesis más fuerte sugiere que los botos emplean la orina como una forma de comunicación química, similar al marcaje territorial que realizan algunos mamíferos terrestres como los ciervos. Estos animales utilizan la orina para indicar dominancia, estado físico o predisposición al apareamiento.

Los botos emplean la orina como una forma de comunicación química, similar al marcaje territorial que realizan algunos mamíferos terrestres

De hecho, en las observaciones realizadas por los investigadores, casi siete de cada diez veces había al menos otro macho presente. Estos “receptores” no solo presenciaban el acto, sino que a menudo se acercaban activamente al chorro de orina con su rostro. Esta parte del cuerpo, dotada de sensibles cerdas, podría actuar como receptora química, al captar información esencial sobre el individuo emisor.

Este fenómeno desafía la noción previa de que los mamíferos acuáticos no emplean señales químicas debido a la dificultad para percibir sustancias disueltas en el agua y al escaso desarrollo del sentido del olfato en los cetáceos. De hecho, los investigadores plantean la posibilidad de que los delfines posean una capacidad sensorial combinada, denominada “cuasi-olfacción”, que les permitiría interpretar químicamente estas señales y obtener valiosa información sobre otros individuos.

La duración promedio de este curioso evento es breve —alrededor de 11 segundos— aunque variable (entre 1 y 41 segundos). El hecho de que ocurra exclusivamente entre machos y generalmente en presencia de otros individuos sugiere que podría tratarse de un mecanismo complejo de interacción social o sexual, más allá del simple acto fisiológico de eliminación de desechos.

El boto o delfín rosado del Amazonas destaca particularmente por su llamativa coloración, que varía desde el gris al rosa brillante

Los delfines de río: adaptaciones únicas y amenazas

Este peculiar comportamiento nos recuerda los fascinantes y misteriosos que son los delfines de río. Estos animales están especialmente adaptados a las aguas turbias y poco profundas de grandes afluentes. A diferencia de sus parientes marinos, poseen cuerpos más flexibles y cuellos más móviles, que les permiten maniobrar hábilmente entre raíces y ramas sumergidas para capturar peces y crustáceos, su alimento principal.

Dentro de las especies de delfines de río, el boto o delfín rosado del Amazonas destaca particularmente por su llamativa coloración, que varía desde el gris al rosa brillante, el cual se intensifica con la edad o en momentos de excitación social.

Estos animales cumplen un rol ecológico clave, ya que mantienen el equilibrio en los ecosistemas fluviales al regular las poblaciones de peces

Estos animales cumplen un rol ecológico clave, ya que mantienen el equilibrio en los ecosistemas fluviales al regular las poblaciones de peces. Sin embargo, actualmente, enfrentan crecientes amenazas, como la contaminación, la pesca incidental y la pérdida de su hábitat natural, según cuenta el sitio de la organización de protección animal Panda. Todo esto, hace esencial profundizar en su estudio y protección.