El escritor, ensayista y guionista Guillermo Saccomanno ganó el Premio Alfaguara de Novela 2025 por su obra Arderá el viento.
Un crimen, un pueblo costero y una atmósfera densa de corrupción y secretos. Con Arderá el viento, el autor de Cámara Gessell se alzó con el prestigioso galardón, otorgado por unanimidad por un jurado presidido por Juan Gabriel Vásquez y compuesto por los escritores Leila Guerriero y Manuel Jabois, la directora de cine y guionista Paula Ortiz, la escritora y dueña de la librería La Mistral de Madrid, Andrea Stefanoni, y la directora editorial de la editorial Alfaguara, Pilar Reyes (con voz pero sin voto).
El ganador recibirá 170.000 euros, una escultura del artista español Martín Chirino y la publicación simultánea de la obra en todo el territorio de habla hispana. La novela, presentada bajo el seudónimo de Jim, es una exploración feroz de un microcosmos en descomposición, donde la llegada de los Esterházy –una familia envuelta en misterio– altera el equilibrio de una comunidad sumida en sus propias miserias.
El jurado destacó su estilo parco y la intensidad de una narración que, aunque anclada en un escenario particular, se convierte en “una metáfora de nuestro tiempo”.
En sus páginas, el deterioro social y moral se manifiesta en cada rincón de la villa costera, desde el decadente Hotel Habsburgo hasta las relaciones viciadas por el poder y la violencia. Como en las mejores novelas de Saccomanno, el relato se mueve entre la sordidez y la revelación, con personajes que se enfrentan a su propia oscuridad mientras la verdad se filtra, inexorable, entre las grietas de la historia.
Con 725 manuscritos en competencia, esta elección para la 28° edición del Premio Alfaguara confirma el lugar de Guillermo Saccomanno como una de las voces más potentes de la literatura en español. Arderá el viento llegará a las librerías en abril, lista para arrastrar a los lectores a su universo de tensión, sombras y un fatalismo que, como el viento, todo lo envuelve.
La decrepitud de la época
Desde el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el presidente del jurado caracterizó a la obra como “la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social”. A su vez, Vásquez destacó que la novela retrata el impacto de los Esterházy, “una pareja excéntrica sin un pasado claro”, que junto a sus dos hijos “producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana aparentemente calma”.
¿De qué trata Arderá el viento? El autor de El oficinista construye la historia de un antiguo hotel junto al mar, una comunidad que aparenta calma y la llegada de los Esterházy, una familia envuelta en misterio. Así comienza Arderá el viento, la novela en la que Saccomanno que expone el frágil equilibrio de un pueblo costero argentino.
Los recién llegados, una pareja excéntrica y sus dos inquietantes hijos, actúan como un catalizador del desorden, amplificando prejuicios, supersticiones y miedos latentes. Lo que parecía un entorno apacible se convierte en un espacio donde la violencia soterrada y los deseos ocultos emergen con fuerza. Saccomanno construye una historia de degradación y colapso moral. El jurado del Premio Alfaguara, se convierte en una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo.
Si hubo un adjetivo para definir esta novela durante el anuncio fue “lyncheano”. En este sentido, subrayó la capacidad de la obra para trascender su contexto inmediato y convertirse en “una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo”.
“Más que de grieta, prefiero hablar de lucha de clases. Y creo que la ecuación que mueve este país y este mundo es sexo, dinero, poder. Creo que este es el nudo de la novela”, dijo Saccomanno tras conocerse el fallo, desde la filial de la editorial en Buenos Aires.
También explicó cómo su experiencia en Villa Gesell influyó en la construcción del relato: “Yo vivo la mayor parte del tiempo en un pueblo costero, Villa Gesell, que vibra y estalla en los dos meses de verano y el resto del año es triste, gris, desierto, como todos los pueblos de la costa. Y si uno para la oreja y presta atención, encuentra que hay historias en todos lados”.
Para Saccomanno, la violencia social y el conflicto de clases son parte del contexto de la novela y una constante en la realidad: “En una sociedad que parece que el capitalismo avanza rápida y alegremente hacia el abismo, supongo que hay que tener un poco de esperanza. Como decía John Berger: ‘Hay que avanzar con la esperanza entre los dientes’. Y creo que así hay que escribir, con la esperanza entre los dientes”.
Por su parte, el director editorial de Penguin Argentina, Juan Boido, habló sobre cómo la novela puede resonar en el contexto actual del país: “Creo que es una novela que captura un malestar, una tensión, una decadencia, una decrepitud que tal vez hoy está debajo de la realidad más rápidamente percibida o mostrada del país. Entonces, me parece que una vez más, como en su momento lo hizo con Cámara Gesell o con El oficinista, es un libro que puede traer esa bocanada de, no sé cómo llamarla, abrigo, consuelo, alivio de sentirse acompañado en ver el desasosiego que a veces hay en la realidad”.
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