La polémica vuelve a sacudir a Elisa Mouliaá. En el punto de mira por la actitud ‘agresiva’ que el juez Adolfo Carretero tuvo durante su declaración judicial después de su denuncia contra Íñigo Errejón por presunta agresión sexual, la actriz ha sido pillada en un renuncio que deja su imagen y su credibilidad seriamente tocada.
Hace unas semanas el programa ‘Fiesta’ revelaba que la artista podría ser desahuciada del piso de alquiler en el que reside en el centro de Madrid por haber incumplido las condiciones del contrato al haber supuestamente subarrendado algunas de las habitaciones de la vivienda en Navidad. Algo que no habría sentado bien a su casera, que le habría pedido que abandonase su propiedad.
Una información que Elisa no tardaba en negar, asegurando que la casa es de su propiedad y que todo esto formaría parte de una «campaña de desprestigio» para intentar «desacreditarla» tras el primer ‘round’ de su batalla judicial contra Errejón. «La gente se inventa unas cosas que yo ya… No doy crédito, no doy crédito. Escucho unas cosas que es que ya te juro que te da la risa» apuntaba entre risas ante las cámaras de Europa Press, reafirmándose en que nada habría de cierto en la noticia dada por ‘Fiesta’.
Pues bien. Ahora no le ha quedado más remedio que admitir en conversación con dicho programa que mintió, y que a pesar de negarlo rotundamente hace unos días sí subarrendó el piso en el que reside de alquiler, aunque ha intentado quitar hierro tanto a su engaño como a su comportamiento.
«Yo te soy sincera, yo soy supertransparente. Yo en Madrid sí que estoy en un piso de alquiler. El otro día cuando me llamaste me pillaste de imprevisto, y obviamente lo tenía que desmentir porque a mí esto no me favorece en absoluto. Yo he estado fuera en vacaciones y pues alquilé un par de habitaciones. A mí me ha ayudado mucho para aligerarme en el tema económico que toca esta denuncia -contra el expolítico- me está suponiendo» ha confesado.
«Quien no lo quiera entender que no lo entienda. He estado en una situación de vulneración económica y social y lo tuve que hacer. A mí no me parece tan grave, la verdad, lo hace todo Dios en Madrid. No sabía ni que no se pudiese hacer en el edificio ni tampoco que fuese tan grave» ha añadido despreocupada, asegurando que se lo contó a su casera, le pidió perdón y le ha pedido por favor que «comencemos otra vez y rehagamos el contrato».