Reino Unido abandonó la Unión Europea la medianoche del 1 de febrero de 2020. Cinco años después, y tras no pocos obstáculos políticos y comerciales de por medio, los británicos parecen cada vez más desencantados con el Brexit, hasta el punto de que parte de quienes abogaron por el divorcio reconocen ahora que no volverían a votar lo mismo.

La ruptura entre Reino Unido y la UE atravesó una serie de trámites, el primero de los cuales tuvo lugar el 23 de junio de 2016, cuando un 51,9 por ciento de los votantes se posicionó del lado del Brexit en contra del teórico criterio oficial tanto del Gobierno, entonces comandado por los ‘tories’, como de la oposición laborista.

Con la perspectiva temporal de un lustro, el 55 por ciento de los británicos cree ahora que hicieron mal en salirse de la UE, según una encuesta publicada este misma semana por la firma YouGov. Una de cada seis personas que votaron a favor del Brexit consideran que fue un error.

Este cambio de idea deriva de la percepción generalizada de que el Brexit no ha implicado para Reino Unido tantos beneficios como se le atribuían. Sus partidarios, entre los que destacaba Boris Johnson, se agarraron al eslogan de «recuperar el control» para reivindicar el derecho soberano de Reino Unido a tomar sus propias decisiones sin supuestas dependencias o imposiciones externas.

Entre los objetivos declarados figuraba reducir la inmigración, pero los datos evidencian que en 2023 la tasa de migración neta arrojó un saldo positivo de 906.000 personas y no se esperan grandes recortes a corto y medio plazo. La Oficina Nacional Estadística prevé de hecho que la población aumente en cinco millones durante los próximos diez años, en gran medida por el impacto de los inmigrantes.

El 62 por ciento de las personas consultadas por YouGov se inclina por considerar que las consecuencias de abandonar la UE tienden más hacia el fracaso que hacia el éxito, una valoración que confiesan uno de cada tres votantes del Brexit. Sólo el 22 por ciento de estos electores hablan de éxito, mientras que el 38 por ciento deja su valoración en plano.

EL NUEVO MARCO DE RELACIONES

El actual primer ministro, el laborista Keir Starmer, ha dejado claro que no se plantea ningún paso atrás y que persisten ‘líneas rojas’ como el Mercado Único y la Unión Aduanera, pero sí ha abierto la puerta a «reiniciar» las relaciones con un bloque con el que Reino Unido está condenado a entenderse.

La Unión Europea sigue a la espera de saber qué entiende el Gobierno británico por ‘reiniciar’ las relaciones, ya que en los contactos que ha habido hasta ahora Londres no ha puesto propuestas concretas, salvo rechazar el año pasado un primer intento de acercamiento de Bruselas para acordar un plan para facilitar la movilidad de los jóvenes de ambos lados del canal de la Mancha.

El comisario de Comercio europeo, Maros Sefcovic, negociador de la Comisión para el actual marco de relaciones, ha planteado en una reciente entrevista a la BBC la incorporación de Reino Unido al Convenio Paneuromediterráneo (PEM), destinado a facilitar los intercambios entre sus integrantes e integrar las cadenas de suministro, y Downing Street en principio no ha descartado la oferta.

En líneas generales, la ciudadanía quiere una relación más estrecha con la UE –así lo piensan el 64 por ciento, según YouGov– e incluso cerca de la mitad respaldaría la entrada en el Mercado Único y la Unión Aduanera. Un 55 de los británicos encuestados quiere directamente que Reino Unido vuelva a ser un Estado miembro de la UE.

LAS HERIDAS POLÍTICAS

Parte del análisis político realizado ‘a posteriori’ ha llegado por boca de algunos de sus principales protagonistas, a golpe de autobiografías. En sus memorias, Cameron acusó a Johnson de apoyar el Brexit sólo para lanzar su carrera política, algo que a la postre terminó ocurriendo ya que llegó a ser primer ministro.

Johnson, por su parte, afirmó en su propio libro que Cameron llegó a amenazarle con «joderle para siempre» si se aliaba públicamente con los partidarios del Brexit. Hoy ambos están ya fuera de la primera línea política, aunque Cameron tiene un cómodo escaño en la Cámara de los Lores que le permitió ser ministro de Exteriores en el anterior Gobierno y Johnson es requerido para lucrativas conferencias.

Los ‘tories’, en pleno proceso de reconversión, reconocen ahora «errores» pasados, como admitió en un reciente discurso la actual líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, sin culpabilizar a nadie en concreto. Badenoch lamentó principalmente que no existiese un plan de crecimiento claro para la etapa fuera de la UE.