No solo para hidratarse, sino para concentrarse, para la limpieza digestiva y el rendimiento durante el día, el agua es uno de los componentes más importantes de la vida.
Los expertos indican que el desempeño físico se altera si los niveles de agua se modifican en el cuerpo. De hecho, el cuerpo está constituido en un 60% por agua, según los expertos.
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Como publicó el reconocido medio Healthline, “si no se mantiene hidratado, su rendimiento físico puede verse afectado. La deshidratación puede tener un efecto notable si se pierde tan sólo el 2% del contenido de agua del cuerpo”.
Estas afecciones incluyen la dificultad para prestar atención, pensar de manera crítica, la concentración, vigilancia, y permiten la fatiga ocular.
De hecho, la pérdida de agua “puede alterar el control de la temperatura corporal, reducir la motivación y aumentar la fatiga. También puede hacer que el ejercicio resulte mucho más difícil, tanto física como mentalmente”, como consignó el reconocido portal informativo, especializado en salud.
En ese sentido, durante la jornada laboral es imprescindible el consumo de agua, ya que, además, el agua desempeña un papel esencial en el transporte de nutrientes y oxígeno a las células, además de ayudar al buen funcionamiento de los órganos vitales y las articulaciones.
De acuerdo con la nutricionista dietista Daniela Guevara, entrevistada por el diario La República, los especialistas concluyen que un adulto promedio debería consumir diariamente entre 30 ml y 35 ml de agua por cada kilogramo de peso.
Healthline también indica que “se suele recomendar beber ocho vasos de agua de 237 ml al día (la regla del 8×8)“.
Por ejemplo, una persona que pesa 60 kg requiere aproximadamente 2,1 litros de agua al día para mantenerse saludable.
Así puede calcular el consumo
Guevara, nutricionista dietista, destacó que “el agua es uno de los seis nutrientes esenciales para la vida. Es un compuesto vital de la sangre, que transporta los nutrientes a las células y elimina los desechos del cuerpo”.
Así, la fórmula recomendada es sencilla: multiplicar el peso corporal por 30 ml o 35 ml. Así, una persona que pesa 70 kg debería ingerir entre 2,1 y 2,45 litros de agua diariamente.
Durante la jornada laboral, se aconseja consumir la mayor parte de esta cantidad. Además, no toda el agua proviene de beberla directamente; alimentos como frutas, vegetales, té y aromáticas también contribuyen a la ingesta diaria del líquido.
Guevara agregó que “el agua es una necesidad básica para el cuerpo y cuando no se consume se genera la deshidratación. Tomar agua consiste en reponer líquidos que se pierden durante el día”.
Un recurso práctico: controlar las porciones
Una forma práctica de cumplir con la cuota de agua es, de acuerdo con la sugerencia de la nutricionista, llevar al trabajo un termo o botella reutilizable.
La capacidad promedio de estas botellas varía entre 500 ml y 2 litros. Una vez se tenga el cálculo del consumo ideal, se podrá determinar cuántas veces debe rellenarla para cubrir las necesidades diarias.
La nutricionista también comentó la importancia de adelantarse a la sed: “Es importante beber agua antes de sentir sed, ya que esta es una señal de que el cuerpo ya está deshidratado. Beber con regularidad durante todo el día, incluso después de sentirse saciado”.
En las oficinas también hay deshidratación
De acuerdo con el portal Quirón Prevención, las condiciones laborales, tanto en exteriores como en interiores, pueden influir en los requerimientos de hidratación de los trabajadores.
Aquellos que desempeñan actividades al aire libre suelen tener una mayor demanda de líquidos debido al esfuerzo físico y la exposición al calor.
Sin embargo, quienes trabajan en oficinas no están exentos de riesgos. Los sistemas de climatización, habituales en estos espacios, generan ambientes secos que contribuyen a la pérdida de humedad en las vías respiratorias, la piel y las mucosas, incrementando la necesidad de líquidos.