El 22 de enero de 2025, el dictador venezolano Nicolás Maduro ordenó a las Fuerzas Militares del vecino país desplegar más de 2.000 hombres en la zona fronteriza con Colombia. El operativo tiene como propósito atender a los más de 32.000 desplazados que, de acuerdo con los reportes, han huido de la violencia en el Catatumbo por los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Frente 33 de las Farc.
La medida también busca proteger al pueblo venezolano del conflicto armado de Colombia, además de usar la coyuntura como una prueba para determinar la reacciones de la milicia leal a su régimen.
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“Entrenar para tener la alta capacidad de reacción integral e inmediata ante cualquier sorpresa es un elemento clave para todo en la vida, pero, para la defensa armada de un país, es fundamental contar con esa capacidad entrenada de reacción integral e inmediata, y partirle los dientes a cualquier grupo que pretenda entrar a nuestra Venezuela soberana y pacífica. Así que, bueno, estamos hoy arrancando”, afirmó Maduro en una alocución presidencial.
Según las autoridades colombianas, el cierre está relacionado con ejercicios militares convocados por Maduro, lo que ha generado especulaciones sobre el impacto de estas medidas en la ya tensa situación fronteriza.
El despliegue de los uniformados generó preocupación entre los habitantes del lugar, que denunciaron la presencia de aviones venezolanos por las zonas aledañas a Táchira. La comunidad temía que el cierre del paso afectara la relación económica bilateral, que se basa principalmente en la compra y venta de productos.
A pesar de la orden del dictador, fue habilitado nuevamente el puente internacional Atanasio Girardot en la frontera colombo-venezolana, luego de un cierre de más de 10 horas. Además, los gremios económicos dieron un parte de tranquilidad a la ciudadanía.
De acuerdo con la Federación de Agentes Logísticos en Comercio Internacional, no se registraron pérdidas económicas, solo el retraso en la comercialización de mercancías entre ambos países. Sin embargo, explicó que los municipios aledaños a la frontera ubicada en Norte de Santander siguen recuperándose del último cierre del paso hacia Táchira por la posesión presidencial de Nicolás Maduro.
En esa ocasión la zona estuvo deshabilitada durante tres días, lo que causó pérdidas diarias entre 12.000 y 15.000 millones de pesos, explicó Sergio Palacios, presidente de Federación Nacional de Comerciantes Empresarios (Fenalco), Norte de Santander.
El experto agregó que también se vio afectado el comercio de exportación, que para el 31 de diciembre de 2024 había alcanzado más de 1.000 millones de dólares “Es una pérdida lamentable, por eso es muy preocupante que las fronteras estén cerradas. Esta frontera tiene un dinamismo comercial muy importante”, sostuvo.
En la misma línea, Palacios aseveró que las consecuencias del cierre de la frontera con Venezuela no se limitaron al área económica, sino a nivel social y laboral, puesto que miles de personas que habitan en Táchira se desplazaban a Cúcuta para trabajar. Según sus cálculos, las perdidas totales por la medida del dictador Maduro fueron de alrededor de $45.000 millones.
Por lo anterior, expresó su preocupación tras los constantes bloqueos del puente internacional Atanasio Girardot, que, desde su perspectiva, pueden desembocar en una crisis como la del cierre de la frontera en 2015, que se extendió por más de siete años. Esta situación trajo consecuencias nefastas para el departamento de Norte de Santander.
En medio de la difícil situación en la región, los expertos y la comunidad esperan que la reapertura de la frontera se mantenga. De esa manera, se logrará mantener la recuperación económica y normalización de las actividades cotidianas.