Los carteles ilustrados que vestían las calles de París entre los siglos XIX y XX, caracterizados por los colores y la creatividad que permitió el avance técnico de la imprenta y las necesidades de la sociedad de consumo, ocupan desde este martes las salas del Museo de Orsay.
El “templo del siglo XIX”, según lo denomina la comisaria y jefa conservadora de Arquitectura del museo, Clémence Raynaud, estrena L’art est dans la rue (El arte está en la calle), la primera gran exposición dedicada a los pósteres urbanos, en su mayoría publicitarios. “Se plantea la cuestión del poder de las imágenes en el espacio público: ¿qué estereotipos, qué representaciones, qué cultura visual podían transmitir estas imágenes que proliferaban en la calle?”, señala Raynaud en una conversación durante la inauguración.
El recorrido, fruto de la colaboración con la Biblioteca Nacional de Francia, expone casi 230 obras, y pone en conversación a los carteles con fotografías de la época, bocetos, trajes, productos, pinturas e incluso la propia herramienta litográfica que reproducía los carteles en masa y que conservaba el Museo de Arts et Métiers.
París se presenta como la capital europea donde comenzaba a fraguarse la sociedad de consumo, pero también como un punto de concentración artística y cultural durante la belle époque, por lo que grandes artistas modernistas y postimpresionistas como Pierre Bonnard, Toulouse-Lautrec o Steinlen eran los autores de muchos de estos pósteres urbanos.
A diferencia de los artistas urbanos en la actualidad, puntualiza la comisaria Raynaud, estos pintores, en su mayoría modernistas, trabajaban por encargo y tenían que cumplir con lo que les pedían los anunciantes que les pagaban, por lo que “no eran del todo libres” a la hora de diseñar sus obras.
Los creadores de estos carteles, aun así, tenían estilos muy diferenciados y trabajar repetidamente para el mismo anunciante podía facilitarles el desarrollo de una estética reconocible para el público, lo que hoy conocemos como “imagen de marca”. Intentando llamar la atención de los transeúntes, los carteles vendían desde marcas de tabaco hasta chocolate para niños, pasando por los espectáculos que tenían lugar cada noche o exposiciones de arte.
El recorrido muestra también el origen de las columnas Morris, elemento del mobiliario urbano procedente de París y diseñado expresamente para la exhibición de los carteles publicitarios de películas y espectáculos, y que forma parte del imaginario colectivo como parte inseparable de la ciudad.
Uno de los maestros del cartel que protagoniza la muestra es Alfons Mucha, icono del art nouveau que inmortalizó en numerosas ocasiones a la actriz Sarah Bernhardt en la cartelería promocional de sus actuaciones en el teatro Renaissance, hasta el punto de que llegó a convertirse en toda una musa para el pintor checo.
Los carteles publicitarios fueron evolucionando y variando en sus lenguajes y también en su finalidad hasta que, con el paso al siglo XX, comenzaron a surgir carteles políticos, que en lugar de vender un producto trataban de convencer a la gente con una idea.
Este tipo de carteles sacaron a la calle el arte y lo democratizaron. Reflejaban los cambios sociales y culturales del momento, y dejaban a su vez que la ciudad influyera en la manera de concebir el arte.
Fuente: EFE.
[Fotos: EFE/ Val Torres; Museo de Orsay]