El desempleo en España continúa su tendencia a la baja, con 2.593.449 personas registradas en los servicios públicos de empleo en febrero de 2025, un 0,23% menos que el mes anterior.
En este contexto, la prestación por desempleo se mantiene como un recurso fundamental para quienes han perdido su trabajo de manera involuntaria y cumplen con los requisitos de cotización. Sin embargo, no todos los demandantes de empleo pueden acceder a esta ayuda
¿Puedo cobrar el paro si he pedido la baja voluntaria?
Tal y como se indica en el portal web del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), si una persona decide dejar su empleo de manera voluntaria, no tiene derecho a percibir la prestación por desempleo. La normativa vigente establece que solo quienes pierden su empleo de manera involuntaria pueden acceder a esta ayuda, ya que el sistema de protección está diseñado para quienes desean y pueden trabajar, pero se encuentran sin empleo.
En caso de encontrar un nuevo trabajo y ser despedido por no superar el periodo de prueba, tampoco se podrá acceder a la prestación si no han pasado más de tres meses desde la renuncia anterior. La clave en este escenario es el tiempo transcurrido entre ambos ceses y el motivo de la pérdida del segundo empleo. Si el trabajador es despedido por un motivo distinto a la no superación del periodo de prueba, como la finalización del contrato o el cese de actividad de la empresa, sí podrá solicitar la prestación por desempleo, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde la renuncia.
El criterio de los tres meses se mantiene si la persona vuelve a ser contratada tras dos despidos consecutivos por no superar el periodo de prueba. Si se enfrenta a una tercera rescisión bajo las mismas circunstancias, solo podrá acceder al subsidio si entre el segundo y el tercer despido ha transcurrido al menos este período.
¿Qué ayuda puedo pedir si no tengo derecho a paro por baja voluntaria?
Las personas que no pueden acceder a la prestación por desempleo debido a una baja voluntaria tienen a su disposición otras ayudas económicas. Eso sí, acceder o no a ellas dependerá de su situación personal y familiar. Una de las opciones es el subsidio por insuficiencia de cotización, disponible para quienes hayan trabajado tras su renuncia y acumulado al menos tres meses de cotización si tienen cargas familiares, o seis meses en caso contrario.
Otra alternativa es el Ingreso Mínimo Vital (IMV), una ayuda gestionada por la Seguridad Social destinada a personas en situación de vulnerabilidad económica. También existe la posibilidad de solicitar la Renta Activa de Inserción (RAI), dirigida a desempleados de larga duración mayores de 45 años, víctimas de violencia de género o personas con discapacidad, siempre que hayan agotado previamente otras prestaciones.
Además, muchas comunidades autónomas y ayuntamientos disponen de ayudas autonómicas y municipales, que incluyen rentas mínimas, apoyo al alquiler y otros programas de asistencia para personas en situación de necesidad. Para acceder a estas prestaciones, es recomendable acudir a los servicios sociales de cada localidad, donde pueden ofrecer orientación sobre los requisitos y el proceso de solicitud.