Aplausos, aplausos y más aplausos. Independiente dio el puntapié inicial a la que podría denominarse como su “campaña de consolidación” con una actuación para el entusiasmo. Fue 2-1 frente a Sarmiento de Junín, una cifra que se quedó corta en función de la cantidad de ocasiones de gol creadas y, por encima de eso, de la calidad de muchas de las acciones elaboradas por el equipo.

Es verdad que el Rojo comenzó la temporada con un panorama mucho más alentador que en años anteriores. Ocho refuerzos (el último, Franco Paredes, todavía no firmó su contrato) y la compra definitiva de Kevin Lomónaco, ninguna baja demasiado sensible, el mismo cuerpo técnico y la base del equipo que logró devolver al club a las competiciones internacionales, pero también lo hizo con una meta más ambiciosa. Esta vez se trata de dar algún paso más, ya sea la obtención de un título o al menos la clasificación para la próxima Copa Libertadores 2026. Y tantos propios como extraños saben que para alcanzarla necesita saldar las dos principales deudas que contrajo en 2024: aumentar el volumen de juego y encontrar regularidad.

Gabriel Avalos encara a Juan Insaurralde; Independiente ganó bien

El primer examen, frente a un rival que mostró demasiado poco como para dar una medida ni siquiera aproximada, fue sin duda positivo. Incluso pese a tener que enfrentar un adversario inesperado: el mal estado de un campo de juego que suele lucir impecable. Aun así, el conjunto de Julio Vaccari completó una actuación que solo descubrió algún mínimo bache en el tramo final, luego que un choque entre Rodrigo Rey y Franco Frías fuese juzgado como penal y Pablo Magnin achicara la distancia en el marcador.

Mostró Independiente dos caras bien diferentes, pero igual de efectivas y lucidas. Presión bien alta y asfixiante en la primera media hora, para impedir cualquier opción de salida fluida de Sarmiento, y a partir de ahí monopolizar la pelota y los espacios. Fluidez y velocidad para avanzar una vez producida la recuperación, aprovechando sobre todo la habilidad y precisión de Santiago Montiel para cambiar de frente con su zurda desde el sector derecho y encontrar compañeros vacíos por la otra banda.

Su tercer intento concluyó con un centro de Diego Tarzia que se estrelló contra el brazo estirado de Alex Vigo. En el primero de sus múltiples errores, Sebastián Martínez, el árbitro sobrino de Federico Beligoy, no se percató de la infracción, el VAR lo convocó y Gabriel Ávalos transformó el penal en el 1 a 0 antes del cuarto de hora.

Lo mejor del partido

Desde ese instante y hasta el descanso, el local rondó el gol varias veces más, casi todas desperdiciadas por Tarzia, sin que hubiera noticias del conjunto juninense en el campo contrario.

La hinchada, que había comenzado la tardecita con una pequeña decepción, porque contra lo que se especulaba, y esperaba, no estuvo de movida el colombiano Álvaro Angulo, el más cotizado de los llegados este verano (ingresó recién en los minutos finales), aumentó su optimismo en la segunda mitad.

Luciano Cabral, la otra incorporación “diferente” de Independiente, tampoco había estado en el once inicial. Un poco por las buenas prestaciones del chico Lautaro Millán en el cierre de la temporada pasada y en el único amistoso que disputó el equipo en el verano (5-2 a Defensor Sporting), y otro poco porque se lo notó fuera de ritmo durante los minutos que pisó la cancha en Montevideo. Pero en su caso, la lesión de Montiel a la media hora “obligó” a su ingreso, y los 60 minutos que estuvo en el césped fueron suficientes para despertar en la gente la ilusión de encontrar, por fin, un 10 que haga méritos para vestir un número de camiseta con historia y peso especial en el Rojo.

Gabriel Avalos anotó dos goles para la victoria de Independiente ante Sarmiento por 2-1, en Avellaneda

En ese lapso de cierre de la primera mitad, Vaccari ubicó a Cabral abierto por derecha, una posición que no es la suya y en la que no se lo vio cómodo, aunque ya en ese lapso demostró su inclinación a juntarse para progresar en corto y su confianza para buscar los pases filtrados que puedan dejar con ventaja a sus compañeros. A la vuelta del vestuario, el jugador de la selección chilena se corrió al centro e inició un concierto de toques precisos, algunos incluso lujosos, que encendieron el ánimo del público.

A partir de Cabral, y sus encuentros con Felipe Loyola, Iván Marcone, Lautaro Millán, Federico Vera y quien quisiera asociarse, Independiente fue construyendo acciones que parecían sacadas de esos videos que recuerdan tiempos más felices. Así marcó el 2-0, a los 120 segundos de la parte final, luego de una enorme jugada por derecha que culminó con un cabezazo de Ávalos que pegó en el travesaño y picó adentro. La joyita de la noche. Apenas un minuto antes, Lucas Acosta le había negado el gol a Loyola tras otra combinación similar pero por el ala contraria.

Después, Vera, Tarzia o Millán pudieron ampliar la cuenta. Y si faltaba algo para completar el auspicioso debut, ni siquiera el descuento de Sarmiento a los 31 le alteró el sistema nervioso al Rojo. Siguió manejando el ritmo del partido y buscando el área de enfrente hasta el silbato final.

Independiente arrancó su particular “campaña de consolidación” con el pie derecho y bañado en aplausos. Porque ganó, pero fundamentalmente porque gustó, justo una de las materias que necesita recuperar si pretende alcanzar las metas marcadas para el año que comienza.