La escritora Fernanda Trías y su última novela, 'El monte de las furias' (Random House) por Helena Margarit Cortadellas

Fernanda Trías consiguió un éxito casi ‘epifánico’ gracias a Mugre rosa (2020), novela que ganaría multitud de galardones y que giraba en torno a una enfermedad, a modo de plaga contagiosa, que se expandía por el aire y que, de alguna manera, parecía prever lo que estaba a punto de pasar con la pandemia de coronavirus.

Ahora, después de ese trabajo apocalíptico, regresa con El monte de las furias (Random House), una historia ambientada en el mundo rural y protagonizada por una mujer (de la que nunca sabremos su nombre) que vive sola cuidando ‘la montaña’.

“Yo siento que, a pesar de ser muy diferentes, las dos novelas dialogan bastante, sobre todo porque El monte de las furias parte precisamente de Mugre rosa y la considero casi una escisión de ella. Y es que, cuando la terminé de escribir pensé que tendría que haber dicho más cosas sobre nuestra relación con la naturaleza. Quería seguir reflexionando sobre eso, sobre los vínculos que establecemos entre los humanos como especie y el entorno que habitamos. ¿Cómo podría ser una posible utopía de unión entre el hombre y la naturaleza?”, dice Fernanda Trías a Infobae España.

El mito de la mujer-montaña

Cuenta la autora que precisamente esta historia surgió durante la pandemia. Ella, que vive en Bogotá, pasó la cuarentena frente a una ventana que daba a una montaña. Todos los días la veía y, al final, terminó queriendo escribir sobre ella, pero desde un punto de vista determinado.

Portada de 'El monte de las furias', de Fernanda Trías (Random House)

Al parecer, en el folclore andino hay una figura temida, la de las mujeres-montaña, que se aparecen a los aldeanos como una versión de las brujas tradicionales. “Son presencias temidas y se las representa peludas, musgosas, fuertes, como una especie de ‘chamanas’, pero siempre he pensado que están incomprendidas, por eso quería darles otra dimensión, reivindicarlas. Porque creo que es interesante apropiarnos de toda la imaginería perversa que se ha utilizado contra las mujeres para darle la vuelta”, reflexiona Trías.

En efecto, nuestra protagonista está profundamente sola en un entorno hostil. Está envenenada por un pasado terrible y, por eso, intenta concentrarse en su tarea actual, cuidar de ese monte y sus lindes, para lo que se esforzará mucho… hasta que comiencen a aparecer cuerpos sin vida.

Los hombres y las máquinas que matan a las mujeres y la Tierra

Y es que la violencia se encuentra latente a lo largo de toda la novela, así como la presencia del hombre y unas máquinas que perforan la tierra de forma que, de alguna manera, la vulneran, la explotan y la humillan. Y es que la autora quería hablar de temas como el feminicidio o las desapariciones en América Latina sin nombrar el problema de manera especifica, ya que prefería introducirse en un territorio tan realista como místico y fantástico.

“Quería reflexionar sobre las violencias históricas que se ejerce sobre la mujer, pero también sobre la montaña, porque sobre ambos cuerpos se ejerce violencia patriarcal y quería construir ese paralelismo, el maltrato hacia las mujeres y hacia el medio ambiente. Y es que para mí no se puede ser feminista sin ser ecologista”.

Fernanda Trías, escritora uruguaya, publica su última novela 'El monte de las furias'. (Helena Margarit Cortadellas)

La novela se estructura por eso en dos voces: la de la protagonista, que escribe en sus diarios sus pensamientos pasados y presentes, y la de la propia montaña. “Quería que ambas tuvieran el mismo protagonismo, que hubiera una humana y una no humana. Y luego, era importante que la mujer escribiera porque es algo que se nos ha negado. Para mí era un gesto de resistencia, de rebeldía: la necesidad de contar la historia propia, de tomar las riendas del propio relato y transmitirlo según sus propias palabras”, continúa la autora.

Cuando habla la montaña, los capítulos son más breves, también más poéticos. Su forma de ver el tiempo es diferente, más abarcadora, pero ambas protagonistas, de alguna extraña manera, se entienden. “No entiendo la literatura solo para transmitir un mensaje, pero sí que me gusta explorar preguntas y respuestas, porque es importante para buscar soluciones”.

Para la autora, la pandemia significó muchas cosas, como “entender de manera cabal algo que ya sabíamos, pero que no nos creíamos del todo, como que el mundo se puede transformar de un minuto a otro”. “También nos ayudó a entender nuestra dimensión humana y nuestra pequeñez, incluso como civilización porque, estaremos muy avanzados tecnológicamente, pero viene un pequeño virus por el aire y lo colapsa todo”.