PALMA DE MALLORCA.-

“Donde unos lloran otros fabrican pañuelos”, dice en una de las conferencias que están en la web. Y la frase habla mucho de él. Pragmático, carismático y emprendedor, comunicador con dotes de showman, Andy Stalman (55) parece tener bien ganado ese Señor Branding que suele usarse para referirse a él cuando lo entrevistan en los medios o lo presentan como el reconocido speaker internacional que es. Uno de los cien mejores de España, según la consultora global Thinking Heads.

Al frente de Totem Branding, empresa de la que es cofundador y CEO, opera en más de veinticinco países y lleva escritos tres best sellersBrandoffon, Humanoffon y Totem, transformando clientes en creyentes–, el primero de los cuales dio origen a la cátedra Andy Stalman en la Universidad Piloto de Colombia. El cuarto, aún en proceso, hará foco en la irrupción de la IA.

Con adn argentino, concretamente de Palermo, desembarcó en España con esposa e hijo pequeño a poco de estallar la crisis de 2001. Dejaba atrás el puesto de director comercial y de marketing en Aeropuertos Argentina 2000 y, previamente, fue director de comunicación y marketing en Lacoste. “Más que la crisis económica fue la crisis social la que nos empujó –recuerda ahora–. Vine como partner primero para España y luego para Europa y Latam de Cato Brand Partners, una de las cinco compañías más reputadas del mundo. Luego de quince años me fui y fundé Totem Branding, en Madrid, con dos socios más”.

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A su cartera de casi medio millar de clientes sumó en el último año al Consell de Mallorca. Fue elegido, entre otros cinco competidores, en el concurso que organizó la Fundación Mallorca Turismo para reformular la marca de la isla y promocionarla como destino de turismo responsable. Él mismo presentó los resultados preliminares del trabajo a mediados de diciembre, ante un Auditorio de Palma a pleno y bajo el lema Mallorca es Ca Nostra (Mallorca es nuestra casa).

Ya que le dicen Señor Branding podemos empezar por explicar por qué es tan difícil definir esta especialidad.

–Si yo te digo ahora que me expliques el alma de una persona, ¿cómo me la explicarías?

La nueva imagen de Mallorca

Difícil… No sé. Lo explicaría quizá por lo que hace.

–Bueno, con lo que hace, con la energía que inspira, con cómo impacta, cómo se conecta, cómo se relaciona, cómo siente, cuáles son sus valores. Es complejo y a la vez trascendente, que afecta casi todos los ámbitos de una organización, privada o pública. El propósito, los valores, la cultura, el talento, la identidad, el compromiso, la promesa. En suma, el alma, el adn.

Muchos lo confunden con el marketing…

–Hasta que llegué al mundo del branding la especialidad operaba como una especie de satélite del marketing, equivocadamente para mí. Como decíamos, el branding es el alma de la marca, de la empresa, de la organización, del destino, del país. Es la esencia que la define. El marketing, en cambio, es la voz de esa marca. Branding es lo que los demás perciben, ven y opinan de una empresa, una marca, una ciudad o una persona en función de lo que uno ha hecho, hace y proyecta.

¿El logo de la marca es branding?

–No, decididamente no. El logo es parte de la identidad visual, pero no es la identidad.

¿Branding podría ser esa mística que hay en algunas empresas, que no solo lo encarnan ellas, sino todos los que trabajan allí?

–Sí, es lo que somos y lo que no somos. Un propósito, una forma de hacer las cosas. El adn.

¿Es fácil crearlo, inocularlo, por decirlo de alguna forma?

–Bueno, si la empresa existe lo más probable es que el propósito y los valores existan también. Otra cosa es que ellos los tengan identificados. Muchas veces la tarea es ayudarlos a identificarlos o a descubrirlos. Pero no a crearlos desde fuera, porque casi siempre las organizaciones ya tienen un alma. Algunas son más completas, otras más incompletas, pero cuando a mí me llaman y me dicen “ayudame a identificar mi propósito”, no me están diciendo “che, traeme tres frases de propósito y elijo la que más me gusta”. Así no se trabaja el propósito de una organización, porque escribir una declaración es muy fácil. Lo difícil es a veces descubrirlo y trabajarlo para potenciar a la empresa. Cuando yo tengo valores, los valores me ayudan a dilucidar dilemas. Pongo un ejemplo a lo bestia pensando en un diario, digamos la nacion. Ante la posibilidad de hacerse con una primicia, ¿pagaría?

