Richard West, de 64 años, se convirtió en un caso lamentablemente famoso en el Reino Unido luego de que le diagnosticaran un tumor cerebral que, previamente, había sido tratado como depresión. La odisea de este hombre comenzó en 2021, durante el confinamiento por coronavirus, y empeoró con el paso del tiempo.
Cuando las autoridades del gobierno decretaron el aislamiento obligatorio, Richard se volvió antisocial, olvidadizo e irascible. Al principio lo consideró algo normal, pero a medida que los días pasaban, su estado se agravó. Por eso acudió a su médico de cabecera para hacerse los análisis correspondientes y según los resultados fue diagnosticado con “depresión por confinamiento”. Como solución, le recetaron pastillas para la ansiedad y lo enviaron a su casa.
El punto de quiebre llegó en 2022, cuando Richard sufrió una crisis psicológica que, a pesar de los medicamentos, no pudo superar. Ese año volvió a ver a su médico de confianza y, para descartar cualquier otra enfermedad, lo sometieron a una resonancia magnética. Este estudio reveló la presencia de un tumor primario de 7 centímetros en el lóbulo frontal izquierdo de su cerebro.
De inmediato se lo extirparon y recibió tratamiento con radioterapia durante seis semanas. Sin embargo, volvió a aparecer a las pocas semanas, por lo que, hasta la actualidad, sigue bajo un estricto control médico para evitar complicaciones en su salud.
“Fue un momento difícil”
En relación con su historia, Richard dialogó con el medio The Sun, donde compartió su angustia por el diagnóstico equivocado y la forma en que los médicos abordaron su enfermedad.
“Fue un momento difícil porque todo estaba cambiando rápidamente. Había sido profesor en la Universidad de Westminster en Londres durante más de dos décadas, pero se estaban implementando nuevos métodos de enseñanza y evaluación”, explicó Richard, refiriéndose al contexto en el que el tumor comenzó a desarrollarse en su cabeza.
Tras el aislamiento, a mediados de 2021 se permitieron nuevamente las reuniones públicas y las clases presenciales regresaron a la normalidad, pero él notaba que “algo raro” sucedía en su mente. Ya no tenía los mismos pensamientos, era antisocial y evitaba establecer vínculos estrechos con otras personas. Incluso abandonó sus estudios en gestión deportiva.
“Aunque amaba mi trabajo, regresé sin entusiasmo. Estaba deprimido, de mal carácter y, lo más preocupante, olvidadizo. En el fondo, sabía que algo no estaba bien”, lamentó.
En 2020, Richard enfrentó un cáncer de próstata y, cuando le confirmaron dos años después que también tenía un tumor en la cabeza, su reacción fue de desconcierto. “Mis pensamientos inmediatamente se volvieron morbosos. Lo único que podía pensar era: ‘¿Cuánto tiempo me queda?’“, relató.
Gracias a que le extirparon el tumor, los dolores musculares y articulares disminuyeron. Leer, comunicarse, correr, ir al gimnasio y el resto de las actividades que solía realizar volvieron a formar parte de su rutina.
Dos años después, el inglés sufrió un derrame cerebral mientras manejaba su auto. Días más tarde, le informaron que el tumor había regresado: “Cuando llegaron los resultados, el meningioma residual había crecido unos milímetros y se recomendó un tratamiento de radioterapia de 30 días. Fue difícil enfrentarlo, pero el asesoramiento y la práctica de la atención plena me ayudaron a superarlo”.
Actualmente, Richard sigue bajo control médico y, con el objetivo de generar conciencia entre las personas, inició una campaña para recaudar fondos. Según explicó, es fundamental que se conozca cómo es vivir con un tumor en la cabeza y cuáles son los síntomas que suelen dar las primeras señales. Su proyecto también busca recolectar fondos para investigaciones médicas destinadas a mejorar los medicamentos y tratamientos existentes.