“El Cártel de Sinaloa ya no existe, al menos como la organización criminal que conocimos en las últimas décadas”, es una frase repetida por periodistas expertos en la investigación del narcotráfico y del crimen organizado; el detonante, la presunta traición de Los Chapitos -a manos de Joaquín Guzmán López- para secuestrar y entregar a Ismael El Mayo Zambada al gobierno de Estados Unidos.
“Me apendejé”, serían parte de las primeras palabras que el Mayo Zambada le diría a su familia luego de caer en la ‘trampa’ de Los Chapitos, quienes según la versión del periodista Luis Chaparro -con quien este medio conversó- obtenida por testimonios de la familia Zambada García, funcionarios estadounidenses y miembros del Cártel de Sinaloa (facción Mayiza), lo habrían citado a una reunión para que fuera intermediario de los problemas que mantenían el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y el diputado federal electo, Héctor Melesio Cuén Ojeda, asesinado el mismo día de la detención del Mayo Zambada: 25 de julio.
Le decían “El Güero” o “El Güero-Moreno”, era el de más bajo perfil entre sus hermanos (Ovidio, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo); también se sentía el más inteligente -según declaraciones del Mini Lic- y era el único de los narcojuniors herederos del Chapo Guzmán dispuesto a entregarse a Estados Unidos.
Joaquín Guzmán López -dice Luis Chaparro- retomó la comunicación que su familia había perdido con los Zambada después del primer culiacanazo (2019); desde entonces -por órdenes y consejo de su padre- ya sabía lo que tenía que hacer: seguir los pasos de Dámaso López Serrano, “El Mini Lic”.
“El Mini Lic me reveló en una entrevista que en algún momento El Chapo y El Mayo sentaron a todos Los Chapitos, al Mayito Flaco (Ismael Zambada Sicairos) y a él para proponerles que se entregaran todos en bola; en esa reunión había abogados estadounidenses y había agencias que les ofrecieron buenos beneficios si se entregaban juntos”: Luis Chaparro.
De los presentes, el único que levantó la mano fue “El Güero-Moreno”; Iván Archivaldo y Alfredo se negaron al momento. Con los años se supo que El Mini Lic sí negoció (le dieron cinco años de cárcel) y terminó por convertirse en el ejemplo a seguir de Joaquín Guzmán López: entregarse a cambio de dar un poco de dinero y pasar algunos años en prisión.
“Después de la captura de Ovidio (enero de 2023) es cuando empiezan a planear en entregar a alguien más para que los beneficios alcancen a los dos Guzmán López (…), es cuando Joaquín comienza a acercarse de nuevo a su padrino (El Mayo Zambada) y a ganarse su confianza”.
El fin del Cártel de Sinaloa
Esa organización que tenía varios líderes del narcotráfico y que se dividieron el poder y control de las plazas personajes como El Chapo Guzmán, El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero, El Güero Palma y Juan José Esparragoza Moreno, ya no existe:
“Esa organización que podía mantener acuerdos con otros grupos criminales sin que se trastocaran los acuerdos y manteniendo una pax narca ya no existe; esa organización que era más laxa y ‘amigable’ con otros cárteles dejó de existir. Ahora lo que tenemos es una lucha encarnizada por el poder y por saber quién tiene mayor presencia en el país, mayor poder y más dinero”: José Luis Montenegro.
Montenegro, autor del libro Los Chapitos: radiografía criminal de los herederos del Cártel de Sinaloa, recalca que esa imagen de la organización criminal “quedó para los libros de historia” y dio paso a una fragmentación que dará origen a nuevos capos y nuevos cárteles de la droga.
José Luis Montenegro fue de los primeros en señalar la posible alianza que presuntamente ya se estaría fraguando entre Los Chapitos y El Mencho, lo que uniría al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) con una de las dos familias más importantes del Cártel de Sinaloa; además, también auguró que Iván Archivaldo Guzmán Salazar podría convertirse en la figura más importante del narco mexicano durante el sexenio de Claudia Sheinbaum.
Antes de que Iván Archivaldo asumiera el trono del narco sinaloense, hacía falta desestabilizar la estructura del Cártel de Sinaloa y sacar de la jugada al histórico fundador y líder de la organización criminal fragmentada en varias familias criminales asentadas en los estados de Sinaloa, Durango, Chihuahua y Sonora: El Mayo Zambada.
Al respecto, Luis Chaparro apunta:
“El Cártel de Sinaloa creció tanto que empezó a implosionar, ya era difícil sostener una cosa de ese tamaño; lo mismo pasó con el Cártel de Juárez, era tan grande que lo empezaron a reventar desde dentro. Desde hace años el Cártel de Sinaloa vivía una pugna interna; las fuerzas de inteligencia de Estados Unidos lo infiltraron para reventarlo desde dentro y fuera, también presionaron al gobierno de México para que se fuera particularmente contra ese cártel y comenzaron a verse detenciones al nivel de Ovidio Guzmán”.
Quien dio la estocada final para el derrumbe del Cártel de Sinaloa como lo conocimos desde la década de 1990 fue Joaquín Guzmán López, el narcojunior que fue capaz de engañar a su padrino, el capo que evadió a la justicia por 50 años y en una tarde de julio “se apendejó”.