Decididamente, no.

–No, porque no está en su adn, en su propósito, en sus valores. Y son estos valores los que le resuelven el dilema. Hay empresas que no tienen valores, con lo cual, ante un dilema de estas características, el empleado A opera de una manera y el empleado B, de otra. El branding te da consistencia en la toma de decisiones. Opera como una brújula que indica el Norte. Si el trabajo está bien hecho, luego todo funciona como una orquesta en todas las líneas.

Habla de que las marcas pueden ayudar y cambiar la sociedad y mejorar el mundo que vivimos. ¿Es así realmente?

–Mirá, las marcas pueden contribuir de diferentes maneras. Depende del propósito que se fijen y vivan, cuál es el impacto que quieren generar. Hay marcas que tienen una conciencia mucho más orientada a lo que es el medioambiente o la sostenibilidad. Otras tienen más compromiso con lo socioeconómico. No todas pivotan alrededor de lo mismo.

En concreto, ¿cómo contribuyen?

–Viviendo el propósito y los valores fijados. Hay, por ejemplo, una marca colombiana acá en España, Crepes and Waffles, que lo que hace es empoderar a las mujeres que son cabeza de familia para que tengan una oportunidad de sacar adelante a sus hijos. Esa es una forma de impacto positivo en la sociedad. Hay que mirar lo que las marcas hacen, no lo que dicen. Al final, la coherencia se va viendo. Si una compañía dice que apoya la diversidad y ves que el 99% de los ejecutivos son personas sin discapacidad, que no hay ninguna mujer, que no hay ninguna persona de otra raza, de otra religión, de otra extracción social, claramente están diciendo una cosa y haciendo otra. Hoy es muy difícil sostener una mentira en el tiempo. Es lo que le pasó a Volkswagen en su momento con el tema de las emisiones.

Licenciado en Relaciones Internacionales por la UB y en Periodismo por la UCA, Stalman pasó por la Harvard Business School, Saint Joseph’s University de Filadelfia y Pompeu Fabra de Barcelona

Afectó también a marcas de ropa, acusadas de usar mano de obra barata en Asia…

–Sí, sí, es lo que pasó cuando fue la crisis en Bangladesh, hace casi 10 años, que H&M, Inditex, C&A y otros tuvieron que cambiar sus políticas. ¿Qué pasa con este tipo de marcas? Hay algunas que, ante una crisis tan grande, ya no solamente reputacional, sino económica, social, etc., toman medidas reales para mejorar estas condiciones. Y hay otras que se inventan campañas para lavar su imagen, pero que en el fondo no han cambiado nada. El verdadero impacto de una marca se da en las acciones que toma, no en las palabras que comparte. Y ahí es donde está el valor trascendente.

¿Ejemplos?

–Hay un youtuber que se llama Mr. Beast, un caso fascinante. Es el que más seguidores tiene en YouTube, ganó además mucho dinero. Un día, en 2019, organizó un evento llamado Team Tree destinado a juntar fondos para que la Fundación Arbor Day reforestara. Por cada dólar recaudado se plantaría un árbol. ¡A las 24 horas habían recaudado casi 4 millones de dólares! Y siguió con este tipo de acciones.

¿Otros casos?

–La marca Patagonia, ropa para el aire libre, que viene haciendocosas tan fuertes en el tema medioambiental que hacen que, más que clientes, tenga grandes cantidades de fans. El activismo ambiental forma parte de su identidad. Además de que revolucionó el mercado usando algodón orgánico y luego fabricando revestimiento de chaquetas a partir de botellas desechables, lanzó un programa que se llamaba “Uno por ciento para el planeta”. Donar el uno por ciento de las ventas totales a grupos ambientalistas. Y lo hizo. Y esto es solo un ejemplo de lo que hace esta marca por la mother nature: generó un impacto y un debate global sobre cómo las marcas pueden cuidarnos y protegernos.

¿En tu empresa qué hacen?

–Nosotros tenemos también un propósito, claro está. Ayudar a crear y transformar marcas, ciudades u organizaciones para fomentar la creación de una mística común que una a las personas, que no es poco ni menor en esta época de brecha y de confrontación.

