Imprevistamente, el Tribunal Oral Federal 6 ordenó la detención de una testigo que declaraba en el juicio oral por el atentado a la ex vicepresidenta Cristina Kirchner. Se trata de Lidia Alejandra Benítez, una joven amiga de Nicolás Gabriel Carrizo, el llamado jefe de los copitos y acusado en el caso, quien ya quedó presa.
En su declaración, la fiscalía y la querella denunciaron una serie de contradicciones entre lo que había declarado en la instrucción y lo que sostenía ante los jueces en el debate público en torno a si Fernando Sabag Montiel y Carrizo hablaban de política y de matar a la ex jefa de Estado.
Fue la culminación de una audiencia extraña que se inició con el abogado de Brenda Uliarte Alejandro Cippolla pidiendo llamar de nuevo a declarar a la ex presidenta para que diera cuenta sobre si se “autopercibía” mujer, ante la nueva acusación de violencia de género que impulsa la fiscalía. El pedido no solo generó la sorpresa e incomodidad de la jueza Sabrina Namer sino el inmediato repudio de los otros participantes del debate.
Luego fue el turno de escuchar a Agustina Díaz, la amiga de Brenda que estuvo presa al inicio de la causa y que terminó sobreseída. Ella era “amor de mi vida” en el teléfono de Uliarte, a la que la hoy detenida le confiaba que iba a convertirse en “San Martin” y que iba a mandar a matar a Cristina Kirchner en los días previos al atentado. La joven la trató de una persona “fantaseosa” y aseguró que nunca la tomó en serio. También aseguró que Brenda era “manipuladora” y “manipulable” y que tras la muerte de su bebé, en plena pandemia, buscaba encontrar un sentido a su vida. Brenda, aislada del resto desde que buscó pegarle a un abogado, tuvo que retirarse de la sala llorando.
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