Las estrellas universales del cómic Tintín y Popeye, y obras maestras de la literatura, el cine y la música de Faulkner, Hemingway, Hitchcock y Ravel -todas ellas de 1929- pasaron en enero de 2025 al dominio público estadounidense. Es que, cada año miles de libros, películas, canciones, música, obras de arte y personajes de cómic con 95 años de creación pierden sus derechos de autor en Estados Unidos. Esto significa que pueden copiarse, compartirse, reproducirse o adaptarse libremente sin pagar por ello.

A finales de cada mes de diciembre, el Centro para el Estudio del Dominio Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, publica la lista de obras culturales que han pasado a la posteridad.

Entre las obras literarias publicadas en 1929 que pasaron a ser de dominio público, destacan Adiós a las armas de Ernest Hemingway, una novela que explora las experiencias de un soldado estadounidense durante la Primera Guerra Mundial y El sonido y la furia, de William Faulkner, reconocida por su innovadora estructura narrativa, también se suma a la lista de obras disponibles.

Otra incorporación notable es Una habitación propia de Virginia Woolf, un ensayo fundamental en la literatura feminista que aborda la necesidad de independencia económica y personal para las mujeres escritoras. Además, las obras de Dashiell Hammett publicadas en la revista Black Mask,como El halcón maltés y Cosecha roja.

La entrada de estas obras al dominio público facilita su difusión y permite nuevas interpretaciones y adaptaciones, lo que enriquece el panorama cultural y literario contemporáneo, informa AFP.

Los personajes icónicos que pasaron al dominio público en 2025

En 2025, personajes emblemáticos del cómic y la animación también ingresaron al dominio público. Entre ellos se encuentran las primeras versiones de Popeye, el marinero creado por Elzie Crisler Segar, en 1929, y Tintín, el intrépido reportero belga ideado por Hergé. Estas incorporaciones permiten que artistas y creadores contemporáneos exploren nuevas narrativas y enfoques para estos personajes clásicos.

Es importante destacar que, aunque las primeras representaciones de estos personajes son de dominio público, las versiones posteriores y adaptaciones más recientes pueden seguir protegidas por derechos de autor. Por eso, es fundamental considerar las especificidades legales al utilizar estas figuras en nuevas obras.

La disponibilidad de estos personajes ofrece oportunidades para reinterpretaciones y proyectos creativos que pueden resonar con audiencias contemporáneas, lo que mantiene viva la relevancia de estas figuras en la cultura popular.

Personajes del cómic y la animación también ingresaron al dominio público: el caso de Popeye y Tintín (Archivo)

Composiciones musicales que ingresan al dominio público

En el ámbito musical, diversas composiciones de 1929 pasaron al dominio público en 2025. Entre ellas, se destaca Rhapsody in Blue de George Gershwin, una pieza que fusiona elementos de la música clásica con el jazz, emblemática de la era del jazz en Estados Unidos.

Además, canciones populares como Happy Days Are Here Again, de Jack Yellen y Milton Ager, y What Is This Thing Called Love?, de Cole Porter, también están ahora disponibles para uso libre. Estas composiciones fueron interpretadas por numerosos artistas a lo largo de las décadas y su ingreso al dominio público facilita su reinterpretación y difusión en la actualidad.

La accesibilidad de estas obras musicales permite a músicos y productores contemporáneos experimentar con nuevos arreglos y adaptaciones, lo que ayudará a nutrir la escena musical actual.

Consideraciones legales y culturales del dominio público

El ingreso de obras al dominio público varía según las legislaciones de cada país. En Estados Unidos, las obras publicadas en 1929 pasaron al dominio público en 2025, mientras que en Europa, la protección de derechos de autor suele extenderse hasta 70 años después de la muerte del autor. Por ejemplo, en 2025, autores como Colette, Henri Matisse y Alan Turing vieron sus obras ingresar al dominio público en el Viejo Continente.

Es esencial que quienes deseen utilizar estas obras estén informados sobre qué dice la legislación en cada jurisdicción, para asegurar un uso adecuado y respetuoso de las mismas. Además, el acceso libre a estas obras ofrece una oportunidad para la preservación y difusión del patrimonio cultural, al permitir que nuevas generaciones descubran y reinterpreten clásicos de la literatura, la música y el arte.

La entrada de estas obras al dominio público también plantea reflexiones sobre la evolución de los derechos de autor y su impacto en la creatividad y la innovación cultural. El equilibrio entre la protección de los derechos de los creadores y el acceso público a las obras sigue siendo un tema de debate en la sociedad contemporánea.

La posibilidad de adaptar novelas como “Adiós a las armas” o “El sonido y la furia” puede dar lugar a nuevas interpretaciones en cine, teatro o literatura. Foto: Archivo.

Impacto en la cultura contemporánea

La disponibilidad de estas obras en el dominio público tiene un impacto significativo en la cultura contemporánea. Permite que artistas, educadores y el público en general accedan, compartan y vuelvan a crear contenidos que moldearon la historia cultural. Por ejemplo, la posibilidad de adaptar novelas como Adiós a las armas o El sonido y la furia puede dar lugar a nuevas interpretaciones en cine, teatro o literatura.

Asimismo, la incorporación de personajes como Popeye y Tintín en nuevas narrativas puede revitalizar su presencia en la cultura popular, presentándolos a nuevas audiencias y contextos. En el ámbito musical, la reinterpretación de composiciones clásicas puede influir en la creación de nuevos géneros y estilos, enriqueciendo la diversidad musical.

El dominio público, por lo tanto, no solo preserva el legado cultural, sino que también impulsa la innovación y la creatividad, porque permite que las obras del pasado encuentren nuevas formas de expresión en el presente.

Perspectivas futuras del dominio público

Cada año, nuevas obras ingresan al dominio público, ampliando el acervo cultural disponible para la humanidad. Este proceso continuo ofrece oportunidades para la educación, la investigación y la creación artística. Sin embargo, también plantea desafíos en términos de gestión y preservación de estas obras, así como en la protección de los derechos morales de los autores.

Es importante que las instituciones culturales, los gobiernos y la sociedad en general trabajen conjuntamente para garantizar que el dominio público siga siendo un recurso valioso y accesible, promoviendo una cultura inclusiva y participativa.