El presidente de la República, Gustavo Petro, a través de su cuenta de X, salió en defensa del padre Francisco de Roux, señalado de supuestamente encubrir crímenes de violencia sexual perpetrados por un sacerdote.
El mandatario tomó como referencia la columna de opinión de Daniel Coronell, titulada ‘Con mucha pena’ y publicada en el portal Cambio.
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En su publicación, el presidente Petro defendió al expresidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición Francisco de Roux, por creer “en las energías que transmiten cuando estoy en su presencia”.
“He admirado la labor periodística de Coronell, es un periodista de verdad, y conozco personalmente al padre Francisco de Roux, y creo mucho en las energías que me transmiten cuando estoy en su presencia. Y sé que dentro del padre de Roux hay un escarnio interno profundo, mayor que el que pueda propinarle cualquier público”, aseveró el jefe de Estado.
Además, precisó que condecoraría a de Roux por su labor con los colombianos y colombianas más “humildes” del territorio nacional.
“Pero debo decir que lo que siento del padre Francisco de Roux, es que es un hombre íntegro al que con agrado condecoraría por su labor de vida al lado de los humildes de Colombia”, indicó Gustavo Petro.
Qué dice la columna de opinión de Daniel Coronell
El escrito del periodista dio a conocer detalles sobre las denuncias de abuso sexual contra el sacerdote jesuita Darío Chavarriaga y el manejo que recibió el caso dentro de la Compañía de Jesús en Colombia. Coronell señaló al padre Francisco de Roux, reconocido líder social y provincial de los jesuitas en 2014, como figura clave en la gestión de estas denuncias.
El texto relata el testimonio de Luis Fernando Fandiño, que a los diez años fue víctima de abuso sexual por parte de Chavarriaga durante una excursión del grupo scout Yarí 25, vinculado al Colegio San Bartolomé La Merced en Bogotá. Años más tarde, otro sobreviviente, Luis Fernando Llano, denunció ante De Roux los abusos sufridos tanto por él como por sus hermanas, también agredidas por el mismo sacerdote.
Según Coronell, tras la denuncia, Chavarriaga confesó parcialmente los hechos a De Roux, que encargó una investigación interna a otros tres jesuitas. Sin embargo, la indagación no avanzó significativamente, limitándose a aceptar la versión del abusador de que no había reincidido en su conducta.
Chavarriaga acumuló cargos de alto rango dentro de la Compañía de Jesús, incluyendo la rectoría de colegios jesuitas y un decanato en la Pontificia Universidad Javeriana, lo que, según Coronell, refleja la impunidad con la que operó durante décadas.
El manejo del caso por parte de De Roux también genera interrogantes. Aunque el sacerdote afirmó en entrevistas que Chavarriaga fue “recluido” en la enfermería destinada a jesuitas con enfermedades terminales, Coronell aseguró que no hay evidencia en el expediente canónico de que tal confinamiento ocurriera.
El caso ha cobrado relevancia pública gracias a investigaciones previas de los periodistas Juan Pablo Barrientos y Miguel Ángel Estupiñán, que sacaron a la luz las denuncias de las víctimas. Coronell cuestionó las decisiones y declaraciones de De Roux, sugiriendo que su actuación pudo ser insuficiente para garantizar justicia y proteger a otras posibles víctimas.
El escándalo se inscribe en un contexto más amplio de acusaciones de encubrimiento en instituciones religiosas y plantea interrogantes sobre la responsabilidad de líderes como De Roux en casos de abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia.
Detalles de la compulsa de copias
La Fiscalía General de la Nación compulsó copias para que se investigue al expresidente de la Comisión de la Verdad Francisco de Roux, por los delitos de favorecimiento y omisión de denuncia de particular.
Según informó la Fiscalía, se está a la espera de que se defina por reparto el despacho que se hará cargo de la investigación.
La familia Llano, por su parte, se ha centrado en denunciar públicamente y ante la Fiscalía a quienes no hicieron nada por denunciar los casos de abuso ante las autoridades, como correspondía, amparándose en el secreto pontificio, con el que se busca proteger información sensible sobre la iglesia.