Para Evangelina Anderson dejar Alemania junto a su familia no fue nada fácil. En noviembre de 2022, después de 10 años viviendo en Europa, con sus tres hijos y por el trabajo de su esposo Martín Demichelis, la partida resultó difícil de procesar. Su regreso a Argentina la tenía expectante y el hecho de poder reencontrarse con sus afectos más cercanos le devolvía la alegría que sentía que perdía al tener que dejar su vida en Munich. Sin embargo, regresaron a Buenos Aires y el reacomodamiento fue más sencillo de lo que creía. Al poco tiempo, tuvieron que armar nuevamente las valijas y partir rumbo a México, donde Demichelis fue convocado para dirigir a Rayados de Monterrey, luego de su paso por River Plate.

Este domingo, la modelo compartió en su cuenta de Instagram un video inédito donde muestra cómo fue la despedida de sus amigas de Alemania. Las luces cálidas de un salón iluminaban los rostros de cuatro mujeres que se miraban en silencio. Afuera, el invierno de Munich ofrecía sus últimas nieves, mientras adentro el tiempo parecía detenerse. Evangelina sostenía una copa en la mano derecha. La otra temblaba, tratando de disimular la emoción que subía por su garganta como un oleaje indomable. Frente a ella, sus amigas intentaban sonreír. Unas miraban el piso, otras la contemplaban, todas sabían que esa noche no se repetiría jamás.

El brindis fue breve, pero eterno en el recuerdo. El sonido del cristal fue apenas un susurro ahogado por los sollozos. Evangelina rompió en llanto. Se llevó la mano a la cara, cubriéndose los ojos. Una de ellas la abrazó. Otra, desde el otro extremo de la mesa, levantó su copa en alto y le dijo lo único que podía decirle una amiga en ese momento: “Siempre vas a volver”.

Evangelina Anderson recordó el momento en el que se despidió de sus amigas alemanas (Instagram)

Habían pasado diez años desde que Evangelina había llegado a Alemania. Diez años de un idioma extranjero, de nuevas costumbres, de largas tardes en los parques muniqueses, de meriendas en casas llenas de niños y conversaciones en cafés donde los sueños se compartían entre todas. Diez años de vida construida con la solidez de la rutina. Una rutina que ahora se resquebrajaba.

El regreso a Argentina no era un simple cambio de domicilio. Era el fin de una época. Martín Demichelis había aceptado el desafío que lo esperaba en River Plate. El club de Núñez lo reclamaba como director técnico. La familia debía volver. Bastián, Lola y Emma eran pequeños nómades que ya entendían que la vida se escribe en valijas. Pero para Evangelina, la partida era otra cosa. Era la despedida de un lugar que había llamado hogar. De esas calles que había recorrido mil veces sin perder la capacidad de asombro. De esas mujeres que se habían convertido en hermanas de la distancia.

El video que Evangelina compartió este domingo lo mostraba sin filtros. Una escena sencilla, doméstica y brutal. Allí estaba ella, en medio de esa reunión, quebrada por el llanto, mientras intentaba agradecer. Palabras simples que no alcanzaban. Detrás de cada frase se escondía la conciencia de que no habría café la próxima semana, ni cumpleaños compartidos, ni tardes de colegio. Había un final. Y lo sabían todas.

Pasaron los meses y la familia volvió a hacer las valijas. Esta vez con dirección a México. Una tierra nueva que los recibió con otras luces, otras palabras, otro aire. Pero en el corazón de Evangelina persistía esa mesa alemana. El eco de esas risas que ahora llegaban por videollamada.

Evangelina Anderson se reencontró con sus amigas alemanas por videollamada (Instagram)

Hoy, desde distintas partes del mundo, se buscan. Alemania, México, Inglaterra, Perú. Cuatro mujeres frente a sus pantallas, sonriendo con la misma naturalidad de antaño. “Acá estamos juntas a pesar de la distancia”, escribió Evangelina debajo de una imagen que muestra sus rostros en primer plano. En sus ojos no hay tristeza. Hay un pacto silencioso, hecho de años y de recuerdos que nadie podrá arrebatar.

“Las amistades reales son para siempre”, escribió también. Lo dijo como quien conoce el peso y la verdad de sus palabras. Lo dijo porque, aunque el mundo se divida en fronteras y horarios, la memoria tiene su propia geografía.

En aquella noche de Múnich, mientras brindaban entre lágrimas, una de ellas le susurró: “Nos vas a encontrar en cada lugar donde estés”. Evangelina lo creyó entonces. Hoy, desde su nueva vida en México, sabe que es cierto. La distancia no rompe nada. Solo confirma lo que ya estaba escrito.