Los recuerdos de infancia suelen estar llenos de momentos cotidianos: jugar en el parque, ir a la escuela, ver televisión en familia. Pero para April Balascio, cada ciudad a la que se mudaban escondía un patrón escalofriante. Su padre, Edward Wayne Edwards, tenía un historial de violencia y encanto a partes iguales. Era el tipo de persona que podía ganarse a los vecinos en una tarde y luego destrozar su hogar con una pistola al día siguiente. En sus palabras: “Los niños no son tontos. Siempre había alguien asesinado dondequiera que viviéramos”.
Cuando Balascio ya era adulta, comenzó a investigar lugares en los que vivió durante su infancia. La búsqueda de casos sin resolver en Watertown, Wisconsin, desató una revelación que cambiaría su vida. Los famosos “asesinatos de los enamorados”, ocurridos en 1980, involucraban a dos adolescentes que desaparecieron tras una boda. Edwards había trabajado como operario de mantenimiento en el salón donde fueron vistos por última vez. Al leer los reportes, Balascio recordó: “Estaba literalmente temblando. De repente me acordé de todo”. Contactó al detective a cargo del caso y compartió sus sospechas. Semanas después, una prueba de ADN confirmó que su padre estaba involucrado.
Edwards fue arrestado en 2009 y confesó haber cometido cinco asesinatos. Sin embargo, falleció en prisión en 2011 antes de ser ejecutado mediante inyección letal. La conexión de Edwards con otros crímenes sigue siendo objeto de interés para Balascio, quien afirma a PEOPLE: “Me gustaría investigar algunos de ellos nuevamente”.
Una niñez entre violencia y mudanzas
La infancia de Balascio estuvo marcada por constantes mudanzas. Edwards solía sacar a la familia de la casa sin previo aviso, muchas veces en medio de la noche. Aunque en público podía ser encantador, dentro de casa su comportamiento era impredecible y violento. Un episodio que quedó grabado en su memoria fue cuando él disparó un rifle en el salón de su hogar, aterrorizando a sus hijos. En otra ocasión, hizo que disparara una escopeta que casi le dislocó el hombro.
Este comportamiento extraño y las frecuentes obsesiones de Edwards con los reportes de crímenes en los periódicos despertaron las dudas de Balascio. Sin embargo, la lealtad hacia un padre puede dificultar la percepción de la realidad. Como ella misma reconoció: “Había empezado a deshilacharse la barrera que separaba el concepto de ‘papá, a quien amaba’, del ‘hombre con el que vivíamos y que hacía cosas malas’”.
Escribir para sanar y buscar justicia
Para la mujer, la escritura de sus memorias, “Raised By a Serial Killer: Discover the Truth About My Father” (Criada por un asesino en serie: la verdad sobre mi padre), fue una experiencia transformadora. Aunque enfrentó momentos emocionalmente intensos, también encontró una forma de reconciliarse con su pasado. “Fue una experiencia sanadora, pero también muy difícil. En un momento estaba contando una historia sobre mi infancia y me reía, y luego comenzaba otra historia y lloraba y me enojaba. Tenía una amplia gama de emociones”, explicó.
El libro, que se publicará el 3 de diciembre, narra su infancia bajo el control de un padre violento y carismático, y busca despertar interés en casos sin resolver que podrían estar relacionados con Edward Wayne Edwards. “Mi objetivo es que el libro gane impulso y pueda llegar a personas con recuerdos que puedan ayudar a responder algunas preguntas”, explicó Balascio al medio.
Lejos del oscuro legado de su infancia, la mujer vive hoy en Florida, rodeada de naturaleza y paz. Su hogar, compartido con gatos, patos, gallinas y perros, contrasta radicalmente con los escenarios que marcaron sus años de formación. “Estoy agradecida de haber podido contar mi historia”, afirmó.
Aunque ha logrado construir una nueva vida, no busca reconocimiento por haber denunciado a su padre. “Hay dos palabras con las que no quiero que me asocien. Una es ‘víctima’. No soy una víctima. Me considero una sobreviviente. También odio la palabra ‘héroe’. No soy una heroína. Lo único que hice fue contar mi historia y sacar a la luz algunas situaciones”, afirmó.
Balascio reconoce que las experiencias vividas bajo la sombra de su padre estuvieron llenas de momentos difíciles y confusión. Sin embargo, su decisión de revelar la verdad abrió puertas para que otros comprendieran los impactos de un pasado marcado por secretos y violencia. Como expresó: “Había tanta oscuridad allí”.