En un gimnasio de San Francisco hay un “muro de resultados” cubierto de placas que conmemoran los logros de los clientes. Después de más de dos décadas, Billy Polson, fundador y copropietario del gimnasio, ha visto todo tipo de hitos en el muro, desde récords personales en carreras hasta récords históricos en la sala de pesas. Una mujer incluso añadió una placa una vez que pudo tocar el piano durante 30 minutos sin dolor de espalda.

Para muchas personas que colocan una placa en la pared, dice Polson, su sensación de logro es seguida por una pregunta candente: ¿Y ahora qué?

Establecer metas es parte de cómo demarcamos el tiempo, señala Katy Milkman, científica del comportamiento de la Universidad de Pensilvania y autora de Cómo cambiar.

“Al igual que una graduación, lograr una meta es una forma de marcar el final de un capítulo particular de la vida», añade Milkman. Por eso, es natural preguntarse qué viene después.

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Si uno acaba de alcanzar un objetivo, así es como los expertos recomiendan abordar la incertidumbre que puede surgir a partir de ahí.

No tenerle miedo a un bajón anímico

“Es normal sentirse un poco perdido después de alcanzar una meta, especialmente una por la que se ha estado trabajando durante mucho tiempo”, explica Emily Balcetis, profesora asociada de psicología en la Universidad de Nueva York.

Perseguir un objetivo puede dar un sentido de identidad y propósito, por lo que llegar al final puede sentirse un poco como si a uno le hubieran quitado la alfombra de debajo de los pies, por más que se esté emocionado con los resultados.

Lograr una meta es una forma de marcar el final de un capítulo particular de la vida

“Hay que reconocer que la tristeza es esperable y usar esa información para determinar el próximo objetivo”, comenta Balcetis.

Entonces, si se terminó un triatlón y luego uno se da cuenta de que lo que más extraña es estar al aire libre como cuando se entrenaba, podría ser conveniente fijarse un nuevo objetivo que permita volver a ese entorno.

Encontrar formas de celebrar

“El cerebro está programado para buscar recompensas”, afirma Balcetis. “Parte de lo que lo impulsa a uno a llegar a la meta de una carrera es saber que se sentirá una sensación de logro al final”, agrega Milkman.

En el gimnasio de Polson, los entrenadores suelen conocer los “lenguajes de amor de la celebración” de sus clientes y tratan de ayudarlos a hacer un plan para disfrutar de su logro, cuenta. Para algunas personas, celebrar puede ser una publicación orgullosa en las redes sociales y unos días libres. Para otros, podría ser una cena festiva o incluso unas vacaciones relajantes en la playa. Tal vez se disfrute de tener más tiempo para otros pasatiempos o actividades del que se tenía mientras se perseguía el objetivo: saborear ese tiempo también puede ser una celebración en sí misma.

“Si se logra una meta y no se tiene la oportunidad de celebrar, entonces puede ser más difícil motivarse para superar el próximo obstáculo que se tenga”, explica. Milkman. Cerrar el capítulo también puede ayudar a que el próximo objetivo se sienta como un nuevo comienzo, agrega, lo que puede ofrecer un descanso psicológico del pasado y ayudar a comprometerse con lo que venga después.

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Tomarse tiempo para reflexionar

Reflexionar sobre la propia experiencia puede ayudar a aplicar lo aprendido en la próxima actividad.

En estos casos es útil pensar en las tácticas que ayudaron a alcanzar la meta y las barreras que se superaron. ¿Resultó útil dejar preparada la ropa deportiva la noche anterior a un entrenamiento temprano? ¿Costó levantarse para las sesiones matinales y se era más constante cuando se dejaba el momento de ejercicio para la tarde?

“También es importante preguntarse qué lo impulsó a uno a fijarse una meta en particular», aporta Elliot Berkman, profesor de psicología de la Universidad de Oregón. “Si las ambiciones están arraigadas en valores, hay más probabilidades de que se mantenga motivado”, agrega.

Por ejemplo, si se valora ser parte de un equipo, entrenar con un grupo de amigos para los primeros 5K puede ser más motivador que perseguir el mismo objetivo solo. O, si tener una rutina es importante para uno, se puede intentar establecer una racha de caminatas.

Parte de lo que lo impulsa a uno a llegar a la meta de una carrera es saber que se sentirá una sensación de logro al final

Planifica tu próximo objetivo…

“Después de alcanzar una meta, algunas personas pasan rápidamente a la siguiente. Eso no es necesariamente malo si trae alegría”, sostiene Balcetis.

Explica además que si se completó un triatlón y realmente se disfrutó de las sesiones de entrenamiento matutinas en la pileta, inscribirse en otro podría permitir celebrar el logro y usarlo como combustible para seguir adelante.

“Sea cual sea el objetivo que se decida alcanzar a continuación, hay que asegurarse de que sea concreto y que se lo pueda dividir en actividades semanales breves”, afirma Polson. Los objetivos más pequeños y alcanzables pueden ayudar a mantener la motivación y a seguir por el buen camino. Si el objetivo a largo plazo es completar una carrera de obstáculos, una semana se podría trabajar para hacer una dominada, mientras que la siguiente se podría enfocar en aumentar la resistencia.

…pero no exageres

“Si es agotador, habrá que concentrarse en un ámbito diferente. Tomarse un descanso de un tipo de objetivo e identificar otro puede resultar rejuvenecedor», afirma Milkman.

Eso podría significar cambiar la atención del ciclismo al entrenamiento de fuerza, o de asistir a clases de fitness grupales a comenzar una rutina de ejercicios en solitario.

“O tal vez se anhela tomarse un tiempo para recuperar el aliento. Si es así, hay que prestar atención a esa sensación y darse un respiro”, añade Polson.

A veces, la respuesta correcta a la pregunta “¿Qué sigue?” es un pequeño descanso.

Por Talya Minsberg