La empresa de los hermanos Julio y Federico Lacroze no fue nunca la más grande, la que más líneas tuvo o la que más kilómetros recorría, pero su apellido es sinónimo de tranvía. Y, también, de la construcción de un puente icónico donde pasaba una de sus líneas: el Puente Ciudad de la Paz.
Los coches de la línea 15 del tranvía, que iniciaba su recorrido en Villa Urquiza y finalizaba en la terminal de trenes de Retiro, debían cruzar por las vías del Ferrocarril Mitre. Por eso, en 1916, la empresa fundada por los hermanos Lacroze, Tramway Central de Lacroze, controlada por capitales ingleses, construyó el emblemático que conecta los barrios de Palermo con Colegiales y Belgrano.
Ver el puente en vivo es viajar en el tiempo y trasladarse a una época en la que los adoquines, los cafetines y el tango marcaban el ritmo de la Ciudad y sus barrios. En la zona donde está ubicado, en Ciudad de la Paz al 100, ahí donde se corta Concepción Arenal, se respira un aire especial, como si el tranvía estuviera a punto de pasar, otra vez.
Técnicamente, se trata de un viaducto de acero remachado al estilo inglés, un clásico de la época de oro ferroviaria. Dicen que su paso de luz, es decir, la distancia horizontal entre los extremos sobre los que se apoya el puente es, con 52 metros de extensión, el más grande de la Ciudad.
Y como los tranvías porteños dejaron de usarse como medio de transporte público en 1963, el puente quedó, por decirlo así, herido de muerte, sin un propósito definido, tanto que hasta se pensó en desarmarlo y vender sus partes como chatarra.
Tras unos meses de idas y vueltas, la entonces municipalidad de la Ciudad asfaltó toda la traza y lo habilitó al tránsito de autos y colectivos. Y, quizá, sin proponérselo, se convirtió, como quien no quiere la cosa, en un paso importantísimo; un aliviador clave del tránsito, paralelo al de la avenida Cabildo; esto fue así durante varios años, hasta que se construyó el túnel de Carranza.
El Puente Ciudad de la Paz y el Puente Bosch
“Su principal particularidad es la antigüedad”, dice Martín Polimeni, ingeniero civil y proyectista de la restauración del Puente Ciudad de la Paz, que iniciará próximamente el Gobierno porteño.
El especialista, que también participó en la puesta en valor de los puentes Bosch –del cual cayó un tranvía en 1930– y el Viejo Pueyrredón, que une el partido bonaerense de Avellaneda con el barrio porteño de Barracas, detalla que la obra implica, principalmente, la colocación de perfiles de acero para robustecer la estructura y que, así, sea más confiable. Desde el 17 de enero de 2023, está cerrada la circulación vehicular y peatonal por riesgos de falla estructural.
El ingeniero cuenta que durante 2024 se realizó una consultoría a cargo del Ministerio de Infraestructura, la cual concluyó que era viable resoldar y hacer funcional el puente con la estructura actual para habilitar el uso de livianos. El Gobierno porteño también realizará trabajos de reacondicionamiento de las calzadas y desagües y se reconstruirán las juntas. Esto permitirá que el tránsito liviano pueda volver a usarlo. La empresa AUSA será la responsable de la ejecución del proyecto.
Con la paciencia digna de un docente, profesión que ejerce en la Universidad de Buenos Aires, Polimeni explica que en la primera etapa no podrán circular camiones o colectivos debido a la “fatiga del material”. El puente tiene 108 años.
“Si se dobla una vez un alambre, no se va a cortar, pero si se repitiera muchas veces, entonces, en algún momento se va a romper. Con el puente pasa lo mismo: si pasan muchos vehículos pesados, el material se va a deteriorar más rápido. Quizás no se vean rupturas con un solo cruce, pero sí sucederá eventualmente si pasan muchos camiones”, ilustra el ingeniero, explicando por qué, al principio, no se habilitará para el tránsito pesado.
““El tiempo cuenta y la calidad de vida vale. Con esta obra de reparación, que es rápida, vamos a permitir el funcionamiento del puente”,, dijo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, tras confirmarles a los vecinos del barrio que el puente estará habilitado en marzo próximo.
Y mientras se hacen las obras para habilitar el viejo puente de acero remachado al tránsito liviano, en paralelo, el Gobierno porteño trabajará en la realización de un nuevo puente con el fin de reemplazar la estructura actual de manera definitiva.
Después de estas obras el paso sobre las vías del ferrocarril Mitre quedará definitivamente habilitado para el tránsito de vehículos livianos y pesados, ciclistas y peatones.
Dicen que, cuando terminen las obras, en el cruce de Ciudad de la Paz y Concepción Arenal, seguirá respirándose un aire especial.
Como si el tranvía estuviera a punto de pasar, otra vez.