Franco Colapinto lleva apenas dos meses en la Fórmula 1, y ya se convirtió en la nueva figura del mundo deportivo argentino. La velocidad no marca su actividad dentro de las pistas, sino que marcó su historia en 2024: de reunir fondos para intentar apenas asegurar su asiento para la temporada de Fórmula 2 en marzo, el piloto que fue campeón argentino de karting y vive en Europa desde los 14 pasó a la F1 en septiembre y en un puñado de carreras sacudió a la máxima categoría del automovilismo mundial. Y en ese sorpresivo recorrido, el joven que aún no tiene asegurado su asiento para la temporada 2025 generó un caso de éxito que se sostuvo en marcas argentinas y potencia un negocio millonario que parece no tener límites.
Porque además de la tecnología y la aceleración, la competencia que este año tiene 24 Grandes Premios convoca el interés de marcas y una audiencia global, con consecuencias más allá de las pistas. La llegada de un piloto argentino por primera vez desde 2001, con participación en nueve carreras, incluyendo los Grandes Premios de Brasil, México y los Estados Unidos (Austin y Las Vegas), dinamizó el ingreso de firmas locales como Globant, que desde el año pasado era socio tecnológico de la F1, o Mercado Libre, que sumó su amarillo al azul del auto del pilarense.
La divertida publicidad de Mercado Libre con Franco Colapinto que se viralizó en redes
“Franco Colapinto es la mejor plataforma de comunicación de América Latina, y está cercano a convertirse en algo casi global. Y para mí, es un vehículo extraordinario para las compañías”, se entusiasma Gastón Parisier, creador de Big Box y socio inicial de la aerolínea low cost Flybondi, dos de las marcas que estamparon su imagen sobre el auto de F2 del argentino a comienzos de esta temporada. En silencio, el empresario fue uno de los responsables de conseguir el apoyo inicial de Colapinto a inicios de 2024, cuando llegar a la F1 era apenas un objetivo de largo plazo.
Porque si bien hoy el piloto reconocido hincha de Boca, de gestos espontáneos y automática viralización en las redes sociales, no pasa inadvertido en el paddock de la máxima categoría, hace menos de un año golpeaba puertas en el país para reunir el apoyo económico que le permitiera confirmar su butaca en el MP Motorsport de la F2 (se estima que hacen falta alrededor de US$2,6 millones por año para competir en esa categoría). Un hashtag que se hizo tendencia en Twitter (#FranColapintoalaF2) se combinó con la participación del productor musical y compositor Bizarrap (nombre artístico de Gonzalo Julián Conde) y el empresario Martín Migoya, cofundador y CEO de la tecnológica Globant, para apuntalar ese paso, en el cual también se sumaron la continuidad del apoyo de YPF y del ente oficial Inprotur, mediante el sello Visit Argentina.
El plan en marcha había sido pensado para un año en la segunda categoría de la FIA, pero todo cambió a fines de agosto. Williams, la escudería a cuya academia de pilotos pertenecía Colapinto, despidió al británico Logan Sargeant a fines de agosto, una semana antes de la carrera de Monza. Colapinto apareció como uno de los candidatos, pero faltaba un elemento clave: el dinero. En ese momento, estallaron los teléfonos con llamadas y mensajes entre sus managers y las empresas, para poder concretar la oportunidad.
Fueron dos días de intensidad, desde el domingo hasta el anuncio de Williams, que se hizo oficial el martes. “Fueron momentos de mucho sueño y mucho café, pero esas 48 representan mucho más, porque materializaron el trabajo de siete meses. La suerte existe, pero la tenés que ir a buscar”, relata Parisier, quien fue uno de los lazos entre Colapinto y el mundo empresario que reunió el apoyo económico del piloto. “Si en ese momento empezábamos con ‘Hola, él es Franco, necesito tanta plata’ no hubiera funcionado. Fue un recorrido largo que se logró materializar en ese momento. La voluntad y el deseo estaban, y después fue llevar esos meses de trabajo a términos contractuales en esas 48 horas”, relata. En términos numéricos, esa inversión rindió de inmediato, y basta sumar apenas un indicador: en apenas dos meses, Colapinto pasó de 300.000 seguidores en Instagram a más de tres millones.
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Ese recorrido incluyó el apoyo de firmas como Globant, que ya estaba vinculada con Colapinto y con la F1. La empresa nacida en La Plata es hasta 2026 socio tecnológico de la competencia, y se encarga del desarrollo de aplicaciones y el sistema de entrega de contenido que se usa en el pit wall de los equipos. “Desde el punto de vista de la marca, nos interesa estar en un lugar de awareness y llegar a la audiencia de nuestro interés. La F1 fue creciendo mucho en los últimos años, y como deporte empezó a tener otro tipo de fans, de otras edades o del público femenino, que por ahí antes no estaba tan vinculada”, dice Valeria Abadi senior vice president Brand Global de Globant.
Ese contexto facilitó el camino de esta temporada. “Nuestro impulso tuvo que ver con apostar al talento argentino y que llegue a la F2. Teníamos contrato con él mientras estuviera en la categoría, pero cuando surgió esta posibilidad no dudamos en apoyarlo en su salto”, explica la ejecutiva sobre la estrategia de la empresa, que también se sumó como sponsor de la escudería Williams, y estampó su logo sobre el auto y el traje del piloto.
Para Mercado Libre, la oportunidad también tuvo una ventana de negocio: la agenda de Colapinto en la F1 incluía una carrera en México (el fin de semana pasado) y en San Pablo (mañana), los dos mercados que concentran el 75% de los ingresos de la empresa. “Es un acuerdo hasta el final de la temporada. Queremos mover la aguja en términos de preferencia de marca, esencialmente en hombres y jóvenes”, explica Juan Lavista, vicepresidente de Marketing de la empresa, que también ingresó como sponsor de Williams. Para estas dos carreras en América Latina, los autos cambiaron su diseño, e incorporaron franjas amarillas para destacar el logo de la empresa.
“Hace rato que queremos jugar fuerte en deportes, y la F1 estaba en carpeta, es uno de los tres deportes más populares del mundo, pero no planeado para este año. Cuando ocurrió esta posibilidad, lo tomamos como una incubadora de nueve carreras para probar y ver qué tanto impacto podemos generar en esos países”, detalla el ejecutivo, sobre un fenómeno que movilizó a los argentinos, con miles de argentinos que volaron a San Pablo para verlo de cerca.