El objetivo de los padres como tales es criar hijos felices y emocionalmente saludables. Sin embargo, las palabras que se elijan para motivar o corregir el comportamiento de ellos tienen un impacto en su desarrollo emocional y psicológico.

Según el sociólogo de la Ivy League y profesor de la Escuela de Negocios de Columbia, Adam Galinsky, existe una frase comúnmente utilizada por los padres que, en lugar de ser útil, puede ser perjudicial para el futuro emocional y académico de sus hijos.

El daño de la frase “estoy decepcionado de ti”

En su próximo libro titulado Inspire: The Universal Path for Leading Yourself and Others, Galinsky discute cómo ciertas expresiones aparentemente inofensivas pueden tener consecuencias duraderas.

Hay que cuidar las palabras para no generar vergüenza en los niños

Entre ellas, destaca la frase “estoy decepcionado de vos”, que muchos padres utilizan con la intención de corregir una conducta equivocada o motivar a sus hijos a mejorar. Sin embargo, el sociólogo explicó que este comentario puede tener “un efecto negativo en la confianza y la autoestima de los niños”.

“La vergüenza no es productiva, y la vergüenza puede llevar a la evasión”, afirmó Galinsky al medio CNBC Make IT. En lugar de fomentar un ambiente de aprendizaje, donde el niño pueda reconocer su error y buscar soluciones, esta frase genera una sensación de vergüenza que puede bloquear la capacidad de resolución de problemas y el pensamiento crítico.

La vergüenza, en vez de incentivar el aprendizaje de los errores, “es debilitante y desestabilizadora”, lo que puede generar una respuesta emocional negativa.

Ciertas expresiones aparentemente inofensivas pueden tener consecuencias duraderas

El sociólogo diferencia entre vergüenza y culpa. Mientras que la vergüenza lleva a los niños a evitar enfrentar la situación, la culpa puede ser una emoción que impulsa a la acción correctiva.

“La culpa lleva a la reparación, mientras que la vergüenza suele llevar a la evitación,” afirmó. De este modo, si un niño siente que cometió un error, pero no se le hace sentir vergüenza, es más probable que se enfoque en encontrar una solución.

En lugar de decir “estoy decepcionado de vos” cuando un niño comete un error, Galinsky sugirió un enfoque más motivador. “En lugar de decir ‘estoy decepcionado de que no hayas hecho tu tarea’, podrías decir ‘¿Cómo podemos organizarte para que puedas hacer tu tarea a tiempo?’”