Un hecho sin precedentes sorprendió a la comunidad científica y a los habitantes de Tenerife. Un ejemplar adulto del pez diablo negro (Melanocetus johnsonii), una especie de rape abisal que habita en las profundidades oceánicas, apareció cerca de la costa a plena luz del día.
El inusual avistamiento ocurrió el pasado 26 de enero en aguas cercanas a Playa San Juan, en Guía de Isora, a solo dos kilómetros de la costa. La ONG Condrik Tenerife confirmó la noticia y destacaron que hasta la fecha solo se habían encontrado ejemplares muertos o larvas cerca de la superficie.
El pez diablo negro se distingue por su apariencia intimidante. Posee un cuerpo oscuro, una gran boca llena de afilados dientes y un apéndice bioluminiscente que usa para atraer a sus presas en la completa oscuridad de las profundidades marinas. Generalmente, este pez vive entre los 200 y los 2000 metros de profundidad, donde la luz del sol no llega, lo que hace aún más excepcional este avistamiento en aguas superficiales y a plena luz del día.
La bióloga marina Laia Valor, quien participó en la expedición que lo encontró, relató que lo vieron cuando regresaban al puerto. “No sabemos con certeza por qué apareció tan cerca de la superficie. Podría deberse a enfermedades, corrientes ascendentes o incluso a la huida de un depredador”, explicó. Además, el ejemplar presentaba signos de deterioro y solo sobrevivió unas pocas horas tras el avistamiento.
Tras su muerte, el espécimen fue llevado al Museo de la Naturaleza y Arqueología (MUNA) de Santa Cruz de Tenerife para su estudio. Desde la ONG Condrik Tenerife destacaron la importancia del hallazgo, ya que podría tratarse del primer registro mundial de un diablo negro adulto visto con vida en la superficie y a plena luz del día. “Es un pez legendario que pocas personas han tenido el privilegio de observar con vida”, expresaron a través de sus redes sociales.
Este descubrimiento despertó el interés de la comunidad científica internacional, ya que podría proporcionar información valiosa sobre la biodiversidad marina y el comportamiento de especies que habitan en condiciones extremas. Investigadores señalan que eventos como este ayudan a comprender mejor el equilibrio de los ecosistemas oceánicos y los posibles impactos del cambio climático en la fauna de aguas profundas.
¿Qué se sabe hasta el momento de este pez cazador?
El Melanocetus johnsonii fue descrito por primera vez en 1864 por el naturalista inglés James Yates Johnson, quien estudió especímenes capturados en aguas profundas del Atlántico. Durante mucho tiempo, este pez fue un misterio debido a su vida en las profundidades e incluso forma parte de gran cantidad de leyendas que lo describen como un ser aterrador.
Según el sitio Animalia, este animal se alimenta de gusanos y otros peces: lo hace con una especie de antena (espina modificada de su aleta dorsal) sobre su cabeza que brota de su rostro en forma de caña. A raíz de las bacterias que la rodean este pez logra encender una suerte de “luz”, que ilumina el océano como señuelo para atraer a sus presas.
Su boca es tan grande que puede tragar ejemplares de más del doble de su propia longitud con gran velocidad. Esta anomalía natural describe una forma de aprovechar la falta de comida en las profundidades marinas.