Ante la falta de un botín económico y de poder importante, y debido a que, en su inmensa mayoría, no existen vínculos entre ellos y sectores de izquierda y del camporismo, los jefes de los grupos más violentos de las hinchadas argentinas o de las barras bravas “oficiales” decidieron no concurrir a la manifestación del miércoles en el Congreso.

Para no dejar sus “huellas marcadas” en un hecho que –ellos y, en rigor, casi cualquiera presumía– podría terminar en un hecho de sangre, lo que les podría valer una causa penal (eventualmente, un proceso judicial que se sume a los que ya pudieran tener), los líderes de las facciones oficiales de las barras bravas optaron por quedarse en el anonimato o en la comodidad de sus viviendas; en algunos casos, en departamentos de Palermo o en countries de las zonas oeste y sur del conurbano.

En cambio, y según fuentes consultadas por LA NACION, quienes sí dijeron presente en la violenta manifestación fueron integrantes de las terceras líneas de las barras, aquellos que ocupan espacios perimetrales o roles secundarios específicos en las tribunas y que, con la convocatoria a la marcha para que generar caos, vieron la oportunidad de ganar algún espacio de poder en el paraavalanchas y en los sectores políticos en los que abrevan.

“Los jefes de las barras o sus caras más visibles no fueron o, al menos, se colocaron en posiciones que no los dejaran expuestos a la vista de las cámaras; no quieren poner en peligro sus negocios vinculados con los partidos, muchas veces en una relación promiscua con dirigentes de los clubes, que cuando llega el momento los tienen como fuerza de choque para apaciguar conflictos internos. Algunos mandaron a sus terceras líneas, como para garantizar su representación en la marcha dentro del esquema de relaciones entre barrabravas, y en otros casos los que aparecieron fueron los de las barras disidentes, que seguramente vieron en esta marcha una posibilidad de exhibir sus diferencias y de capitalizar el episodio de violencia en su guerra interna con las barras oficiales”, explicó a LA NACION un investigador que en el marco de otras investigaciones ha tenido que analizar los movimientos de los violentos de las tribunas.

Se sabe que en la marcha estuvieron barras del Movimiento Peronista Riverplatense, que cuenta con 4100 seguidores en redes sociales. Además, algunos de sus integrantes forman parte de la Subcomisión del Hincha en River. Tienen vínculos políticos con un sector del kirchnerismo.

También hubo barrabravas de Chacarita. Fueron convocados a través de dirigentes y socios con extensa participación en la política kirchnerista.

Hubo presencia de integrantes de la facción conocida como La Gloriosa Banda de Independiente, que forma parte de la barra disidente que está en guerra con la facción oficial, Los Dueños de Avellaneda. Sus referentes son los hermanos Escubilla, Jona Cardozo, el Gordo Pablo y los Mansilla. El día de la marcha estos barrabravas se reunieron en la esquina del Boulevard de los Italianos y Cordero, en Villa Domínico, y desde allí partieron hacia el Congreso.

Desde La Plata llegaron barrabravas agrupados en Hinchas de Gimnasia Autoconvocados. Tienen como principal referente a la facción conocida como 22 Triperos al Palo, que se tomaron fotos en la estación La Plata del ferrocarril Roca cuando iban camino al Congreso.

Además, las facciones “La Banda del Mostro”, Los Dengues, La 20 de Junio, la Justina y Los de Siempre, de Almirante Brown, llevaron gente a la marcha. En este caso, al igual que con los barrabravas de Deportivo Laferrere –ambos equipos de La Matanza–, se denunció a través de llamados a la línea 134 que hubo una supuesta colaboración del municipio liderado por Fernando Espinoza para trasladarlos en micros hacia el Congreso.

Un hombre participa en una manifestación este miércoles, frente al Congreso de la Nación. Hinchas de más de 40 clubes de fútbol y las centrales obreras más grandes de Argentina acompañan a los jubilados en una movilización.

Los Perales y Las Antenas fueron los grupos de la barra brava de Nueva Chicago que instigaron a concurrir a la marcha y que estuvieron presentes en los incidentes del miércoles en los alrededores del Congreso de la Nación.

El Ministerio de Seguridad porteño identificó a supuestos barras y dirigentes del club de Mataderos entre quienes estuvieron en la zona del Congreso: Víctor Hugo Bellón –expresidente de Nueva Chicago y dirigente de ATE–, Carlos Julián Román y Gastón Eduardo Ruiz.

Ninguno de ellos fue acusado ni detenido durante los incidentes, pero sus nombres figuran en un listado que hizo público el Ministerio de Seguridad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires relativo a los “representantes de barras bravas y dirigentes de fútbol” que estuvieron en la periferia de los incidentes.

Los otros mencionados públicamente por las autoridades porteñas fueron Claudio Alejandro Curci y Roberto Martín Cajal, del club Deportivo Español, que tiene su sede y su estadio linderos con el Instituto Universitario de Seguridad de la Ciudad (IUSE).

Al día siguiente de los incidentes, Bellón posteó en una de sus redes sociales un pedido de libertad de los representantes de ATE detenidos con la bandera de Nueva Chicago.