Una filosofía que claramente excede el ámbito empresario…

–Obviamente. Te cuento el caso de un pequeño país en Oceanía. Se llama Vanuatu. Seguramente ni oíste hablar de él. Es una pequeña y paradisíaca isla. Allá por 2018, 2019 más o menos, fue el primer país del mundo que empezó a multar a las personas que usaban protector solar con ciertos componentes químicos que bajan los corales y degradan el ecosistema marino de la isla, fundamental para su supervivencia. ¿Qué hizo esto? Concientizar a la gente. Muchos siguen pensando que el branding solamente aplica a grandes multinacionales o corporaciones. No, no, no. Aplica a un youtuber, a un país, a una organización, a todo. Porque en todo hay un adn, un alma, un modo de ser. En cualquier caso, el branding, el buen branding, es una inversión rentable.

QUINTO PODER

Usted suele decir que las marcas hoy son el quinto poder…

–Sí, más del 55 por ciento de las personas dice que confía más en las empresas que en los políticos para cambiar el mundo y solucionar problemas. Alcanza con ver la influencia impresionante que tienen en nuestras vidas empresas como Google, X, Amazon, Open AI o Microsoft. ¿Dónde consumen información los jóvenes? En las redes, básicamente. Google mismo ya está teniendo problemas porque la gente googlea menos y recurre al ChatGPT u otras herramientas.

¿Qué buscan esencialmente las marcas en todo el mundo?

–Todas compiten por las mismas cuatro cosas: atención, tiempo, cariño y dinero. Este último es el resultado de haber ganado los tres primeros. Lo ideal es que se haga en un marco de honestidad, ética y responsabilidad. Pero hoy esto todavía es un lujo, no es la norma. De esto va mi último libro, Totem, transformando clientes en creyentes.

Tótem también se llama la empresa que cofundó.

–Parto de una analogía. Hace miles y miles de años nuestros ancestros se reunían alrededor de los tótems de entonces, que representaban las creencias o los valores de la tribu o el clan. En el siglo XXI, las marcas son los tótems posmodernos alrededor de las cuales se reúnen las personas de diferentes características, raza o religión, pero que tienen en común ese tótem aglutinador. Por ejemplo, Boca Juniors, River, Spotify, Patagonia, Lego. Son marcas que van más allá de lo transaccional y conectan emocionalmente. Cuando alguien comparte los propósitos y valores de una marca se transforma en un leal creyente y establece con esa marca, organización, medio o país un vínculo profundo y duradero.

Se cree que la mayoría de las marcas solo buscan beneficio económico…

–Sí, rentabilidad buscan todas, porque en el fondo si una marca no es rentable no es sostenible. Durante muchos años las compañías fueron profit driven, orientadas al beneficio, la rentabilidad. Pero el siglo XXI trajo un cambio en muchas organizaciones y se generó una ola. El tiempo demostró que las compañías que viven y despliegan su propósito son más rentables que aquellas que no. No es propósito versus rentabilidad. No es lo uno o lo otro, es lo uno más lo otro.

MARCA PAÍS

Ustedes están trabajando en la marca Mallorca desde hace un año. ¿Necesita un branding?

–Claramente Mallorca como destino no tiene un problema de demanda, ni siquiera de oferta. Es un lugar maravilloso al que todo el mundo quiere visitar.

Para los mallorquines hay demasiado turismo…

–Para algunos sí, para otros no. Lo cierto es que es un espacio de poco más de un millón de habitantes que cada año recibe entre 13 y 14 millones de visitantes, además de que la población estable está teniendo un ascenso bastante sostenido. Hay un tema demográfico y un tema de visitantes, además de una inquietud más que razonable de la propia sociedad. “Me gusta que me visiten, pero quiero que entiendan que esta es mi casa y hay que cuidarla”. Lo distinto esta vez es que Mallorca no es una marca para promocionar al mundo. Es un proyecto que nace de adentro hacia adentro.

¿Con qué fin?

–Con la vocación de identificar los problemas, las amenazas, las oportunidades y los anhelos de los mallorquines. Y hacerlo tangible en una marca que comunique Mallorca al mundo sustentablemente, con una mirada responsable y humanocéntrica. Entrevistamos gente de todos los sectores sociales, políticos y culturales, y todos convergen en algo: un amor innegociable por lo que ellos llaman Ca Nostra, nuestra casa.

¿Cómo sintetizaría lo que quieren?

–Cuidarla, mimarla, crecer, pero no a cualquier precio, recuperar las raíces y la herencia. Esta presentación del mes pasado es el primer capítulo. Digamos, el trabajo de campo. Ahora hay que elaborar una mirada de futuro, una declaración de intenciones y hacer que la marca, la esencia y su manifestación, sean un faro que guíe las acciones, más allá de quién está al frente de la Comunidad Autónoma.

