La ciudad de Nueva York se prepara para implementar un nuevo sistema de peaje que busca reducir la congestión vehicular en el corazón de Manhattan. Este plan, conocido como la Tarifa de Congestión del Distrito Comercial Central (CBDTP, por sus siglas en inglés), será el primero de su tipo en Estados Unidos y genera opiniones divididas. Entre las personalidades que rechazan esta iniciativa se encuentra el presidente electo Donald Trump.
A partir de enero de 2025, los conductores que ingresen a Manhattan por debajo de la calle 60 durante las horas pico deberán pagar nueve dólares diarios, una reducción significativa en comparación con los US$15 propuestos inicialmente, una tarifa que había sido fuertemente criticada y que había llevado a la suspensión de la puesta en marcha de la iniciativa en junio.
Este jueves, la gobernadora Kathy Hochul anunció la resurrección del programa tras meses de revisión. En ese sentido, argumentó que la tarifa revisada es una solución más equitativa, diseñada para minimizar el impacto financiero en los neoyorquinos.
Según la mandataria estatal, la iniciativa no solo aliviará el tráfico, sino que también mejorará la calidad del aire y generará recursos para fortalecer el transporte público. Es que la Autoridad de Transporte Metropolitano (MTA) destinará las ganancias al mantenimiento del metro y los sistemas ferroviarios locales.
Donald Trump se opone al nuevo peaje en Manhattan, Nueva York
La medida enfrenta una fuerte oposición, liderada por el presidente electo Donald Trump. El republicano, que asumirá la presidencia precisamente en enero, calificó el peaje como “el impuesto más regresivo que conoce la humanidad”, según El Diario NY.
El futuro jefe de Estado sostuvo que esta tarifa perjudicará a las familias trabajadoras, las empresas y a quienes luchan por mantenerse a flote económicamente. “Será prácticamente imposible que la ciudad de Nueva York se recupere mientras el impuesto de congestión esté en vigor”, afirmó en diálogo con The New York Post.
En junio, la gobernadora Hochul había suspendido el programa original ante las críticas de quienes lo consideraban excesivamente costoso. Entre los ajustes realizados para su implementación confirmada a partir de enero de 2025, se incluyen descuentos para conductores con ingresos anuales menores a US$50.000 y excepciones según el tipo de vehículo y la frecuencia de uso.
No obstante, Trump prometió que una de sus primeras acciones como presidente de EE.UU. será frenar este programa. Según el republicano, esta iniciativa “pondrá a la ciudad de Nueva York en desventaja en comparación con otras ciudades y estados competidores, y las empresas se irán”. Además, cuestionó el momento de implementación, ya que La Gran Manzana aún enfrenta desafíos económicos tras la pandemia de Covid-19.
A su vez, el programa también tiene como detractor a otro demócrata: el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, quien lidera una demanda contra el plan al que acusa de violar la Cláusula de Comercio de la Constitución al afectar desproporcionadamente a los residentes de su estado que trabajan en Nueva York.
Pese a las críticas, Hochul defiende los méritos del plan. La gobernadora destacó que al reducir de US$15 a US$9 la tarifa, los viajeros frecuentes podrán ahorrar hasta US$1500 al año. Asimismo, señaló que aliviará la congestión vehicular, disminuirá los accidentes de tránsito y contribuirá a un entorno más limpio.