¿Alguna vez lo llamaron de la Argentina para algo así?

–Sí, hace unos años me llamaron del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Hablamos con un ente público-privado, pero no nos pusimos de acuerdo. Querían que tuviéramos una oficina en Buenos Aires y cobráramos en pesos. Totem trabaja en veinticinco países, pero no tiene veinticinco oficinas. Al final no se pudo, una pena.

Sí, qué pena. Con todo lo que hay…

–Ya no te hablo de Messi, de Colapinto, de Milei, de Máxima, del Papa… La Argentina es un marcón por un montón de motivos. Un marcón, no un logo. El tema es cómo lograr generar lo que se genera, por ejemplo, con Messi o con un Mundial. Esa conexión que es transversal. La diversidad es enriquecedora si estamos de acuerdo en lo esencial. Sé que Milei tiene solo un año en el gobierno y muchos frentes abiertos, pero la Marca Argentina debería trabajarse y atesorar. Uruguay lo hace con Uruguay Natural y no cambia con cada gobierno. Tenemos que encontrar el modelo de país al que queremos llegar más allá de quien gobierne. Y cuanto antes mejor.

TIEMPO DE IA

Hablemos de tendencias…

–Si le preguntás a diez personas, las diez te van a responder lo mismo: inteligencia artificial. Para el presente y para el tiempo que viene. La IA llegó para quedarse. No es como el metaverso que vino, tocó tierra, rebotó y volverá quizá en su momento. La IA es algo mucho más profundo, más amplio y transformador que el metaverso.

¿Está de acuerdo con lo que dice Yuval Harari? ¿Que va a terminar con la humanidad?

–Es difícil de responder algo que a mí se me escapa en conocimiento. Eso lo dijo Hawking en su momento, y hay grandes científicos en mesas de reflexión, de debate y de diálogo para regular la inteligencia artificial por la potencial amenaza que puede representar.

Acá en Europa hay una regulación que entrará en vigencia a finales de este año.

–Sí, también hay un acta de la Casa Blanca que sacó Biden. Pero el tema, y sin irme por las ramas, es que no hay una IA. Hay muchas, y la inteligencia artificial de Irán no es la misma que la de los Estados Unidos; la inteligencia artificial de China no es la misma que la de la Argentina. Con lo cual, cuando hablamos de inteligencia artificial, ¿de qué estamos hablando? El chat GPT es una herramienta de OpenAI, pero hay decenas, centenas de herramientas. Esta es la más difundida. Pero hay de audio, de video, de animación, de diseño, muchas. Pero lo cierto es que la IA está entre nosotros operando desde la década del 50 del siglo pasado, pero no tenía ese nombre ni este espacio en la conversación. Lo mismo que hoy no tiene espacio la computación cuántica, que va a ser algo que va a poner el mundo patas arriba.

¿Podría describirla en dos líneas?

–No, no tengo manera de explicar lo que la mente no es capaz de procesar. Solo te cuento que Google presentó su primer ordenador cuántico –Sycamore–, y es capaz de resolver en 200 segundos un problema que a un superordenador convencional le llevaría 10 mil años. O sea, para entender la aceleración que puede traer la computación cuántica creo que no hay mente que no sea científica que pueda comprenderlo rápidamente. Pero va a cambiar totalmente el juego.

¿Por dónde viene la innovación en el branding?

–Yo creo que la innovación en el mundo del branding va a venir por la rehumanización. Entender que en los últimos 20 años hemos vivido un proceso acelerado y profundo de transformación digital en donde el foco estuvo en la tecnología, pero no en lo humano. Y cuando hablo de lo humano hablo de que hay que volver a transformar las organizaciones en humano-céntricas. Hay que volver a entender que las empresas son personas, las marcas son personas, los empleados son personas, los clientes son personas. Y para entender el futuro hay que entender a las personas.

Pero lo que se ve es una sociedad digitalizada y robotizada…

–Precisamente por eso. Porque si ponemos el foco en las herramientas, que son los medios, y no en las personas, que son el fin, lo más probable es que nos estrellemos. En Totem trabajamos mucho sobre este tema. Utilicemos las mejores herramientas disponibles para eficientizar, para mejorar la productividad, para poder tener mejor business intelligence, para que el big data nos pueda ayudar a entender y decodificar mejor a nuestras audiencias. Pero, a mayores niveles de automatización y digitalización, mayor demanda por reconectar con lo humano. ¿A vos te gusta ir a un restaurante y tener que poner el menú automático y servirlo vos y llevártelo a la mesa y comértelo sin ninguna interacción?

No.

–Bueno, hay gente que sí, ojo, hay gente a la que le gustará. A mí me gusta llegar a un aeropuerto, hacer el check-in solo y ponerle el tag a la maleta y…

Algunas cosas muy mecánicas, sí. Un check-in online, vale. El autopago en el super, vale. Pero cuando hay un incidente o un reclamo de por medio, el humano es imprescindible…

–Siete de cada diez seres humanos hoy dicen que no quieren interactuar con un bot cuando tienen que reclamar algo. Entonces, lo que hay que entender es que el humano da una serie de problemas a las organizaciones, pero también te brinda una serie de fortalezas. El tema es cómo proveo a mis empleados de nuevas habilidades. Cómo les doy un upgrade. Esto va a hacer del ser humano el nuevo lujo.

Precioso concepto.

–Si vos vas a la frutería de tu barrio, te gusta que el frutero de confianza te recomiende lo mejor para llevar porque vos confiás en él de toda la vida. Interacción humana.

Más que interacción se ve poco diálogo y mucho WhatsApp.

–Sí, por eso, porque buscan lo rápido, que no siempre va de la mano con lo bueno. Lo que pasa es que cuando un ser humano puede ser reemplazado por una máquina o un robot, será reemplazado por una máquina o por un robot. Por eso digo que en el mundo que viene lo digital, lo automatizado, va a ser el prêt-à-porter y lo humano será la alta costura. Lo humano va a ser el nuevo lujo.

Ojalá, pero de momento el cara a cara cuesta.

–Sí, es cierto, cuesta, y sobre todo a los jóvenes. Pero ahí hay una responsabilidad también de la familia y de los educadores para promover su socialización. Y los padres, muchas veces, buscando tranquilidad, le meten el chupete electrónico a los niños desde bebés.

¿Con sus hijos cómo hizo?

–Bueno, yo lo que he visto con mis hijos toda mi vida es que cuando los saco a la montaña, al jardín o a hacer deporte, les encanta. Es mucho trabajo, es cierto. En algunas cosas nos ha ido bien y en otras, no tanto. Pero los hijos están siempre mirando. Si te ven todo el día frente a una pantalla, lo más probable es que te imiten. Hay que hacer el esfuerzo como sociedad, porque el riesgo no es que los robots hoy se parezcan a los humanos. El riesgo es que los humanos nos parezcamos a los robots. Hoy una máquina es útil, un teléfono inteligente es útil, un ordenador es útil, pero, ¿es eso valioso? ¿Cuánto vale una buena conversación entre dos humanos? ¿Cuánto vale un abrazo de un padre? ¿Cuánto vale una charla con un amigo? ¿Cómo le decís al ChatGPT que estás triste?

Al terminar la presentación de Marca Mallorca pidió a los asistentes que se abrazaran…

–Hace muchos años buscaba una metáfora de lo que significa el buen branding, y me pareció que el abrazo resumía muy bien el efecto que podía tener en empleados, en clientes, en usuarios, en consumidores.

¿Por qué sería?

–Porque el abrazo es un gesto genuino, honesto, da bienestar, reduce el estrés, nos conecta, nos relaja, nos contiene. Es una manifestación de amor. Con los años supe que son muy buenos para la salud física, mental y emocional. Datos, no opinión. Encontré un estudio que determinaba que ocho abrazos de un mínimo de seis segundos cada uno generan el triple de oxitocina en nuestro cerebro. Y la oxitocina es llamada la molécula del amor. Cuando se segrega el triple nos hace más generosos y establece lazos de confianza más profundos. Y yo digo que el branding, el buen branding, si no es generoso y no se basa en la confianza, no tiene chance de ser exitoso. Por eso me gusta siempre cerrar mis clases o mis conferencias invitando a los participantes a abrazarse. Además es el recordatorio de la rehumanización que digo. De hecho, en Totem creamos una palabra. RehumanIA. En vez de rehumana es rehumanIA.

¿Qué es?

–La rehumanización utilizando la inteligencia artificial. Bueno, la inteligencia artificial nos puede ayudar a procesar tremendas cantidades de datos para hiperpersonalizar la relación y la experiencia entre las marcas y los clientes, usuarios o consumidores. Con lo cual, si tenemos una IA muy bien trabajada, obviamente con unos principios básicos de ética, de privacidad y de respeto por la intimidad de las personas, podemos llegar a conectar muy profundamente con aquellos hábitos y comportamientos, deseos y aspiraciones de cada cliente, de tal manera que podamos ir al corazón de la persona gracias a la IA.

¿Cómo ves el mundo del periodismo en tiempos de IA?

–¿Sabés una cosa? Yo formé parte de la primera promoción de la cátedra de Periodismo creada en la UCA por Editorial Atlántida. Fui alumno de Alfredo Serra, Cherquis Bialo, Aldo Proietto. Más aún, hice varios meses de prácticas en Atlántida. Concretamente en Gente. Año 1989, el año que ganó Carlos Saúl. Bueno, yo era un papa frita. Sí, sí, estuve en Gente haciendo unas prácticas unos meses. ¿Y sabes por qué me fui?

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¿Por qué?

–Es una boludez de chico, una anécdota. Yo fui a cubrir el acto de cierre de campaña de Carlos Saúl (Menem) en la cancha de River. Fui, hice toda una nota. Y cuando salió, que era la nota más importante de esa edición, de hecho era la tapa, yo no aparecí en ningún lado. Y dije, ah, no. Ni siquiera me pusieron como notero o como ayudante. Nada, no aparecí. Y dije, no, esto no me gusta. Y me fui… (risas)

Estaba pagando el famoso y ya en desuso derecho de piso…

–Quizá… Bueno, ahora te respondo. Justamente mi próximo libro va de eso, branding e IA. Se sabe que hay mucha gente que la va a usar de forma maliciosa y se inundarán las redes de fake news. Esto puede ser eventualmente el último clavo en el ataúd de las redes sociales como fuentes de información. Lo que va a ocurrir es que será más importante quién comparte la información que las cosas que se comparten, fruto de esa crisis de confianza y de reputación. El que lo comparte sería la fuente.

Pero no todo el mundo tiene claro cómo discriminar lo fake de lo real

–Claro, la mayoría no tiene tiempo ni inquietud por decodificar qué es confiable y qué no. Y tampoco sabe cómo funciona, ni que TikTok y otras aplicaciones están diseñadas para que vos estés pegado a tu teléfono y manipularte. Creo que no se trata de ir a competir contra una nueva forma de hacer periodismo, sino de repensar de qué manera puedo transformar cien años de historia, lo que fuese, para reinventarme y aumentar la confiabilidad y la calidad de la información.

¿Desde qué lugar cree que debe hacerlo?

–El periodismo debe volver a preguntarse la razón de su existencia, debe recordar por qué es importante para una democracia y no debe confundir información con entretenimiento para obtener más clics. No significa que haya que ser aburrido, pero cuando te pasás de frenada y solamente sos entretenimiento, ya no sos periodismo. Creo que el periodismo de investigación necesita ser apoyado y contar con recursos, apoyo y tiempo.

¿En qué deberían invertir los medios?

–En confianza, en buenas fuentes, en buenos periodistas. Que inviertan en investigación, en valor y que también hablen en el idioma de la gente. Esos son lo que van a subsistir. Y un punto muy importante: usar con inteligencia las nuevas herramientas, entendiendo para qué son y para qué fin son. Las herramientas siempre son el medio. Es el contenido, el diálogo y la interacción lo que vale. Los grandes medios pueden tener una gran oportunidad si son capaces de transformarse de marcas conocidas en marcas queridas. Creo que el tema de suscripción va a crecer muchísimo siempre y cuando seamos capaces de aportar ese valor diferencial que no sea solamente dar la noticia.

¿Un sueño que querría ver realizado?

–Ver resurgir y progresar a la Argentina, terminando con la pobreza y reconectando a todos los argentinos detrás de un proyecto de país común.

¿Lo ve posible?

–Acá viene una respuesta que quizá levanta ampollas. Lo que sí sé es que veo una gestión que está bajando la pobreza. Le pongo un check al déficit cero, un check al crecimiento de las reservas, un check a que la Argentina vuelve a sentarse con los Estados Unidos y no con Irán y Venezuela. A Milei se le reprocha que sea gritón y todo eso sin ver lo que está haciendo. No creo que eso sea lo relevante ahora. Hoy hay muchos checks que hacen que se pueda validar la marca Milei. Sería ideal si, además, no se peleara en X y hablase bien. Pero no sería Milei, sería, no sé, Churchill. Pero Churchill, aun siendo Churchill, perdió las elecciones.